De Nueva Zelanda a Neuquén: el regreso sorpresa de Victoria y la emoción de la familia

Victoria Abolio llegó en marzo del 2019 a Nueva Zelanda con una visa para trabajar y viajar. La pandemia le impidió volver en mayo del 2020 y cada pasaje que compraba era una esperanza que se cancelaba después. Hasta que el viernes logró emprender el regreso y ahora está en el segundo día de un viaje de cinco. Mirá el momento en que se lo cuenta a su mamá y sus hermanos desde el aeropuerto.

Me vine a Nueva Zelanda en marzo de 2019 con la working holiday visa, que dura 1 año y 3 meses y te permite trabajar y viajar. Durante este tiempo estuve recorriendo todo el pais, hice temporadas de fruta y muchos trabajos diferentes. Aunque siempre estuve acompañada de argentinos y uruguayos, al pasar el tiempo se empezó a extrañar mucho el país.

A fines del 2019 estaba trabajando en housekeeping (limpieza) en un hostel y ya empezaban los rumores del coronavirus, cada vez venían menos huéspedes, pero siempre lo tomamos muy a la ligera.

Ya cumpliéndose mi año de estadía, decidí sacar un pasaje para volver a argentina a fines de mayo, antes de que se me terminara la visa. El 25 de marzo Nueva Zelanda entró en nivel 4 de cuarentena (acá es el más estricto, al reves de Argentina) durante un mes.

En ese momento yo vivía en una casa con 8 latinos y todos teníamos trabajos esenciales (yo estaba haciendo la temporada de kiwis), por lo que no se sintió mucho el encierro.

Victoria en un vivero clasificando árboles.

El problema fue cuando dieron la noticia de que todos los vuelos estarían cancelados hasta fines de junio, por lo que todos entramos en crisis, ya que se juntaban ganas de volver y preguntas con respecto a quedarnos en el país con una visa vencida.

Unos días despues se nos comunicó que a todos nos extenderían automáticamente las visas hasta fines de septiembre.

Fue pasando el tiempo y de mayo, pasé a tener un pasaje para julio y luego para septiembre. Con la compra de cada uno era una ola de emoción, pensar en volver a casa, ver a mi familia, estar en mi país.

Todo esto se veía afectado cuando cancelaban los vuelos y aplastaban tu ilusion, junto con la de tu familia y amigos que están siguiendo de cerca lo que hacés y esperándote con ansias.

Trabajando empacando kiwis

Ya con las esperanzas rotas luego de que me cancelaran el vuelo de septiembre, decidí contactarme con la embajada Argentina en Nueva Zelanda para intentar una última vez.

En una semana logré armar un itinerario, tenerlo aprobado por los funcionarios, comprar los pasajes, hacerme los chequeos médicos previos al viaje, todo esto sin contarle a absolutamente nadie. No quería que se repita la misma desilusión en mi familia si se llegaba a caer la posibilidad de volar.

Viaje de latinos a ver Jaguares – Crusaders en Christchurch.

Llegó el viernes y me fui al aeropuerto, ya lista para viajar, y decidí que era un buen momento para avisar a la familia. Como soy muy fan de tener reacciones guardadas para volver a ver, puse a grabar la pantalla del celu y llamé a mi hermana.

Fogón en Mount Maunganui

Su primera reacción ante mi silencio fue preguntarme si estaba embarazada o tenía covid, hasta que vio lo que le mostraba (el aeropuerto) y rompió en llanto.

A los segundos fue hasta donde estaban mi mamá y mi hermanito para mostrarles mi ubicación. Aunque demoraron unos segundos más en darse cuenta, la cara de mamá fue impagable. Se puede ver la angustia de estar separadas en un momento tan complejo como este, y lo mucho que nos extrañamos. «¡¿Pero dónde estás?!», no paraba de gritar. Finalmente después de un rato largo de llanto pude contarles mis planes.

En Mount Maunganui.

El vuelo consiste entre 4 y 5 días de viaje, en donde recorro: Nelson – Auckland – Australia – Dubai – San Pablo – Buenos Aires y finalmente un colectivo de repatriados hacia Neuquén.

Así armamos la van para viajar.

Aunque sea largo y tedioso, nada se compara con la emoción de llegar a casa y ver a mi familia. En este momento estoy en el tercer avión, con destino a Dubai. Las aerolíneas toman muchos cuidados y los aeropuertos no tienen nada abierto, solo se ve a la gente que vuela (que es muy poca).


Victoria tiene 24 años y desde que empezó a viajar estudia traductorado de inglés a distancia en un instituto de Misiones.¿Cómo fue su experiencia en Oceanía?

Su último trabajo: limpieza en un hostel.

«Me encantó! Es duro hacer estos trabajos la verdad. Pero ganás mucha plata y conocés un montón de gente. Podes conseguir trabajo en un par de horas, mudarte de ciudad al instante. Es todo re sencillo. Claramente un país pensado para mochileros…»

Nelson lakes.

Temas

Neuquén

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios