¿Crédito para Hollande?
Análisis
Gerd Roth y Hanns-Jochen Kaffsack
DPA
El presidente francés, François Hollande, lucha desde hace meses contra una economía renqueante y unas encuestas pésimas. Pero tras los atentados de la semana pasada, el mandatario recibió el domingo un impresionante apoyo por parte de los líderes mundiales, mientras casi cuatro millones de franceses salían a las calle siguiendo su llamada en defensa de los valores de la república. Esa ola de solidaridad podría dar un impulso al líder socialista en la segunda parte de su mandato.
Sin embargo, la movilización surgida en los últimos días podría ser un episodio efímero. ¿Se beneficiará el jefe del Elíseo sólo brevemente de la firme determinación que mostró tras los atentados terroristas, invocando la unidad nacional?
El gobierno de Hollande, abrumado hasta ahora por los malos datos económicos y el elevado desempleo, apuesta ahora por la seguridad. Un día después de la multitudinaria marcha de apoyo a las víctimas, el ministro de Defensa anunció la movilización de 10.000 soldados para reforzar se seguridad interna y proteger “puntos sensibles”. El primer ministro, Manuel Valls, prometió subsanar los errores de seguridad interna y anunció nuevos pasos en la lucha contra el terrorismo, como la posibilidad de realizar escuchas o el aislamiento de los islamistas en las cárceles.
A Hollande le conviene que la “unidad nacional” que ha invocado se mantenga sin fisuras. Pero el ex presidente Nicolas Sarkozy, su principal adversario político, ya dio muestras de lo contrario con algunos comentarios críticos.
Mientras Francia se va recuperando de la conmoción de los atentados terroristas, en los que murieron 17 personas, los políticos tienen ya en mente las elecciones departamentales de marzo. Entonces se demostrará si Hollande consigue beneficiarse del crédito logrado gracias a su gestión tras los atentados terroristas. También será la primera prueba de fuego de Sarkozy desde su regreso al frente del partido conservador UMP. Aunque las miradas se centrarán sobre todo en Marine Le Pen y su formación de extrema derecha, el Frente Nacional, actualmente en auge y que podría beneficiarse de los últimos acontecimientos.
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