«Decidí vacunarme porque si me agarro Covid, no quiero terminar en un respirador»

Arrancó el operativo de vacunación en Bariloche. El director del hospital público admitió que hay “opiniones divididas influenciadas por la poca información". Recalcó que "a medida que se vaya avanzando con la vacuna, habrá más confianza”.

Minutos antes de las 9, unos siete enfermeros formaron fila en el pasillo que conduce al vacunatorio, en el ala oeste del hospital Ramón Carrillo. Había poco diálogo y prevalecían las expresiones expectantes.

Cuando los cuatro consultorios estuvieron preparados para aplicar la primera dosis de la vacuna Sputnik V, la fila comenzó a moverse. Después de las primeras aplicaciones, los trabajadores del hospital que observaban desde afuera aplaudían sonrientes.

La jefa de Enfermería Pediátrica, Karina Noeí Farías, fue la primera en colocarse la vacuna en Bariloche. “Lo hago porque tenemos un compañero grave en terapia y hemos perdido a 12 compañeros en toda la provincia. Entonces, si me agarra, no quiero terminar en un respirador”, señaló la mujer de 44 años.

Admitió que en un primer momento, pensó mucho su decisión en función de los efectos adversos “pero al pensar en mis compañeros, decidí vacunarme. Me da tranquilidad y pienso mucho en mi mamá que estuvo enferma y en mis hijos”.

Cecilia Monsalvez, otra enfermera de la terapia pediátrica, reconoció: “Siempre estuvimos de acuerdo con la vacuna. Tenemos un compañero grave y no es idea pasar por eso”.

Mientras se preparaba para empezar a vacunar, Sandra Díaz señaló: “Nos designaron para venir a vacunar. Somos agentes sanitarios y como tales, hacemos nuestro trabajo a donde nos necesiten. Hoy tenemos previsto vacunar hasta las 16. Hay mucha expectativa y mucha incertidumbre también”.

El operativo de vacunación es veloz ya que no hay mucho tiempo que perder. Una persona entra a uno de los consultorios mientras otros cuatro aguardan afuera. Sucede que la ampolla que se abre tiene cinco dosis y hay 30 minutos para colocarla.

El frasco está a menos 20 grados, congelada. Entre 5 y 7 minutos se descongela y tenés media hora para aplicar las cinco dosis”, puntualizó el director del hospital Ramón Carrillo, Leonardo Gil.

A medida que salían de los consultorios de vacunación, los trabajadores que se aplicaron la primera dosis se sentaban unos minutos en la sala de espera para descartar posibles efectos adversos. No faltaron los chistes.

Minutos después de las 9, un grupo de enfermeros se tomaba una foto en el hall central del hospital exhibiendo el certificado de vacunación. La tensión del primer momento ya se había esfumado por completo.

Sobre el número de trabajadores dispuestos a vacunarse, Gil aseguró que “es dinámico”. Admitió que hay “opiniones divididas influenciadas por la poca información. Estamos seguros que a medida que se vaya avanzando con la vacuna, habrá más confianza y toda esta incertidumbre va a quedar en el pasado”.

Luego de esta primera jornada de vacunación, se continuará mañana y el sábado. Y luego, el miércoles y lunes siguientes. “Se coordinó con los jefes de servicio para armar tandas. De modo que los equipos no queden desarticulados. Lo más común como efecto adverso es el síndrome gripal y el dolor en el sitio de la inyección pero como toda vacuna”, detalló.


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