Des-amparo: una realidad que provoca, un Estado ausente

Como cada año, miles de trabajadores llegan a la cosecha de peras y manzanas al Alto Valle de Río Negro y Neuquén. En la presente temporada se esperaban unos 15.000 aproximadamente, según proyecciones del sindicato Uatre. Históricamente esta actividad depende de este flujo de trabajadores migrantes, quienes acceden desde distintas provincias del norte con el anhelo de, durante el periodo en que se realiza, ganar lo suficiente como para vivir con alguna holgura algunos meses del año o cumplir el sueño de alguna “compra” concreta para sí o para esposa, hijos o algún familiar.

En décadas anteriores, este movimiento de trabajadores migratorios se realizaba principalmente desde Chile, muchos de los cuales terminaron radicándose definitivamente en la zona, en donde lograron acceder a un trabajo estable, vivienda propia y otras condiciones favorables que les permitieron educar a sus hijos en todos los niveles, hasta llegar a la universidad.

Estos últimos años, este movimiento casi “natural”, ha sido aprovechado por la coyuntura política para liberar de mano de obra ociosa a las localidades de algunas provincias del norte, especialmente Tucumán, facilitando el transporte gratuito a quienes deciden viajar a la cosecha. En muchos casos estos trabajadores carecen de experiencia laboral y no tienen una motivación concreta para realizar esta tarea, lo que origina una frustración tanto en ellos como en quienes los contratan con expectativas y necesidad puntual.

Pero este año hemos sido testigos de una realidad que nos ha golpeado por su crudeza e inhumanidad.

A cada pueblo del valle llegó una cantidad tal de trabajadores que no pudieron ser absorbidos por las necesidades laborales de la zona. Y hemos presenciado su peregrinar en busca de trabajo por cada una de las chacras, mientras por días vivían, comían, dormían, tirados en cualquier lugar que les sirviera de refugio. Es así que plazas, paradores, árboles, paradas de colectivos, se convirtieron en hoteles de paso para albergarles.

La solidaridad del pueblo reacciona mucho antes que el deber institucional, sea este político o religioso, y ante semejante situación las manos solidarias se multiplicaron: un jugo fresco, una pizza, un guiso; una charla mediante que permitía conocer las diversas situaciones, las historias detrás del rostro, los sueños, las desilusiones.

Las redes sociales informaban que en Villa Regina había grupos en idéntica situación y lo mismo en General Roca, Centenario, Cinco Saltos. En Allen un grupo de personas estaban juntando dinero para el pasaje de regreso de una parejita con su bebé, él de 17 y ella de 16 años.

En Villa Manzano y San Patricio del Chañar se apelaba a la generosidad para asistirlos con alimentos.

Muchas de estas personas fueron engañadas por “captores de trabajadores” (que cobran una comisión por cada persona que logran subir a un colectivo), por punteros políticos o por las empresas de transporte, con promesas que hablaban de trabajo fácil, dinero abundante, condiciones ideales para proyectar un futuro promisorio, motivo por el cual no dudaron en viajar junto a su esposa, hijos, hermanos o alguien más de su familia

La desilusión se transformó en drama mientras al pasar de los días no conseguían trabajo y su precaria situación les obligó a pensar en el retorno a sus lugares de origen. Entonces las mismas empresas que los habían traído ofrecieron sus servicios por $ 1.800 el pasaje. Algunas manos solidarias aportaron su ayuda, mientras otros debieron llamar a sus familiares y esperar algún giro de dinero que les permitiera su frustrado regreso. Para ellos el sueño de unos días mejores había terminado.

Unos cuantos observamos con tristeza una realidad que se nos hizo patente por ser atípica, otros tantos la habrán observado sin causar en ellos la más mínima impresión.

Seguramente si vuelve a repetirse, en temporadas de poda y raleo, la iremos asumiendo como “normal”, porque al fin y cabo la repetición de los hechos crea las costumbres. Y lo que es aún peor, tendemos a no comprometernos con situaciones que no nos afectan directamente.

Los causantes

Pero hay actores implicados que también miran para otro lado o que conscientemente son los causantes de esta situación.

Hay una Política de Estado que es el eje central de la falta de trabajo, que favorece a las grandes empresas, a determinados rubros, a la explotación de algunos recursos naturales, en limitadas zonas geográficas.

Es un sistema económico que en otros países ha ocasionado grandes olas de desesperados trabajadores migrantes que arriesgan su integridad y su vida por llegar a lugares más prósperos que les permita subsistir.

Hay personas inescrupulosas que lucran con la necesidad de la gente: políticos que no enfrentan los problemas o que siempre obtienen beneficios personales de ellos, empresas que sacan ganancias de la necesidad de los más pobres, instituciones que no controlan (sindicato rural, ministerio de trabajo), cámaras empresariales que dejan fluir la situación porque “a mayor cantidad de mano de obra, menos precio o más exigencias a los trabajadores”, provincia o municipios receptores que callan e ignoran el problema que causa en los distintos pueblos.

Alienta ver cómo la gente del valle expresó su solidaridad, sin cuestionamientos, sin discriminación, con sentimientos de empatía, aunque también con impotencia.

Tal vez es el momento en que cámaras de productores, municipios, ministerio de trabajo, sindicato rural Uatre, funcionarios de las provincias de origen de los trabajadores y de las receptoras de los mismos, se sienten a reflexionar sobre esta realidad, que sin duda puede repetirse, (salvo que cambie el paradigma económico del país) a riesgo de transformarse en un proceso que incluya algún tipo de violencia.

(*) Trabajador Rural

gonzalo maldonado

Desde la política, se aprovecha la migración natural de trabajadores al Valle para “liberar”, a menudo con engaños, mano de obra ociosa en las provincias del norte.

Este año fue notable el envío de personas sin experiencia en tareas rurales, lo cual decepciona tanto a los que llegan como a quienes los contratan. Y generó situaciones humanas dramáticas.

Datos

Desde la política, se aprovecha la migración natural de trabajadores al Valle para “liberar”, a menudo con engaños, mano de obra ociosa en las provincias del norte.
Este año fue notable el envío de personas sin experiencia en tareas rurales, lo cual decepciona tanto a los que llegan como a quienes los contratan. Y generó situaciones humanas dramáticas.

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