Partidarios del Rechazo celebran en Santiago, el domingo pasado, (AP Photo/Matias Basualdo)
Opinión Debates

Tras el Rechazo, ¿hacia dónde va Chile?

El contundente voto contra la nueva Constitución abre un panorama de incertidumbre, tanto para el gobierno como para las reformas. Boric gira más hacia el centro y busca acuerdos. Un fuerte “reseteo” político, que implicará abandonar buena parte de la propuesta original.


Chile apenas se repone en estos días del terremoto político que significó la aplastante victoria del rechazo a la propuesta de Nueva Constitución, cuando ya debe adoptar importantes definiciones, en medio de una fuerte incertidumbre sobre el futuro del gobierno de Gabriel Boric y del proceso de reformas institucionales que prometían responder a las demandas sociales del estallido de 2019 y que ahora deberán reformularse por completo.

El domingo pasado, más del 61% de los votantes chilenos optó por rechazar el texto propuesto por una Convención Constituyente que había estado integrada de forma paritaria y con escaños reservados a minorías, que había sido electa hace apenas dos años con una abrumadora mayoría de independientes ligados a movimientos sociales y partidos de izquierda. Tanto el proceso como el texto había sido saludado como de avanzada a nivel mundial por numerosos académicos y figuras de la política internacional. Sin embargo, el proyecto naufragó en la elección con mayor participación de votantes (85,8%) de la historia de Chile, sólo comparable al triunfo en el plebiscito que implicó la salida del poder del dictador Augusto Pinochet en 1988. Ahora fueron 13 millones de votantes que, por diversas razones, decidieron descartar la propuesta.

María Cristina Escudero
Alejandro Olivares

En un encuentro virtual organizado por el Centro de Investigación para la Calidad Democrática (Cicad), de la que participó “Debates”, dos especialistas chilenos -Alejandro Olivares y María Cristina Escudero- hablaron sobre las implicancias del resultado, sus causas y posibles consecuencias.

Escudero es doctora en Ciencia Política y académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile. Olivares es también Doctor en Ciencia Política y Director de Carrera de la Escuela de Administración Pública en la Facultad de Ciencias Sociales y Artes de la Universidad Mayor (Chile). Estas son algunas claves de la charla.

El rol del voto obligatorio


El hecho de que fuera esta la primera elección con inscripción automática de votantes y sufragio obligatorio fue señalado como la principal razón de la sorpresa electoral, no tanto en el resultado en sí (la mayoría de las encuestas daban ventaja al Rechazo) sino en la contundencia que tuvo.

Olivares destacó un dato para mostrar la transversalidad que tuvo el apoyo al rechazo: de los 346 municipios de Chile, apenas en 8 logró un triunfo significativo el Apruebo. Otros datos del Servel agregan que el quintil de más bajos ingresos de los votantes el Rechazo alcanzó un 75% y que su participación electoral fue del 87%, superando a la del quintil de más altos ingresos. La propuesta, que establecía un “estado plurinacional” con reconocimiento de pueblo indígenas, fue rechazado incluso en localidades rurales de la Araucanía, con fuerte presencia mapuche.

El académico dijo que resulta evidente que el sistema de voto voluntario (implementado en 2012) lejos de mejorar la representatividad respecto del modelo que regía desde 1988 (registro voluntario y voto obligatorio) agravó el problema. Tuvo un importante “sesgo de clase” , donde la participación de los sectores acomodados era superior al 70% y la de los populares en algunos distritos no superaba el 30%. Recordó que tanto el plebiscito de entrada como la elección de constituyentes se realizó con modalidad voluntaria y en pandemia, y reflejó a menos del 50% del electorado. Es evidente que una (hasta el domingo) “mayoría silenciosa” no se sintió representada por esos constituyentes y votó en contra.

Por su parte, Escudero destacó que esta votación le da una “legitimidad indiscutible” al resultado, ya que de los más de 13 millones de electores “la mayoría tomó opción, el voto en blanco o no válido fue mínimo”. El proceso fue llevado adelante por el servicio electoral (Servel) que confirmó el prestigio que ya tiene entre los chilenos al organizar una votación ordenada, transparente y que rápidamente dio resultados definitivos. En esta ocasión agregó un sistema de “georeferenciación” al padrón, con lo cual la mayoría votó muy cerca de su casa, incluso para ir a pie.

Aunque el sistema usado en este plebiscito no es ley, ambos expertos creen que el sistema llegó para quedarse, ya que demostró su capacidad de mostrar “resultados indiscutibles” de la voluntad popular y resaltó los problemas del voto voluntario.

Una mujer vota en Santiago, el domingo pasado. (AP Photo/Cristobal Escobar)

• Un castigo hacia la Convención: "más de lo mismo"


María Cristina Escudero consideró que, pese a las grandes expectativas generadas en su instalación, la Convención “no logró empatizar con las demandas y necesidades del la población en general y eso afectó su legitimidad. En Chile hay una profunda desconfianza en la mayoría de las instituciones (por eso la reforma no la hizo el Congreso) pero en el proceso de deliberación esa desconfianza se trasladó también a la Convención”, explicó. Para ello colaboraron algunas actitudes de los convencionales, ciertos “errores de novato” que fueron generando una imagen de que “no estaba preparada” para la tarea y terminó siendo más de lo mismo. Escudero señaló que fue “una convención trasparente pero cerrada, muchos estaban convencidos de que tenían mandato directo y no había necesidad de consultar” y se fue produciendo un progresivo aislamiento con académicos, los partidos tradicionales y el Ejecutivo (entonces a cargo de Piñera). “Boric llega tarde al proceso, ya se había decidido todo, las alianzas estaban armadas y poco pudo hacer” pese a apoyar el proceso. Sostuvo que no se generaron suficientes espacios de disenso y deliberación, y que faltó una visión “más universal y de largo plazo”. Muchos movimientos interpretaron esta oportunidad como un ‘ahora o nunca’ bastante absolutista y la redacción fue menos negociada” de lo que se esperaba”. La suma de reivindicaciones no hace un interés general, detalló.

En esta pérdida de imagen y legitimidad de la Convención influyeron también algunas dinámicas en el debate. “Este proceso de instalación y deliberación fue tan novedoso que no estábamos acostumbrados, y a menudo lo anecdótico fue tomando el centro de la escena. Cuando la Convención comienza a distanciarse del ciudadano común, las anécdotas que al principio eran llamativas comenzarse a verse como desagradables o ridículas. Al principio un ritual indígena antes de una deliberación estaba bien, pero por ejemplo cuando una militante hizo una performance desnudándose y pintándose la cara para denunciar la violencia machista en una reunión de la comisión de reformas políticas, con representantes internacionales, ya causó desagrado” ejemplificó Olivares.

Muchas propuestas extremas, como la de “abolir todas las instituciones representativas” no llegaron ni a debatirse, pero su difusión creó un clima de que se debatían posturas maximalistas y fueron la fuente de numerosas noticias falsas que circularon por medios y redes sociales, hábilmente aprovechadas por quienes estaban por el Rechazo.

• Los temas más polémicos, al freezer


Olivares destacó la falta de un liderazgo claro en la Convención, donde “hubo coaliciones distintas para cada tema y ocasión, con mayorías que se rearticulaban constantemente”. Una encuesta de la firma Ipsos, el lunes, señaló que entre los votantes del Rechazo, los aspectos que consideraron peores resueltos fueron el sistema de Justicia (26%), el derecho de Propiedad (24%), el sistema nacional de Salud (23%) y el Estado Plurinacional (23%).

Escudero consideró que algunas posturas maximalistas en estos temas, y la falta de discusión con los partidos tradicionales hizo que a la hora de salir a explicar y hacer campaña por los cambios propuestos, la Convención se encontrara con muy pocos “defensores convencidos”.

Olivares destacó que había un “espíritu refundacional” que también atentó contra un mayor apoyo. “Se decía que todo el sistema era malo y había que hacer cambios radicales. Se propuso por ejemplo eliminar el Senado, al que se vio como el símbolo de los vicios del sistema político. Sin embargo, no se tuvo en cuenta las ambiciones ni las carreras de estos actores: en Chile el Senado a menudo es la aspiración máxima de un político, fuera de la Presidencia. Muchos se sintieron atacados”, señaló. No rechazaron de plano el texto pero optaron por un “silencio estratégico” y no se comprometieron con el debate, por ejemplo a la hora de salir a refutar las “medias verdades” y exageraciones que proliferaron en la campaña, como que “se permite el aborto hasta los 9 meses” que fueron mellando el apoyo a la iniciativa.

El presidente Gabriel Boric y la nueva ministra de Interior Carolina Toha,tras el cambio de gabinete. (AP Photo/Luis Hidalgo)

• El futuro de las reformas


La politóloga María Escudero considera que el contundente rechazo generará un fuerte “reseteo” político, que implicará abandonar buena parte de la propuesta original “ni siquiera como texto base”. Vislumbra un escenario de tres vertientes: un apoyo a una nueva convención, pero “más acotada en tiempo, cantidad de convencionales y reglamento”, uno de los cuestionamientos a la actual.

Cree que se mantendrán temas como la paridad de género o los derechos indígenas, pero “se evitarán o se moderarán mucho los más sensibles” como los ya mencionados.

Otra posibilidad es un escenario mixto, con una reforma encarada por el Congreso o un “comité de expertos” que limite aún más los cambios. Y la tercera, apoyada en Chile por los sectores más extremos de la derecha es “directamente no hacer nada, o modificaciones cosméticas”.

Al respecto, su colega Olivares cree que el apuro del presidente Boric, que realizó esta semana una profunda reforma de gabinete con la incorporación de sectores de centroizquierda cercanos a la exConcertación, tiene que ver con “cobrar la palabra” a los sectores moderados y del centro político del Rechazo para encarar un nuevo cambio, algo que según las encuestas apoya 4 de cada 5 chilenos.

“Hoy veo pocos incentivos para un cambio constitucional. Quien debiera liderar el proceso es uno de los más golpeados por el resultado, el Gobierno, y muchas de las reformas que propone Boric estaban atadas al proceso constituyente”, señala. El cambio de Gabinete busca asegurar lealtades en el Congreso, donde está en minoría, e implicó que sectores que fueron muy criticados por partidos de la coalición oficialista como el Comunista. “Se negaron a aliarse para las elecciones con el PPD y la Democracia Cristiana y apenas un año después la ministra más importante, la de Interior, Carolina Tohá, es del PPD”, dijo. Señaló que de todos modos es momento para que los partidos “se pongan de acuerdo y presenten algo, que reorganice y dé alternativas a la política”, porque las razones del descontento y del estallido de 2019 siguen presentes.

Para Escudero “sin dudas en el proceso anterior faltaron actores a la discusión, faltó debate y deliberación. Y una visión más universal que los particularismos, por importantes que sean. Hubo un desgaste de los discursos meramente reivindicativos” señaló.

Y se deberá tener en cuenta al nuevo electorado, que si hay voto obligatorio, parece haberse corrido hacia posturas más moderadas y reclama soluciones para sus problemas cotidianos como la inflación, la salud, la inmigración irregular y la inseguridad, entre otros .


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