Crimen de Plottier: la fiscalía lo calificó de «deliberadamente cruel», la defensa planteó una agresión sexual

Hoy comenzó el juicio por jurados contra Sara Miranda, acusada del asesinato de Roque Mora.

«Deliberadamente cruel». Así calificó el fiscal jefe, Agustín García, al asesinato que según indicó, cometió Sara Miranda, que entonces tenía 45 años, contra Roque Mora, de 73, el 10 de julio de 2020 en Plottier. Sostuvo ante el jurado popular, encargado de definir la responsabilidad, que el crimen lo perpetró con el fin de robarle dinero y que para eso lo torturó. La defensora Celina Fernández cuestionó la autoría del hecho y planteó un escenario de agresión sexual.

En su alegato de apertura de hoy, García remarcó que Mora era un adulto mayor con problemas de salud, muy débil: insulinodependiente y con dificultades motrices. Dijo que hacía un mes que había enviudado y que vivía solo. Ese día, aseguró, Miranda merodeó el domicilio del hombre desde las 18.20. Ella lo conocía porque había trabajado cuidando a su esposa. Ingresó por primera vez a la vivienda a las 18.35. Estuvo muy pocos minutos y volvió a las 19.50.

En ese momento fue que comenzó a reclamarle el dinero. El fiscal indicó que lo golpeó «salvajemente» una y otra vez con «elementos cortantes» para que le dijera dónde estaba la plata. Por ello fue que le «fracturó dedos», «le arrancó un diente» y lo lastimó en el brazo, abdomen y el torso. Mora cedió y le señaló donde estaban guardado sus ahorros. Se llevó aproximadamente 50.000 pesos. Después lo apuñaló y se fue.

El abogado querellante, Gustavo Lucero, usó una pizarra blanca para alegar. «Respetables miembros del jurado», comenzó. Citó la declaración de Derechos Humanos y subrayó que todo individuo tiene derecho «a la vida y a la seguridad individual» y que están prohibidos los tratos «crueles, inhumanos y degradantes».

Marcó que la víctima «tenía derecho a su dinero con el cual atendía sus necesidades de vida».

Escribió en la pizarra «no robar, no al maltrato, no matar», casi como una evocación a los diez mandamientos, principios morales rectores del cristianismo.

Lucero se valió de una pizarra para remarcas sus ideas. Foto Florencia Salto.

Hizo especial hincapié en que «ser hombre o ser mujer no nos da el derecho a matar» y que en tal caso son «iguales ante la ley».

La defensora le manifestó al jurado que espera un «juicio justo» más allá de todas las «interpretaciones y adjetivaciones». Si bien no brindó demasiados detalles se refirió a una agresión sexual y solicitó al jurado que presten atención al «contexto» en el que se produjeron los hechos.

Fernández afirmó que los acusadores durante la investigación y cuando decidieron llevar el caso a debate oral mencionaron que si hubo una situación de violencia sexual ejercida por Mora hacia Miranda, la imputada «abría la puerta y se iba». Planteó que existe una creencia de que las mujeres deben probar la agresión y que hay una posibilidad «de darnos la vuelta e irnos» porque «estamos en teoría en un plano de igualdad formal, como acaba de decir el querellante». Resaltó que la acusada no lo torturó, no le robó y que no regresó para matarlo para procurarse impunidad.

Los cargos que enfrenta es por homicidio doblemente agravado, en concurso real con el robo calificado por el uso de arma. Para lograr un veredicto de culpabilidad se necesitan como mínimo ocho votos de doce integrantes del jurado.


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