Debatir el 5G no es frenarlo, sino aclarar las condiciones


Es necesario identificar, desde los intereses nacionales y de los usuarios, al espectro para servicios móviles: cómo se atribuye, cómo se asigna y cómo se equilibra lo privado lo público.


La importancia de la tecnología 5G nos obliga, como sociedad y como gobierno, a tener e impulsar un democrático y masivo debate sobre la utilidad del mismo en nuestro país. Por ahora lo que se ve es que hay profesionales que son empleados o lobistas de las telefónicas y estimulan esta nueva generación para ventaja de ellas.

Y creo firmemente en esta variante de la democratización y claridad para las decisiones que afectan los “bienes escasos”, como es el espectro radioeléctrico, y en ese sentido digo que debe tenerse claro para qué desarrollamos 5G y qué porción del espectro hay que ocupar. Lejos de estar en contra de los avances en las Tics, posición ésta demostrada en mi vida pública y política, solo deseo que se garanticen opiniones diversas, serias, racionales, equilibradas, públicas y privadas, y en ambos casos con cierto profesionalismo, que alumbren y brinden certezas y seguridades a las decisiones que se adopten.

Si bien desde UIT y desde el WRC-23 para la región de Américas se sugiere utilizar la parte baja de la banda para servicios no licenciados y la parte alta, alrededor de 100 MHz, para servicios licenciados de quinta generación, hay países como Chile y Brasil que piensan ocupar toda la banda en servicios para wi-fi, algo similar a lo que se hace en EE.UU. En el caso de Brasil pondrá la banda de 6 GHZ íntegramente para equipar internet inalámbrico.

México por su parte realizó una muy amplia y abierta consulta pública donde se auscultó el interés de la industria, se tomaron en cuenta sugerencias del gobierno en cuanto al uso de las bandas y se analizaron ventajas y contras de hacer coexistir servicios IMT y wi-fi.

En el caso de Colombia están mirando con simpatía las posiciones de Chile y Brasil.

En toda la América Latina hay diversidad en cómo actúan los gobiernos ante los procesos de asignación de espectro para los móviles. Y las diferencias son varias e incluso las reglas fijadas se van modificando con cada etapa en que debe concederse o asignarse espectro. En general los gobiernos buscan imponer ciertas ventajas, necesarias y justas desde la mirada nacional, a los operadores que participan en los términos de adjudicación.

Intento con esto poner en valor la importancia de las decisiones nacionales sobre el uso del espectro, aun contrariando sugerencias e imposiciones de la UIT. Tengamos en cuenta que la sugerencia sobre utilización de la parte baja de la banda para servicios no licenciados había surgido en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de la UIT en Ginebra en 2012 (el WRC 12) y ahí también recomendaron para servicios móviles en nuestra región la porción de espectro entre 698 MHz y 806 MHz.

Y lo que se observa es que existen disparidades sobre la utilización de diversas bandas para diversos servicios y se aprecia que hay países que se interesan por la banda de 600 MHz para servicios móviles, mientras otros planean licenciar parte del espectro para el mismo sentido en las bandas de 700 Mhz y 900 MHz.

Entonces no puede nadie asombrarse que se pida un amplio, democrático y racional debate sobre cómo se piensa desarrollar el 5G en la Argentina. Variables estas que no ofrecen por el momento certezas desde lo institucional.

Como al pasar, recordemos también que, si se aplica la banda de 600 MHz para los móviles, deberá reorganizarse todo el espacio licenciado que está utilizando la Televisión Digital. Y sigamos recordando que las bandas de 600 y 800 fueron pensadas para la televisión abierta y el debate propuesto tal vez deba incluir cómo se defienden los valores de la radiodifusión gratuita ante los intereses de los servicios de telefonía. No digo que no, digo que sería bueno debatir la importancia de cada uno en un proyecto nacional de comunicaciones.

Confío siempre en el avance de la Sociedad del Conocimiento y creo firmemente en que el desarrollo económico de los países pasa por vincularse al modelo productivo del siglo XXI que es el digital. Conozco y comparto los datos positivos que hablan sobre que un aumento de 10 adherentes cada 100 habitantes a un servicio de banda ancha hace crecer en forma importante (tal vez un 2,8%) el PBI y que eso refleja no solo un aumento de la productividad sino también una mejora en la vinculación social y la calidad de vida de los usuarios.

Es necesario identificar, pero desde los intereses nacionales y de los pueblos usuarios, al espectro para servicios móviles, cómo se atribuye y cómo se asigna y cómo se equilibra entre los universos de lo privado (necesario desde ya) y lo público (estratégico desde ya). De estos correctos pasos depende gran parte de un buen desarrollo de la industria, una apropiada utilización social y popular del servicio y el sostenimiento amable, correcto y cordial del delicado ecosistema digital y de las TICs.

* Exdiputado nacional ( PJ Río Negro). Expresidente Comisión de Comunicaciones e Informática. Excoordinador General del Sistema Argentino de Televisión Digital. Director de PIRCA , Observatorio Audiovisual.


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