Conectados: Mujeres del rock

Cuando era niña, mi único escape era la música. Siendo adulta me pasa lo mismo. Jugaba en el baño de mi casa frente al espejo a ser periodista y leía la revista “13/20” que tenía mi hermano mayor, podía estar horas haciendo eso.

También imaginaba y me decía: ¡qué suerte tienen los hombres! ¡Pueden hacer cosas que nosotras no! Todo lo que me gustaba estaba relacionado

al hombre, por ejemplo el fútbol y el mundo que me atrapó, el del rock.

A mi casa llegó el primer disco de Fabiana Cantilo, “Algo Mejor”, y todo lo que pensaba de niña se empezó a derrumbar y nació ese universo que tanto admiro: las mujeres y el rock, ¡sisisisi! Hay mujeres que no juegan el papel de musas, acá hay mujeres que

son protagonistas de su propio ser.

Algo tengo que hacer, ¿tocar un instrumento? No soy de madera, me decía. De adulta ese universo se metió en mis pupilas, en mi iris, en mi retina, en mi astigmatismo. Así nació “Los dedos de ella”. Nunca le había prestado atención a mis ojos… en realidad sí, era el bullying de muchos, ya que son grandes.

Los dedos de ella muerden, acarician, juegan, lloran, ríen, también tienen movimientos orgásmicos; los dedos de ella son de una música chilena, en un sótano todo transpirado en Valparaíso, cuando empecé a jugar, pero esta vez haciéndo real a lo que jugaba en el baño de mi casa leyendo por horas la “13/20”.

Cuando entrás a un bar perdido por San Telmo y encontrás a una mujer elegante con el estilo de las mujeres de los años 50 y te canta con una voz cautiva en un sillón…

Era Juliana Gattas.

Me fui suspirando todo el trayecto a casa sin darme cuenta de quién era hasta que vi las fotos que tomé al día siguiente.

“Gracias por mirarme así”, me dijo al encontrarse en la foto Loli Molina.

Con esa foto me rebotaron en una entrevista de trabajo para una revista de rock. Pero con esa foto me animé a exponer en una muestra entre artistas plásticos reconocidos, en la cual fue bien recibida.

Esta foto siempre fue mi intriga: ¿quién será?

“Mira le esencia no las apariencias/mira la esencia no las apariencias(…)

El cuerpo es sólo un estuche/y los ojos las ventanas de nuestra alma aprisionada(…)” (“El Estuche”, de Aterciopelados).

“Cuida tus ojos, cuida tu mirada”, me dijo Andrea Echeverri en un intercambio de palabras.

Haber hecho fotos en ese sótano fue lo más gratificante que me pasó. El lugar era oscuro, muy diminuto y con muy poca luz para hacer buenas tomas.

No había escenario, estabas altura piso, o sea estaba en mi mundo, llovía y todo era bastante húmedo en Valparaíso, Chile. Paulina Cadiz Valenzuela es una bajista áspera y fue mi gran desafiante a la hora de mirarla bajo mi lente.

Ese reflector fue mi iluminación de toda la noche, una noche bastante salvaje como las que me gustan mirar.

Perfil: Silvina Ojeda

Nacida en Cipolletti, ofició de periodista de rock desde el 2009 hasta el 2010, en Buenos Aires, para luego sumergirse en su proyecto fotográfico, “Mujeres del Rock”. Ha ganado un concurso en San Sebastián, (España), donde quedó seleccionada entre diez fotógrafas del mundo. Expuso con artistas como Milo Lockett, Claudio Roncoli, Sol Storni, Emilio Fatuzzo y Juan Doffo. Recorrió el país con su muestra de “Mujeres del Rock #instantaneas”.


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