Los fantasmas acechan a Pink Floyd: 50 años de Wish You Were Here

El 12 de septiembre de 1975, la banda editó su noveno álbum de estudio, sucesor del imbatible The Dark Side of the Moon. La ausencia es el sentimiento que atraviesa el disco, amplificado por la sorpresiva y fugaz aparición de Syd Barret durante su grabación.

-¿Sabes quién es ese tipo?

-No tengo ni idea. Supuse que era un amigo tuyo.

Ese tipo era amigo de los dos. Roger Waters y Rick Wright no lo supieron en el momento, pero ese tipo que vieron en un rincón del estudio 3 de Abbey Road era Syd Barret. Yno lo habían reconocido.
Ese día, cinco de junio de 1975, Pink Floyd comenzaba las mezclas finales “Shine On You Crazy Diamond”, una extensa pieza de 25 minutos dividida en dos partes dedicada justamente a él, Syd Barret, el genio creador de la banda en todos los sentidos posibles.


Autor material e intelectual de Pink Floyd, Barret fue el motor creativo de y estético de The Piper at the Gates of Dawn (1967), el primer disco de la banda, un trabajo profundamente psicodélico y etéreo que abría una nueva puerta a la contracultura post Verano del Amor, aquella breve pero intensa utopía hippie.
Pero Barret fue solo eso porque no pudo más. Su consumo intensivo y desbordante de LSD lo transformaron en un ser inestable y cada vez más despegado de los asuntos terrenales. Su salud mental se deterioró a tal punto que la banda supo muy pronto que ya no podría contar con su líder.


​El último concierto de Pink Floyd con Barrett fue el 20 de enero de 1968, en el muelle de Hastings. Waters, Wright y Nick Mason tenía la la esperanza de que Barrett pudiera componer para la banda y contar con un guitarrista para los directos, pero esto no sucedió . Las composiciones de Barrett se hicieron cada vez más difíciles y abstractas, como “Have You Got It, Yet?”, con cambios de melodías y progresiones armónicas. La salida de Barrett de Pink Floyd resultó inevitable y se hizo oficial el 6 de abril de 1968.


Reemplazado definitivamente por Dave Gilmour, un guitarrista amigo suyo que solía frecuentar los shows de la banda desde sus inicios a mediados de los ‘60, Syd Barret siempre fue para Pink Floyd una figura fantasmal que se paseó entre los músicos que continuaron el proyecto. Su ausencia los afectó desde siempre, pero de un modo particular porque, a diferencia de casi todos los héroes caídos del rock, Barret no había muerto. Simplemente se había ido, literal y metafóricamente.


Culpa, frustración y tristeza supo decir Waters que sentía al recordarlo. Culpa, frustración y tristeza de ver cómo la vida de su amigo se desvanecía ante sus ojos sin saber qué hacer al respecto. ¿Cuánto pudo pesar, no solo en Waters, sino en todos, la pérdida de Barret? ¿Qué habría sido de Pink Floyd con Barret, cuál habría sido el rumbo musical de la banda si su virtuoso líder se hubiera mantenido estable física y emocionalmente?


“Por supuesto que (Barret) era muy importante, y la banda nunca habría empezado sin él, pero, por otro lado, no podría haber continuado con él”, dirá Waters. “Puede que sea importante o no en términos de antología del rock and roll, pero ciertamente no lo es tanto en términos de Pink Floyd. Shine On no trata realmente sobre Syd, él es solo un símbolo de los extremos de ausencia en los que algunas personas tienen que sumergirse porque es la única forma en que pueden lidiar con lo jodidamente triste que es la vida moderna: retirarse por completo”.


Con apenas unos pocos aportes de guitarra en un par de canciones de A Saucerful of Secrets (1968), su segundo disco, Pink Floyd comenzó un largo derrotero musical, lírico y sonoro de cinco discos hasta llegar a The Dark Side of the Moon (1973), su obra maestra.


Producido por un joven Alan Parsons, el sexto disco de la banda los consagró en todos los sentidos posible de acuerdo a las reglas de la industria del entretenimiento, de la cultura pop y de todo aquello que involucre al consumo masivo. Pink Floyd, aquella banda que había empezado tocando para un público intelectual, universitario, atento a los detalles, respetuoso de la obra en cuestión, se había convertido en una banda del tamaño de Led Zeppelin. The Dark Side of the Moon los había hecho ricos y masivos. También bastante famosos.


¿Qué diría Barret de eso? ¿Qué diría de lo que sus amigos habían hecho con aquel Pink Floyd, una banda presa de las ambiciones de las compañías y de sus ejecutivos que se seguían preguntando quien de todos ellos era Pink? Culpa, frustración y tristeza.

Pink Floyd sin Barret: ¿Cómo no sentirme así?

Qué tan perturbadora pudo ser la presencia fantasmal, y a la vez tan real, de Syd Barret aquel día en el estudio, solo ellos lo saben. No deja de ser inquietante de solo pensarlo, aun cincuenta años después de haber sucedido. No lo veían desde el día en que había dejado la banda, siete años atrás. Barret tenía apenas 29 años, pero y ano había en él nada de aquel carismático músico que supo ser en los comienzos de la banda. Con sobrepeso y calvo hasta las cejas, fue irreconocible incluso para sus viejos amigos.


Para cuando estos se dieron cuenta de quién era realmente, el sujeto ya no estaba allí. Se había ido. Nunca más volvió. No hizo falta. Al fin y al cabo había estado siempre presente y lo seguiría estando.
¿Fue casual que la banda decidiera dedicarle un disco jsto después de su disco más exitoso?

Probablemente, no. ¿Qué sentimientos y qué pensamientos los atravesó como para hacerlo justo en ese momento y no antes? Como sea, Wish You Were Here, sucesor de The Dark Side of the Moon, está inspirado en Syd Barret como nunca antes (les) había sucedido.

No les resultó facil a los Pin Floyd volver luego del éxito de The Dark Side of The Moon. Es más, podrían no haber continuado después de ese disco, algo que, por cierto, lo pensaron. “Todos teníamos que evaluar para qué estábamos en este negocio, si éramos artistas o empresarios”, explicó David Gilmour sobre su mentalidad en el documental The Story of Wish You Were Here. “Habiendo alcanzado el éxito y el dinero, lo que cualquiera podría soñar en su adolescencia, ¿por qué íbamos a seguir queriendo hacerlo? Roger dijo que pensaba que quizá habíamos llegado al final en ese momento, y quizá tenía razón”.

La icónica porrtada de Wish You Were Here producida por el estudio Hipgnosis. Se utilizaron dos especialistas -Ronnie Rondell y Danny Rogers- uno vestido con un traje ignífugo cubierto por un traje de negocios. Su cabeza estaba protegida por una capucha, debajo de una peluca. La fotografía fue tomada en los estudios Warner Bros. en California.​ 


La continuación de The Dark Side Of The Moon fue una experiencia traumática y agotadora. Habían luchado durante meses, hasta que Roger Waters detuvo el proceso, descartó dos de las canciones que ya habían probado en directo y las sustituyó por “Welcome To The Machine” y “Have A Cigar”.


A su vez, revivió su nueva canción épica, “Shine On You Crazy Diamond”, que luego se dividió para cerrar el álbum. Mientras que la nostálgica canción que dio título al álbum fue quizás la última gran colaboración entre Waters y Gilmour.


Además del tema tácito de la ausencia que impregnaba Wish You Were Here, el edisco también reflejaba una sensación más directa de desilusión con la industria discográfica. Esto era especialmente pertinente en dos de sus temas: “Welcome To The Machine” y “Have A Cigar”. Aquí estaba el disco que sucedería al más exitoso de la banda y uno de los más exitosos de su tiempo. ¿Era lo que esperaban de Pink Floyd? ¿Le importaba a Pink Floyd lo que esperaran de ellos?


Tras un frustrado intento a fines de 1973, la banda regresó al estudio en enero de 1974. En contraste con sus esfuerzos en Abbey Road, donde había presión para crear algo bueno, su creatividad comenzó a fluir de una manera más natural, y surgieron muchas de las canciones que escribirían para sus dos siguientes álbumes, entre ellas una nueva y sorprendente canción provisionalmente titulada “Shine On”.

“Por supuesto que (Barret) era muy importante, y la banda nunca habría empezado sin él, pero, por otro lado, no podría haber continuado con él”.

Roger Waters


“Empezamos a tocar juntos y a componer como habíamos hecho muchas veces antes, de la misma manera que se compuso Echoes”, recordaba Waters. “Shine On You Crazy Diamond se compuso exactamente de la misma manera, con pequeñas ideas musicales extrañas que surgían de varias personas. La primera, la frase principal, fue idea de Dave; la primera frase de guitarra fuerte que se oye en el álbum fue el punto de partida, y trabajamos a partir de ahí hasta que tuvimos las distintas partes”.


Finalmente, el 13 de enero de 1975, Pink Floyd se reunió en el recién reformado Estudio 3 de EMI en Abbey Road para empezar a trabajar en su séptimo álbum de estudio. Cuando finalmente decidieron lo que iban a grabar, se pusieron a trabajar en la grabación.


“Shine On” se dividiría en dos mitades: las partes 1-5 y 6-9. La parte 5 contó finalmente con la participación de su saxofonista de gira, Dick Parry, que alterna entre el saxofón barítono y el tenor. Las sesiones vocales de Waters fueron especialmente problemáticas. «Estaba justo al límite de mi registro»»», recuerda Waters. «Siempre me he sentido muy inseguro cantando, porque no se me da bien cantar de forma natural. Sé lo que quiero hacer, pero no tengo la capacidad para hacerlo bien. Grabar fue tremendamente aburrido, porque tenía que hacerlo línea por línea, repitiéndolo una y otra vez solo para que sonara razonable».


Cuando llegó el turno de “Have A Cigar” de nuevo la voz de Waters mostró sus limitaciones. Esta vez, decidieron que la cantara Roy Harper para cantar. “Have A Cigar es la visión cínica de Waters sobre la industria musical, y contiene la frase “Por cierto, ¿cuál es Pink?”. Porque “había gente que nos decía: ‘¿Cuál es Pink?’ y cosas por el estilo”, recordó Gilmour.


Editado el 12 de septiembre de 1975, Wish You Were Here fue durante más de una década el disco de Pink Floyd que más rápido se vendió: 250 mil copias anticipadas. Fue también el principio de un largo, sinuoso e inevitablemente conflictivo final.


-¿Sabes quién es ese tipo?

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