Tigre venció a Boca y se consagró campeón de la Copa de la Superliga

El fútbol no sabe de merecimientos y sólo se justifica con goles. La efectividad es la parte medular del premio y en gran parte de la final, a Boca le faltó justamente eso. La jerarquía de sus jugadores, la velocidad de movimientos y peso propio de ser un equipo grande, reubicó por un momento a este Tigre de los milagros, que venía de comerse crudo a sus rivales en esta primera edición de la Copa de la Superliga que jamás olvidará.

El Matador se consagró campeón por primera vez en sus 116 años de historia. La épica del equipo de Victoria se agiganta no sólo por la jerarquía de su rival, sino porque su hora de máxima gloria llega en la misma temporada que descendió de categoría. Además, se convertirá en el primer equipo del ascenso en jugar la Copa Libertadores.

El Xeneize se movía rápido por el campo del Kempes y no le daba tiempo a Tigre de ajustar marcas. Cuando el reloj marcaba el primer cuarto de hora, Mauro Zárate habilitó de primera a Darío Benedetto pero el modo goleador del Pipa sigue inactivo. El derechazo esquinado llevaba destino de red, pero el palo se lo negó.
Boca trepaba al galope por las bandas y en una de esas incursiones Sebastián Villa ingresó al área con decisión, pero su disparo murió en las manos del arquero Marinelli. Era todo del Xeneize, menos el marcador.

El juego de Tigre no era lo suficientemente atildado y prolijo de las series anteriores, pero de todas maneras se las ingenió para ponerse al frente, aunque con ayuda. Federico González se metió en el área, se perfiló y le dio fuerte al primer palo. El balón pasó por debajo del cuerpo de Andrada, de floja respuesta, y de esta manera el Matador se ponía arriba. El gol fue un mazazo para el equipo de Gustavo Alfaro.
Lo fue aún más cuando a los 30’ Fede González habilitó a Janson en el área. El delantero le ganó el mano a mano a Izquierdoz, el defensor le hizo falta y Pitana cobró penal. El mismo Janson se encargó de la pena y el Matador, letal, aumentaba la ventaja.

Todos los xeneizes a la carga
Boca puso mucha gente en el campo de Tigre en el complemento. Generalmente cayó en la tentación del camino corto y desembocó en el embudo que le planteó Tigre atrás. Aún así, fue todo de Boca en el ST, menos el gol claro está.
Benedetto, inmerso en la fatalidad cíclica del artillero con pólvora mojada, no pudo quebrar su maleficio que ya alcanza una docena de partidos sin marcar en torneos locales. El Pipa lo tuvo de palomita a los 18’, pero el balón se fue pegado al palo izquierdo de Marinelli, ya vencido. Un minuto después, el ‘1’ de Tigre le tapó el descuento y a los 31 le metió un perfecto cabezazo a un centro de Tevez, pero el balón se estrelló en el travesaño.
Alfaro metió a Wanchope Ábila, también a Pavón pero no hubo caso. La pelota, aliada con el Matador, no entró en su arco. La hazaña fue tomando forma y los hacedores del milagro estallaron en llanto cuando Pitana marcó el final. La gesta del Matador ya era una dulce realidad…

Tigre fue la revelación de la Copa de la Superliga y consiguió meterse a la final como un gigante tras aplastar a Atlético Tucumán con un 5-0 de local y 1-0 de visitante.

En su camino a la consagración dejó afuera a Colón, Unión y al campeón de la Superliga, Racing.

Agencia: AFP


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