Aruguete: “Nos hallamos ante una creciente polarización emocional”

Entrevista con Natalia Aruguete, doctora en ciencias sociales

En épocas de información infinita y conectividad extrema, la relevancia de los discursos y las narrativas es una de las claves para entender la dinámica de la política y la economía. El creciente grado de polarización que se observa en diversos ámbitos que hacen a la vida en sociedad, obliga a reflexionar sobre la época y la forma en que se construye sentido. En diálogo con PULSO, la especialista Natalia Aruguete se refirió a cada uno de estos tópicos.

PREGUNTA: ¿Cómo se ubica Argentina en el escenario de la hiperinformación?
RESPUESTA:
Nos encontramos en un escenario de una profunda polarización política y afectiva. En ese sentido, Argentina no tiene los niveles de polarización que alcanzaron otros países como EEUU, Brasil o México, o incluso como España, pero va rumbo a eso.

P: ¿Cuál es el efecto de la polarización?
R:
La polarización hace que distintos aspectos de nuestras vidas se alineen dentro de una única dimensión, que son las identidades grupales, y dentro de estas identidades grupales, las identidades partidarias. Desde allí, todo tipo de evento sea político o no, pasa por ese tamiz. La polarización se da más por identidades afectivas que por racionalizaciones y discusiones alrededor de temas duros. Eso nos lleva a mal entender y crear prejuicios sobre las realidades políticas, sociales, económicas o sanitarias.

P: ¿La pandemia es una muestra de esta polarización?
R:
En ese sentido adscribo a una investigación de Silvio Waisbord, que habla de la “posverdad de la pandemia”. La posverdad es una suerte de conflicto respecto de regímenes de verdad, verificación y comprensión de la realidad. En esa controversia, durante la pandemia la verdad científica quedó puesta en cuestión, y dejó de ser una verdad única y totalizadora que permitía entender como desde una respuesta sanitaria, se resolvía una situación sanitaria. Además la pandemia fue más multidimensional que meramente sanitaria.

P: ¿Cómo se conforman las identidades?
R: Se trata de una polarización muy atravesada por los sentimientos y los afectos. Las identidades no son racionales, se trata de identidades grupales por necesidades de pertenencia, que exceden lo racional.

Los realineamientos atraviesan distintas dimensiones de su vida política y social, como puede ser la posición frente a temas como vacunas, aborto, economía, política, minorías, xenofobia. Cuando todas esas posiciones quedan alineadas, la polarización se vuelve muy profunda.

P: ¿Las identidades son trasversales a la vida social?
R:
Los investigadores que trabajan sobre la polarización afectiva hablan de “sorting” o “realineamientos”. Los realineamientos atraviesan distintas dimensiones de su vida política y social, como puede ser la posición frente a temas como vacunas, aborto, economía, política, minorías, xenofobia. Cuando todas esas posiciones quedan alineadas, la polarización se vuelve muy profunda, porque al interior de los polos hay una gran homogeneidad, de tal forma que las dimensiones se fusionen en una sola. De esa forma se simplifica la complejidad de la vida pública al hecho de identificar aquello que no podemos aceptar y no se parece a nosotros.

P: ¿Qué rol juegan las redes?
R:
Respecto a las redes, es muy interesante observar cuáles son nuestras reacciones individuales. En este sentido hay tres parámetros que son buena medida: analizar si solo seguimos a quienes piensan como nosotros, si compartimos y nos sentimos motivados a compartir en las redes contenidos con los que estamos de acuerdo y sentimos placer cognitivo, y si seríamos capaces de eliminar de nuestras redes a amigos que expresan ideas con las que no coincidimos. Luego está el eco que arrojan los algoritmos, que nos devuelven una amplificación de aquello que nosotros mismos expresamos. De esa forma el sorting o realineamiento, se produce desde una dimensión individual y desde una dimensión estructural, que se expresa en las consecuencias de las reacciones individuales y los algoritmos devuelven.

P: ¿Esa polarización se ve en los partidos políticos?
R:
Cuando se trata de temas que nos obligan a tomar posición, la polarización se profundiza mucho más que en aquellos en los que no hay tantos niveles de disonancia y controversia. La pandemia, las campañas electorales, decisiones de política pública que tienen que ver con el escenario económico, o la discusión presencialidad en las escuelas versus cuidado de la salud, son ámbitos que hemos analizado y donde la polarización siguió la dimensión de identidad partidaria. Aquellos que se identificaban con la actual oposición, estaban de un solo lugar en cada uno de estos temas respecto a quienes se identifican hoy con el oficialismo. Por ejemplo en cuanto a lo sanitario, quienes se identificaban con el oficialismo manifestaban un mayor temor a contagiarse, que quienes se identificaban con la actual oposición, que tenían un profundo desprecio respecto a la posibilidad de enfermarse y a que sea riesgoso para su salud el Covid. Es decir que la identidad partidaria, incluso afecta la percepción de riesgo.

P: ¿La derecha se apropió del lugar de la protesta que en otra época ocupaba el progresismo?
R:
Hay un libro de Pablo Stefanoni titulado “¿La rebeldía se volvió de derecha?” que aborda este tema en base al análisis de discursos de dirigentes sociales y políticos de derecha, que han sido los promotores de desobediencias civiles de profunda derecha. Efectivamente las derechas están mucho más enardecidas, y son mucho más homogéneas en sus interiores, y eso ha hecho que sus expresiones aparezcan como más políticamente incorrectas. Una buena pregunta es qué pasa con el progresismo que ha dejado desamparada a una parte de la sociedad.

PERFIL

Natalia Aruguete Lic. en Cs. Sociales (UBA), Máster en Sociología Económica (ISAES-UNSAM), y Doctora en Cs. Sociales y Humanidades (UNQ).

Es investigadora del Conicet y profesora de la UNQ y la Universidad Austral. Su trabajo se centra en las agendas mediática, pública y política.

Sus últimos libros son “Fake news, trolls y otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes sociales” y “El poder de la agenda. Política, medios y públicos”.


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