Convocatorias

Por Héctor MAuriño

Sea porque quiere cambiar el eje del debate público -centrado en el escándalo del clientelismo corrupto del gobierno-, sea porque ha terminado de alinearse con Carlos Menem, o por ambas cosas a la vez, al lanzar esta semana la fecha de elecciones para el 30 de marzo, juntamente con las nacionales, Sobisch recuperó en buena medida la iniciativa y le complicó la vida a la oposición.

A excepción de Quiroga, que al adelantar él también la fecha de los comicios municipales le complicó el panorama al propio Sobisch, el resto del arco político se ve precisado ahora, mal que le pese, a girar el eje, al pasar de la relativamente distendida actividad opositora, a la trabajosa interna partidaria para definir candidatos, tejer alianzas y elaborar una mínima propuesta con la cual avanzar.

Es cierto que no hay decreto de convocatoria y lo único que existe es el anuncio verbal del gobernador. Pero, se concreten o no los comicios en la fecha indicada, ¿quién podría quedarse cruzado de brazos sabiendo que la competencia electoral está latente?

Es un secreto a voces que en la puja con Carlos Menem, Duhalde habría decidido dilatar lo máximo posible no sólo la interna sino las propias elecciones nacionales. El ministro de Interior, Jorge Matzkin, reconoció ayer que la fecha del 30 de marzo podría postergarse unos días.

En este contexto la mayoría de los dirigentes locales, en la Alianza, el PJ, el ARI y el socialismo, tendió a interpretar que Sobisch, sirviéndose una vez más del alto grado de confusión nacional, habría convocado de palabra para una fecha en la que deliberadamente no cree que se vayan a realizar los comicios. Todo con la expectativa de cambiar el eje de la discusión, saturada por los sucesivos escándalos de la discrecionalidad oficial con la ayuda social.

Así, la oposición optó por embarcarse en un debate con el MPN sobre la legalidad del adelantamiento de las elecciones. Para la Alianza, el ARI y el PJ, los comicios deben realizarse entre 30 y 60 días antes de la culminación de mandatos y para poder unificarlas con Nación esa última fecha debe coincidir para las dos jurisdicciones.

Menos preocupado por este debate, Quiroga no esperó ni un instante y lanzó su propia convocatoria para el 2 de marzo, adelantando como había insinuado las elecciones municipales a las provinciales. Su decisión cayó como una bomba en las filas del sobischismo, que no contaba con una complicación de esta naturaleza en el principal frente electoral de la provincia. Donde para colmo de males es oposición y donde el mayor nivel social de buena parte del electorado hace inocuo el poderoso aparato clientelista del MPN. Por una vez Sobisch tomó de su propia medicina.

En realidad, desde que se bajó del avión que lo trajo de Estados Unidos y tiró el tema electoral sobre la mesa, Sobisch y Quiroga se habían prometido una reunión a solas para hablar de las elecciones. Pero esa reunión nunca se concretó y Sobisch lanzó la fecha por tevé. No sólo Quiroga, según fuentes del gobierno el propio Jorge Sapag se enteró por la pantalla. Pero ya se sabe: el gobernador hace más caso a su instinto que a sus aliados y seguidores.

La decisión de Quiroga golpeó fuerte en las filas del gobierno porque complicó su ingeniería electoral en el punto más sensible y también porque la jugada provino de alguien que a pesar de ser la figura más expectante de la oposición ha sido en la práctica un aliado.

Aunque es consciente de que su decisión causó conmoción Quiroga, como el resto de la oposición, tiende a pensar que Sobisch no cree que Duhalde vaya a dar elecciones el 30 de marzo, ni siquiera 15 días después como dice ahora Matzkin, sino probablemente recién en setiembre u octubre del 2003.

Si bien en el entorno del intendente no descartan una nueva convocatoria por parte del gobernador no están seguros de que, llegado el caso, les convenga a ellos mismos cambiar la fecha. «Este año zafamos por las regalías, pero el año próximo puede ser muy difícil si se vuelve a complicar el panorama nacional», admiten por lo bajo.

La aprensión suena lógica para una estrategia como la de Quiroga, basada casi exclusivamente en la gestión y en un trato tan pragmático con el gobierno provincial que ha terminado por enajenarle el respaldo de aliados correligionarios.

Por eso, y porque cree que puede ganar el 2 de marzo, el quiroguismo tampoco espera que, más allá de una campaña que promete ser dura Sobisch, ahora que sus proyectos tomaron rumbos diferentes, le vaya a hacer la vida imposible. «Si ganamos, en 28 días podemos hacer mucho daño», deslizan los hombres del intendente.

Pero, claro, no es seguro que ganen, ni que Sobisch sea benigno con quienes le disputan la principal ciudad de la provincia.

Quiroga dio el primer indicio de que se despegaba de Sobisch a comienzos de semana, cuando el Comité Capital de la UCR convocó a internas para el 12 de enero y se confirmó que él iba por la reelección. Pero aunque una vez más eligió transitar el camino de su propio partido, lo que a esta altura concibe con cierta resignación, Quiroga no descarta un frente que lo deje un período más en la comuna y le permita disputar la gobernación en el 2007. Así se explica la presencia a su lado de justicialistas como Luis Baca Cau y Juan Zaldarriaga.

Es probable que el intendente, colocado a la cabeza del único proyecto de poder relativamente diferente del de Sobisch, logre convencer a algunos peronistas. Pero es más difícil que consiga reconquistar a sus desencantados ex socios de la Alianza.

Héctor Mauriño

vasco@rionegro.com.ar


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