“Haciendo cosas raras”: la nueva (vieja) gran cosa de Divididos

El trío regrabó su primer disco “40 dibujos ahí en el piso” originalmente editado en 1989, y lo rebautizó “Haciendo cosas raras”. El resultado no podría haber sido mejor.

Podríamos decir que Divididos lleva ocho años sin sacar un disco con canciones nuevas. También podríamos preguntarnos si acaso no tenían otra cosa que hacer que ponerse a (re)grabar canciones de hace treinta años. Y podríamos preguntarnos si acaso a Divididos se le acabaron las ideas. Podríamos seguir por este camino, pero no. Vamos a ir por otro lado.

Divididos tuvo la lucidez de celebrar los treinta años de “40 dibujos ahí en el piso”, su primer disco, grabándolo de nuevo. Nada de trabajos de remasterización ni de artilugios de consola. Ricardo Mollo y Diego Arnedo, los de entonces, los de ahora, se metieron en el estudio para rehacer un disco que, lo supimos siempre, es en verdad un discazo.

Rebautizado “Haciendo cosas raras”, en parte para evitar problemas legales con su propio pasado, en parte porque, bien visto y escuchado, se trata de un disco diferente: reescrito, reversionado y reinterpretado por sus músico originales y por un baterista, Catriel Ciavarella, un detalle nada menor este último: “40 dibujos…” tiene más máquina que baterista, en su momento Gustavo Collado. Las canciones con se vuelven más poderosas con Catriel, suenan vivas.

“40 dibujos ahí en el piso” fue a su tiempo un disco urgente y desesperado. Grabado y editado durante 1989, casi dos años después de la muerte de Luca Prodan y la inevitable disolución de Sumo. Mollo y Arnedo, viejos amigos ya por entonces, decidieron seguir tocando como un modo de seguir viviendo. Y aquellas canciones fueron hechas desde el dolor y el duelo y grabadas en apenas 85 horas de estudio cuando lo habitual eran no menos de 250. Era lo que tenía y con eso volvieron al ruedo.

Treinta años después, recuperaron aquellas composiciones y las reinterpretaron con más y mejores recursos, pero también siendo ellos, Mollo y Arnedo, mejores músicos.

Mejor tocadas y acaso también mejor cantadas. Si en “40 dibujos…” la inevitable influencia de Sumo estaba en todas partes, pero sobre todo en la voz de Mollo, en “Haciendo cosas raras” las viejas canciones suenan a Divididos. No sólo porque Mollo encontró su propio registro de voz, sino porque Ciavarella las lleva a otra dimensión desde su abordaje salvaje de la batería.

Artes de tapa. “40 dibujos…” y “Haciendo cosas raras”.

Más allá de la reconversión de “La foca”, originalmente una canción instrumental, en “Los sueños y las guerras”, que sí tiene letra, la gran reinterpretación de “Haciendo cosas raras” es “Gárgara larga”, sin arpa ni trompeta de Gillespi, ambas reemplazadas por la densa guitarra de Mollo. Como casi todas las demás canciones, esta también se despega del modo Sumo.

“Un montón de huesos” y “Light muy fire”, una incendiaria versión (antes y ahora) del clásico de The Doors, también pierden las trompetas de Gillespi, pero ganan en virtuosismo gracias a los pasajes de cada músico.

“Camarón Bombay”, la ironía que apuntaba a un productor chileno que no había cumplido con ciertos pagos en tiempos de Sumo, ya no abre el disco ni se reparte en tres partes. Ahora, más eléctrico, sólo lo cierra

Treinta años después, Divididos, que no graba canciones nuevas desde 2010, volvió al estudio para regrabar canciones viejas. ¿Acaso no tenían otra cosa que hacer? Por suerte (para ellos y para nosotros), no.

“Haciendo cosas raras”: la nueva (vieja) gran cosa de Divididos

El trío regrabó su primer disco “40 dibujos ahí en el piso” originalmente editado en 1989, y lo rebautizó “Haciendo cosas raras”. El resultado no podría haber sido mejor. En octubre tocarán en Neuquén.


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