Con Cacho Castaña se cierra una época de la cultura porteña

Cacho Castaña, cantante y autor de cuño popular que supo alcanzar éxitos tanto en la balada como en el tango o en el género tropical, falleció ayer a los 77 años como consecuencia de un delicado estado de su salud que por su adicción al cigarrillo minaba su actividad desde hace casi quince años.
Nacido en el barrio de Flores como Humberto Vicente Castagna el 11 de junio de 1942, fue un autoconvencido “ganador” tanto en su arte como en la vida, casi un mito viviente, que además de llenar muchas veces el Luna Park y otros locales, se casó o convivió en forma compulsiva y se metió en el lecho de ricas y famosas.


Integrante de una generación para la cual el machismo estaba naturalizado, también cantaba: “Si te agarro con otro, te mato. Te doy una paliza y después me escapo”, un hit de 1975 por el que más recientemente recibió fuertes críticas.


Autor de canciones que se hicieron famosas, como “Café La Humedad” y “Garganta con arena”, que le dieron dinero y celebridad a raudales, al igual que productos como “Quieren matar al ladrón”, Castaña se deslizó en un vaivén entre lo sublime y lo demagógico, siempre a la espera de la aprobación de un público incondicional.
Entre esos títulos se encuentran el autocelebratorio “Lo llaman el Matador”, “Señora, si usted supiera”, “Ojalá que no puedas”, “Para vivir un gran amor”, “Septiembre del 88”, y los homenajes “Tita de Buenos Aires”, por la Merello, y “La gata Varela”, por Adriana Varela.
Sus últimas apariciones en TV, en el programa “Buenos muchachos”, conducido por Beto Casella y en el que compartió el panel con el “Bambino” Veira, Alfio “Coco” Basile y Guillermo Cóppola lo mostraron con una salud claudicante, con pocas intervenciones verbales.


El éxito del ciclo de C5N se trasladó al céntrico teatro Opera, pero allí debió ser sustituido por el actor Miguel Angel Rodríguez, dueño de una presencia teatral genuina y gran sentido para la improvisación.
Profesor de piano a los 14 años, Castaña integró varias orquestas de tango y a mediados de la década de 1960 comenzó a hacerse popular a través de “Sábados circulares”, el programa ómnibus que Nicolás “Pipo” Mancera difundió por Canal 9 y luego por otras emisoras.
Fanático San Lorenzo, participó de los festejos del centenario de la institución en 2008 y más de una vez vistió esa casaca en partidos de beneficencia.
Las andanzas amorosas de Cacho Castaña incluyen los nombres de Susana Giménez, Jorgelina Aranda, Mónica Gonzaga y Silvia Peyrou, con quien tuvo una sonada batalla legal por paternidad, y otras mujeres que se hicieron conocidas por la llamada “prensa del corazón”.


Aún septuagenario, sus gustos se inclinaron sobre mujeres muy jóvenes, algunas con edades que podrían corresponder a sus hijas.
En agosto de 2016 se casó con Marina Rosenthal -34 años menor que él- para oficializar una relación que llevaban desde 2012 y que se concretó en el Café La Humedad, ante la presencia del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien ofició de juez de paz.
Ganador del Premio Gardel 2005 por su disco “Espalda con espalda”, compuso música para cine y TV y como actor debutó en “El mundo es de los jóvenes”, de 1970, seguida por “El cabo Tijereta” y la tetralogía “Los éxitos del amor”, “La carpa del amor”, “La playa del amor” y “La discoteca del amor”, las dos últimas dirigidas por el maestro Adolfo Aristarain.
En TV tuvo intervenciones actorales en “Resistiré” (2003), “Los Roldán”, “Por amor a vos” y “Dulce amor”, emitida por Telefe durante 2012 y protagonizada por Sebastián Estevanez y Carina Zampini, donde le tocó hacer de ex de Georgina Barbarossa.


Sus grabaciones, en número de 22, comenzaron en 1972 con el LP “Cacho Castaña” e incluyen “La historia del ladrón”, “Para vivir un gran amor”, “Estoy cambiando”, “Mujeres… mujeres”, “Cacho de Buenos Aires”, “Más atorrante que nunca” y “Aquellos viejos amores”, editado en 2013.
En 2005, Cacho Castaña había sido internado por una dolencia cardíaca, en 2011 por problemas respiratorios y el 24 de diciembre de 2013 fue ingresado en Los Arcos por complicaciones derivadas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) que padecía a causa de su adicción al tabaco.


Desde fines de 2018 su estado comenzó a volverse aún más frágil, con recurrentes internaciones asociadas a sus afecciones respiratorias.
El 5 de agosto último volvió a ser hospitalizado, esta vez por una neumonía, y fue dado de alta cuatro días después, aunque el 23 del mismo mes retornó al sanatorio por un virus respiratorio.
Castaña permanecía bajo sedación profunda desde hacía dos semanas, debido a complicaciones por un cuadro de neumonía, por lo que estaba con soporte de un respirador artificial. Además, se encontraba en tratamiento por una falla renal y sufría problemas respiratorios crónicos.
Continuaba su recuperación en el Remeo Center de Pilar, hasta que su estado volvió a agravarse y fue ingresado nuevamente en Los Arcos, donde falleció.

Los amores de Cacho Castaña

Cacho Castaña tuvo una intensa vida amorosa, en algunos momentos salpicada por escándalos e infidelidades, y no se le conoce descendencia. Vivió romances fogosos que ocuparon tapas de revistas,. Las historias más recordadas son las que mantuvo con Susana Giménez, Mónica Gonzaga, Jorgelina Aranda, Diana María y Marina Cabrales.
Con Susana, acaso el más destacado de todos sus romances, se conocieron a mediados de los 70, mientras grababan una película, pero en ese momento no pasó nada porque ella estaba de novia con Héctor Cavallero. Además, la diva estaba en un momento de distanciamiento de Carlos Monzón. Más allá de todo lo dicho e imaginado acerca de la relación entre Cacho y Susana, duró apenas siete meses. Años después. el cantante recordaría aquel romance a su estilo: “Susana es ingenua, todos le mordieron el monedero. Yo fui el único gil que no le sacó un sope”.

Mónica Gonzaga fue el romance que terminó con su primer matrimonio, el que había contraido con Diana María.


Si el de Susana fue el más recordado, el que mantuvo con Silvia Peyrou fue el más escandaloso. En el verano de 1995, Cacho Castaña tuvo una relación fugaz con la actriz y vedette. En ese tiempo, ella tuvo un hijo llamado Santino al que Cacho, en un principio, no reconoció. Tras una mediática batalla legal sí lo hizo, pero luego, pruebas de ADN mediante, demostraron que Cacho no era el padre biológico. “Nunca se lo perdoné a Peyrou y es la única mujer con la que nunca me reencontraré. Lo que me hizo fue muy feo”, recordó tiempo después .

En 2016, con 74 años, volvió a apostar al matrimonio. La elegida fue Marina Rosenthal Cabrales, una psicóloga marplatense 34 años menor.


Tres veces se casó legalmente Cacho Castaña, pero otras dos fueron, en sus propias palabras, “una truchada”. La primera de esas “truchadas” fue con la actriz y vedette Selva Mayo, con quien se casó bajo el rito umbanda. La segunda fue con Mónica Gonzaga, pero esta vez bajo el rito gitano.

Cacho y aquella desafortunada frase

La frágil salud de Castaña no impidió que en diciembre de 2016 llegara al Teatro Colón en compañía de amigos como Tini Stoessel, Alejandro Lerner, Valeria Lynch y Marcela Morelo y que en mayo de 2018 concretara su encuentro con Ramón “Palito” Ortega para el espectáculo “Juntos” que colmó el estadio porteño Luna Park.
En medio de esos acontecimientos, Castaña cosechó repudios por haber dicho en enero de 2018 en el primer envío del ciclo “Involucrados aquí y ahora” (América) que “si la violación es inevitable, relájate y goza”, lo que motivó que la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, advirtiera que esa declaración “no hirió a alguien en particular, sino a toda la sociedad”.
Cacho Castaña pidió disculpas y atribuyó sus dichos a “un refrán viejo que en mi época era muy divertido, cuando yo tenía 15 años, hace ya 60 años y hoy en día no es divertido”, admitió.


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