Contexto: Apropiarse de la enseña patria, saludable

Un vacío recorre hoy la significación de los símbolos patrios en la vida cotidiana de los argentinos, según coinciden especialistas, para quienes está en crisis el valor de identidad y continuidad histórica que marca el pasado y los elementos fundadores de la Nación, como el himno, la bandera y el escudo.

Mientras tanto, cobran presencia otras manifestaciones vinculadas con los símbolos, como la camiseta del seleccionado nacional de fútbol. O acontecimientos como la jura de la bandera, ayer, por parte de 400 civiles en Bariloche (que contrasta tan fuertemente con los argentinos que decidieron por estos días hacer el servicio militar en España, bajo la tutela de un pabellón tan distinto al celeste y blanco).

Ante esto, algunos especialistas se preguntan si estos hechos acercan a la gente a los símbolos y les dan sentido de pertenencia al país, o en realidad el tema es que están cerca de sus ídolos y lo otro es circunstancial, meramente transitorio.

«Lo bueno de los símbolos patrios es que sean conocidos como una creación histórica y se los aprecie como marca de identidad», destaca el historiador Gastón Burucúa, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El especialista, que resalta en principio el sentido básico de ser poseedores de determinados emblemas, añade que «lo importante es verlos como creaciones nuestras, y apropiarnos de ellos con su relieve histórico pero no convertirlos en un mito que nos ahoga».

A su vez, la apropiación de los símbolos nacionales por parte de distintos regímenes políticos elitistas o autoritarios, a lo largo de la historia del país, o de quienes pregonan los valores patrióticos pero no defienden los intereses nacionales, alejó en un momento y otro, a la gente, de la significación de aquellos elementos fundadores de la Argentina. Al hablar el tema con docentes, estos notan que «en general, el adolescente no se siente identificado; yo creo que hubo un quiebre con los símbolos porque fueron un caballito de batalla de la dictadura». Por ello, dicen, que tratan de que los alumnos tomen conciencia de que el símbolo nacional está ligado a nuestra identidad y acá está el gran dilema sobre qué pasa con nuestra identidad.

A su vez, Favio Wasserman, docente universitario de historia e investigador de la UBA, expresa que «saludar a la bandera, o los actos patrios, son un ritual absolutamente vaciado de sentido», expresó «No se percibe actualmente -añadió Wasserman- que el pasado forma parte del presente y orienta al futuro; algo que antes no estaba en discusión, pero que ahora se perdió, porque es obvio que no hay expectativas respecto del futuro en términos individuales y de conjunto». Por su parte, Juan Peragallo, psicólogo y asesor educativo, precisó que «antes la gente tenía una identidad por pertenecer a un país y estar arraigado a una cultura, pero en la actualidad la gente esta más identificada con determinadas marcas y hábitos de consumo».

Una larga historia, atravesada por cambios institucionales, socioculturales y económicos, que cuestionan aspectos de la pertenencia a una historia común, son parte del conjunto de factores que genera esta manera de sentir e instrumentar en la actualidad, los símbolos nacionales.

Horacio Lara


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