Copromaneu, o la historia de un fracaso

La barrera sanitaria conspiró en su contra.

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NEUQUÉN (AN).- Copromaneu pasó a ser un símbolo de un emprendimiento productivo que fue creado a instancias de una paciente planificación estatal hace 25 años por fuera de la actividad hidrocarburífera, y que fracasó. El 5 de marzo de 2013 se deberán verificar los créditos de sus acreedores, entre los que se encuentran los 37 empleados, ganaderos, el Estado y entidades financieras, y el 22 de abril se conocerá la fecha de remate de las instalaciones, según lo dispuso el juez civil Gustavo Belli. El concurso de acreedores comenzó en 2009.

“Por todos los medios se intentó evitar la quiebra. Se buscaron socios que pudieran levantar la producción, se le dio subsidio provincial a los empleados y créditos a los empresarios”, comentó el diputado provincial y exintendente de Senillosa, Raúl Béttiga (MPN).

Indicó que el proyecto de hacer un polo de industrialización cárnica nació de la mano de un grupo de empresarios vinculados al sector ganadero, por ello adquirió el nombre: Cooperativa de Productores Matarifes de Neuquén. Luego de una crisis financiera fue adquirido por empresarios de otros rubros de actividad económica “y la realidad terminó con este desenlace”.

Sostuvo que tiene un fuerte impacto en Senillosa la pérdida de casi 40 fuentes de empleo. “Fue una quiebra anunciada con una gran deuda a productores y a los empleados”, sentenció, y manifestó su esperanza en que si se venden las instalaciones pueden ser adquiridas por empresarios que apunten a su reactivación, aunque observó que sería necesario una actualización tecnológica.

El proyecto fue pensado como una gran industria cárnica. De hecho la estructura fue única en el tratamiento de los efluentes, la separación de éstos en orgánicos e inorgánicos, tenía un horno donde se reducían los residuos, y se le había otorgado un predio en el Parque Industrial para que se realicen corrales para contener los animales.

En los 90 fueron fatales las barreras sanitarias que impedían el ingreso de animales en pie desde el norte del río Colorado, porque la producción local no alcanzaba la cantidad necesaria para su puesta en funcionamiento. Alrededor de esta planta se planificó también una curtiembre que ya sufrió su quiebra al ser rematadas sus precarias instalaciones por orden del Instituto Provincial de Desarrollo Productivo, Iadep. Esta industria iba a hacerse cargo de los cueros. También se asoció al proyecto una fábrica de alimento balanceado que aún sobrevive.

“Las empresas vinculadas a la ganadería fueron reemplazadas por emprendimientos del rubro petrolero, y mantener esto, más cuando la provincia pregona la inversión de mataderos en distintos puntos de la provincia, hubiera sido bueno que continuara el de Senillosa porque sus instalaciones son ideales”, comentó el ex intendente.

Confesó sentirse decepcionado por el remate porque “vi nacer al proyecto”. Recordó a la familia Cabezas y Antonio González como los grandes impulsores.

El matadero de Senillosa iba a ser una de las alternativas a la actividad hidrocarburífera. Quebró y será rematado.


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