La impunidad del poder, “una deuda de la democracia rionegrina”

El profesor de Historia Suárez destacó que desde fines de los años 80 se ha produce en Río Negro una serie de crímenes, como el Doble Crimen de Río Colorado, que en su mayoría han quedado impunes, donde se instaló la existencia de una “mafia policial” y hubo “pactos de silencio”


El profesor Rubén Suárez, el vicerrector Daniel Barrio y Walter Puebla Morón en la charla

El pasado 14 de julio, coincidiendo con el séptimo aniversario de la desaparición y posterior asesinato en Bariloche del policía Lucas Muñoz, el Seminario de Políticas y Legislación de Seguridad de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) realizó en Viedma una jornada de reflexión y debate sobre políticas de seguridad en la provincia. Participaron el vicerrector de la Sede Atlántica, Daniel Barrio, los docentes Walter Puebla Morón (autor de la nota sobre de formación policial en este suplemento), el profesor de historia Rubén Suárez y Alicia Ocares y Benjamín Muñoz, padres de la víctima.

En el encuentro, el profesor Suárez destacó que desde fines de los años 80 se ha produce en Río Negro una serie de crímenes, que en su mayoría han quedado impunes, donde se instaló la existencia de una “mafia policial” y hubo “pactos de silencio” que trabaron las investigaciones.

Suárez recordó el “doble crimen de Río Colorado” o caso Sorbellini-Lagunas, ocurrido en 1989, donde quienes desean investigar aún no pueden acceder a documentos del caso, que deberían ser públicos, por ser “material sensible”. Sergio Sorbellini (19 años), fue asesinado el 12 de marzo de 1989 junto con su novia Raquel Lagunas (17), cuando salieron al campo a buscar alimento para los conejos, y se supone que fueron testigos de un hecho ilícito. Si bien hubo detenidos -incluso policías- el doble crimen está impune.

En su disertación, Suárez hizo un paralelismo entre éste caso y el de Lucas Muñoz. Destacó que ambos hechos ocurrieron en democracia y demuestran que en la provincia “existen catacumbas del poder, y cuando aparece un caso como éstos, que rompe el status quo, se reactivan esos circuitos subterráneos, que vinculan a sectores que hasta pueden ser antagónicos política y filosóficamente, pero que se unen para defender intereses, imágenes y el orden establecido”.

Recordó que el caso Sobellini-Lagunas se produjo en marzo de 1989, momentos finales de un gobierno radical que “había perdido sustancia” en su discurso democrático. En décadas posteriores ocurrirán el triple crimen de Cipolletti en el Alto Valle, la muerte de Atahualpa Martínez en Viedma y luego el crimen de Lucas Muñoz, en Bariloche. “Fueron todas muertes en democracia, con cosas irresueltas, que tienen laberintos que los conectan” explicó. Se trata de “un modus operandi que incluye una mala intervención policial, pericias que se realizan mal, documentación que se pierde y una serie de cuestiones paralelas, como funcionarios que asumen tareas para las cuales no están preparados”.

Agregó que en estos casos “hay un acuerdo para que la Justicia no investigue más. Es verdad, en el caso de Río Colorado hubo indemnizaciones, también quienes fueron presos erróneamente tuvieron una reparación, pero la reparación jurídica a las víctimas no aparece nunca”, destacó. Explicó que en estos casos “se genera un pacto de silencio que se deja entrever por la reticencia de testigos y la renuncia de personas calificadas. Se activan sectores subterráneos, que tienen nombre y apellido en la policía, en el Poder Judicial y en la política, un núcleo duro que parece indestructible” agregó.

Impunidad y revictimización

La impunidad hace que “la víctima no solo está expuesta a que le roben lo poco que le queda en su legado de memoria, sino que hay una revictimización, por rumores que circulan. En el caso de Río Colorado fue : ‘estos pibes algo habrán visto’ . En el de Lucas Muñoz fue : ‘estaba en la transa’, ‘no es lo que decían’. Acusaciones al que ya no se puede defender. Se los deshumaniza”, sostuvo.

Para Suárez, estos crímenes irresueltos en democracia, “generan un sufrimiento indecible a los familiares sobrevivientes y una deuda interna que va acumulando el Estado. Y lo único que puede hacer para morigerar esa deuda es generar una verdad histórica que se transforme en verdad jurídica y esa verdad jurídica tenga sentencia” sostuvo.

Agregó que “cuando desaparece y muere Lucas, un equipo gubernamental estaba en el poder. Este 10 de diciembre, parte de este elenco vuelve al poder. La historia les da una nueva oportunidad, social y política, el tiempo dirá si Lucas también tuvo una nueva oportunidad”, concluyó el historiador.


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