Así se vive el mundial de motocross de Villa La Angostura: los detalles de una verdadera fiesta
El MXGP Argentina YPF INFINIA vive su último día a pura velocidad en el Patagonia Race Track. El público disfruta de un gran día de motocross en el inicio de temporada del Campeonato Mundial.
El MXGP Argentina YPF INFINIA en Villa la Angostura. Fuente: @minturismoneuquen @turismoneuquen.
Desde las seis de la mañana la ruta 40 a la altura de Villa la Angostura se llenaba de autos que iban hacia el predio. Era temprano, todavía estaba de noche, pero una cola larga se armaba en la banquina. Juan Cruz y sus tres amigos se bajaban de la camioneta, agarraban sus reposeras, la conservadora y caminaban unos cuantos metros para asistir a la final del mundial MXGP Argentina YPF INFINIA 2024.
El día anterior, durante las clasificaciones habían analizado dónde ubicarse, así que fueron directo. Armaron la mesa de madera, cortaron un salamín, un queso para el desayuno y se sentaron abajo de árboles gigantes a esperar que amanezca para que comience la competencia.
“Llegamos de Villa Gesell, hicimos 18 horas de viaje y todo esto, está muy bueno”, decía Juan Cruz y a su lado, su amigo Mariano aseguraba: “el nivel de las motos es buenísimo, estas cosas no las ves en ningún lado”.
La espera se vivía entre charlas. La gente iba y venía para buscar el mejor lugar. Algunos charlaban en inglés, otros es portugués y muchos tenían tonada chilena, pero todos compartían un idioma: «la pasión por las motos», que se traducía en fiesta. Por momentos la tribuna arengaba un “aguante Argentina” que respondían con silbidos.
En los paddock, las motos recibían sus últimos ajustes y los pilotos daban vueltas con sus trajes coloridos. A la derecha del predio, las instituciones de Villa La Angostura ofrecían torta fritas para el desayuno, hamburguesas, empanadas para el almuerzo y para llegar a los protagonistas del plato del día había que seguir la columna de humo.
Edgardo, Pilar y toda la gente de la agrupación gaucha El Pihuelo hacían 40 corderos al asador. “Desde el comienzo participamos en este evento. Parte de nuestra cultura es el asado y como somos patagónicos queremos ofrecerle un corderito. Para nosotros es común pero a la gente de afuera les llama la atención y les gusta mucho”, decía el hombre vestido con pilchas gauchas.
En la pista la tierra estaba húmeda. El clima había aportado su mejor salto para el mundial. El viernes y sábado, la lluvia caía y preocupaba a los organizadores, pero lejos de arruinar el show, fue de gran ayuda, porque la pista estaba ideal y desde las 11 el sol empezó a acompañar para entibiar la jornada.
En otro de los pasillos, todo el personal de SIEN tenía una carpa, una fila de camillas preparadas, ambulancias, y personas con camperas rojas acomodaban las cosas. Cerca de allí, algunos pasaban por los puestos en los que se vendía ropa, gorras y cascos.
Nicolás y su hijo Facundo de cinco años, iban trepando la montaña para buscar un lugar. “Llegamos ayer de San Fernando de Buenos Aires en un vuelo hasta Bariloche, es la primera vez que venimos y la verdad es que es espectacular, muy bien organizado. Queremos que gane algún argentino”. A Joaquín lo que más le gustaba, era que “las motos salten más alto”, decía y se detenían a acariciar a Ciro, el perro bombero.
Julieta, vestida de bombero, mientras le preparaba el agua a Ciro, contaba que este es el tercer día que están en su puesto, para controlar que nada malo pase. El negro brillante del perro con pechera roja seducía y algunos los miraban desconfiados. Ella explicaba que muchos piensan que puede detectar “otras cosas, y caminan lejos, pero el es experto en explosivos”, contaba.
A las 9, o 10 de la mañana, la música y el sonido del bosque se rompió con las aceleradas de los motores. “Cartel de 15, ahí está… cartel de 5 y van a largar… van a largar y largaaaaaron”, gritaba el locutor desde los palcos. Los partidores caían, las motos salían disparadas y volaban en los saltos, como catapultadas desde la tierra.
La próxima final a las 16:10 la otra y a las 17:10 se coronaba al gran campeón del GP, en lo que será la histórica despedida después de ocho ediciones Patagonia Race Track, de este circuito en medio del bosque, a metros de lagos y montañas y sin dudas, uno de los mejores del mundo.
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