Tiempos difíciles: cómo sobreviven los espacios culturales de Neuquén

Representantes de salas de Neuquén hablaron con “Río Negro” sobre los principales problemas que afrontan hoy para mantener las puertas abiertas. Los costos son altos y los apoyos, escasos. La ecuación, en el mejor de los casos, cierra con lo justo.

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Juan Thomes

Hace casi un mes la esquina de Alderete y Tucumán, que durante años albergó a Arpillera Cultural, amaneció con cartelería de otra cosa. De una panadería.

Un tiempo antes su dueña original lo había alquilado, pero quienes tomaron las riendas tampoco pudieron mantenerlo y el destino de uno de los espacios preferidos por los músicos neuquinos fue el cierre.

Un cierre que según aseguró su dueña no será definitivo. Su idea es poder reabrir Arpillera Cultural en el pequeño espacio que quedó sobre Alderete. Pero todavía habrá que esperar para que eso suceda.

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Lo cierto es que esta dura tarea de mantener un espacio cultural abierto es una realidad para todos los teatros y salas de Neuquén.

“Las personas que se meten a sostener un espacio cultural es porque aman al arte y la cultura porque, a diferencia, de lo que muchos creen no es un negocio para nada”, sostuvo al respecto Flavio González, responsable del teatro El Arrimadero.

Similar es la opinión de Verónica Martínez, de Media de Luna: “Es bastante sacrificado, a veces hay algunas personas que piensan que son como comercios. En este caso yo soy responsable de la sala y del alquiler pero no es que es mi negocio, al contrario, trabajo y trabajamos con un equipo de gente y todo a pulmón”.

Ámbito Histrión cuenta con un espacio de capacitación además de la sala.

“La sala se autogestiona, dan los números, nada más. Se llega a fin de año con la posibilidad de abrir en febrero”, subrayó al respecto Raúl Toscani, director artístico de Teneas, una de las pocas que tiene la tranquilidad de contar con un espacio propio, resultado de una lucha de 20 años.

Pablo Todero, uno de los miembros de la asociación sin fines de lucro que gestiona el teatro Ámbito Histrión, señaló que “las dificultades son muchas, pero con trabajo autogestivo y con una determinación muy grande y muchas veces con aporte de nuestro bolsillo, desde hace muchos años se sostiene un espacio cultural que nosotros consideramos que es vital para la ciudad de Neuquén”.

Y es como dice Todero: las salas y espacios culturales de la ciudad promueven la cultura y le permiten a la gran cantidad de artistas locales y regionales tener un lugar para actuar, para trabajar. Los gastos son muchos y las ayudas, muy pocas, pero el trabajo duro y las ganas de subsistir, la mayoría de las veces triunfa.

“Apoyos estatales hay muy pocos y lo mínimo que hay no alcanza ni para pagar los servicios. Uno no puede confiar en los aportes estatales, si bien cuando vienen son bienvenidos porque todo apoyo es bienvenido ”, resaltó González.

En el mismo sentido, Todero aseguró: “La realidad es que los aportes son muy pequeños si uno analiza los números y los costos de lo que es mantener una sala y un espacio cultural abierto. Igual cualquier aporte y acompañamiento que haya desde municipio, desde provincia o desde el Instituto Nacional del Teatro (INT), sea cual sea, es bienvenido y agradecido”.

Media de Luna es capaz de albergar más de 50 personas.

“Obviamente uno siempre pretendería que la ayuda sea un poco más para alivianar la carga de tanto trabajo y tanto esfuerzo pero el espacio se sostiene con mucho trabajo y, por sobre todas las cosas con mucho amor”, agregó el representante del Histrión.

Ante esta realidad común, las salas tienen diferentes estrategias para mantenerse en pie.

“Mi política es apostar al público, traer buenos espectáculos y lo que hice es abrir la sala a una diversidad de espectáculos: teatro, música, títeres, danza, cuentacuentos, talleres de todo tipo que son importantísimos porque también generan público, es decir la sala está abierta todo el día y pasa mucha gente por día”, señaló el responsable de El Arrimadero.

Por su parte, Martínez señaló que, “cuando no alcanza el dinero hacemos actividades aparte para juntarlo, una varieté, una fiesta”.

Sin dudas el trabajo de mantener las puertas abiertas es arduo, los problemas son muchos, pero la satisfacción es todavía mayor. ¡Que viva el teatro!

Teneas es un centro cultural con espacio para distintas actividades artísticas.

Los fondos para sostener una sala

Entradas: en general las salas se quedan con un 30% del porcentaje de las entradas. El resto es para los artistas.

Actividades paralelas: talleres, alquiler de sala para ensayos, bufet.

Aportes de socios: algunas cuentan con un cúmulo de socios que con su aporte conforman otra forma de ingresos para el lugar.

Subsidios: aunque en menor medida, los subsidios o aportes estatales también representan una forma de ingreso de dinero.

Las cuentas pendientes en Neuquén

Además de las dificultades que atraviesan los espacios culturales neuquinos para mantener sus puertas abiertas, la ciudad afronta otra carencia: a falta de espacios, y sobre todo aquellos de gran capacidad.

Hoy el único disponible, con acústica y escenario específico, es el Cine Teatro Español que posee, en su versión máxima, capacidad para 740 personas. El resto de los grandes espacios que se utilizan son gimnasios o salones que se adaptan para algunos shows, pero que no son capaces de recibir determinado tipo de espectáculos.

Sin embargo, la ciudad tiene en su haber dos valiosos espacios que todavía siguen esperando: el Teatro de Sosunc y la Usina Cultural.

Sosunc, un teatro lírico de lujo, pero sin terminar.

El Teatro de Sosunc es un gran teatro lírico que tendrá capacidad para 700 personas y desde hace 8 años se encuentra estancado en un 80% de la construcción. ¿La razón? Falta de fondos. La obra social de la Universidad Nacional del Comahue se quedó sin dinero para la gran obra y no hubo nadie interesado en reactivarla.

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La Usina Cultural es un anhelo todavía más lejano. Es que la obra nunca comenzó. Se trata de un proyecto de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia para convertir la vieja generadora eléctrica de la ciudad en un gran centro cultural.

Los fondos los aportaría Nación, por lo menos, para una primera etapa que incluía una sala para 600 personas. Pero pese a que la licitación ya estaba realizada el plan que incluía el envío de esos fondos fue desarticulado y el proyecto volvió a foja cero.

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La vieja Usina, a la espera de ser revalorizada.

¿Qué pasa con La Conrado?

Hace varios años que La Conrado planificaba obras de reparación, ampliación y reforma. Pero en 2016 algo ocurrió.

“Hubo problemas eléctricos en la sala más grande entonces al correr riesgo las personas era ineludible encarar la obra”, explicó en diálogo con “Río Negro” Hernán Riveiro, actual presidente del centro cultural.

Pero ¿por qué sigue cerrado? “El año pasado fue de reordenamiento institucional. Al mismo tiempo íbamos haciendo tramites de cosas atrasadas”, comenzó explicando Riveiro.

Y lo cierto es que los trámites para ponerse al día siguen realizándose aunque ya en su etapa final.

Lo más importante es que los fondos estarían. “A principio de este año firmamos un convenio con en Instituto Provincial de Juegos de Azar de Neuquén (IJAN) que hasta ahí estaba de palabra, y ahora lo que nos falta es terminar de regularizar papeles para empezar con la obra. Con el nuevo código civil, el banco te exige personería jurídica al día y no lo teníamos entonces el IJAN no podía depositarnos la plata. Son cosas que son detalles pero cada trámite dura dos semanas y eso pospone y pospone la cuestión”, resumió el presidente.

Una vez que comiencen las reformas, se estima que no se tardará más de seis meses para reabrir el espacio.

“Hay que hacer los camarines, arreglar toda la parte eléctrica y de gas y terminar la sala tres. Están las plateas y las paredes pero que quedó como olvidada. Hay que hacer pequeñas cosas pero que también requieren dinero. Y antes que la sala tres, la idea es hacer las oficinas de la AMI. Eso sería una primera etapa”, subrayó Riveiro sobre las obras a realizar.

Finalmente, acotó: “Hay que ver para que alcanza la plata prometida hace dos años. Eso es lo urgente porque lo otro , tal vez, se puede ir sin cerrar el centro cultural”.


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