En qué consisten las «Bandas de flotación», el rumor que Luis Caputo no desmintió, y desató la fiebre del dólar
El ministro de economía dejó entrever que el cambio de esquema cambiario es parte de la negociación con el Fondo Monetario. El mercado interpretó que existe chance de una devaluación de al menos un 18%, y se aceleraron los dólares paralelos. Las incógnitas sobre el crawling peg y el cepo.
En medio de la incertidumbre que genera la ausencia de datos respecto al nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, un rumor que no fue desmentido categóricamente por el ministro de economía Luis Caputo, desató la fiebre por la dolarización de carteras en la mañana de ayer.
La versión que circula desde el fin de semana es que junto al acuerdo con el FMI, se aplicaría una modificación al esquema cambiario, y que comenzarían a aplicarse bandas de flotación para la cotización del tipo de cambio oficial. El ministro visitó en la mañana del martes los estudios de A24, y en diálogo con Antonio Laje, fue muy ambiguo en su respuesta, y pareció admitir que las «bandas de flotación» son una posibilidad cierta.
De inmediato se levantaron las alarmas del mercado financiero, en el que los grandes jugadores comenzaron a desarmar posiciones en pesos y a dolarizar carteras. El resultado fue un fuerte salto en los tipos de cambio financieros y en el dólar blue, que cerró el martes en $1.280 y coqueteó con la barrera simbólica de los $1.300 buena parte de la jornada.
«Flotar quiere decir que vos tengas un tipo de cambio libre, y que se mueva como el mercado quiera», afirmó Caputo en su diálogo con Laje. «Argentina es un país que puede flotar como cualquier otro, si están dadas las condiciones, que son las que estamos tratando de cumplir», continuó el ministro.
Ante lo que parecía ser una primicia, Laje indagó: «¿Argentina va a ir a un esquema de libre flotación o va a continuar con un esquema de crawling peg? ¿Qué es lo que se negocia?». La respuesta del ministro fue lo suficientemente ambigua como para que el mercado interprete la respuesta por la afirmativa a las bandas de flotación: «Bueno, eso es parte del acuerdo y no lo puedo decir», afirmó Caputo.
Lo concreto es que la política cambiaria de la gestión Milei sigue siendo la principal diferencia que atraviesa las negociaciones con el Fondo Monetario. En el organismo no admiten que los desembolsos de un potencial acuerdo se dilapiden en intervenciones diarias en el mercado cambiario con el solo objetivo de mantener el atraso cambiario.
En apenas dos ruedas, el Banco Central debió ceder más de u$s 500 millones para contener el tipo de cambio. Terminar con las intervenciones en el mercado cambiario, es justamente lo que exige el Fondo Monetario.
En efecto, el viernes pasado el Banco Central (BCRA) cedió u$s 474 millones en una sola jornada a fin de contener la cotización. En la jornada de ayer, debió entregar otros u$s 56 millones. En solo dos ruedas, el BCRA vendió más de US$ 500 millones para intervenir en el mercado cambiario. Las reservas brutas de la entidad monetaria cayeron US$ 755 millones en la última semana, incluyendo los pagos de deuda soberana que impactaban en esta fecha.
Ante semejante velocidad en el drenaje de reservas, y un panorama cada vez más evidente de tensión cambiaria, el rumor acerca de una devaluación inminente se convierte en una profecía autocumplida: si se aplican «bandas de flotación», el gobierno terminará convalidando lo que el mercado ya advertía desde hace al menos un trimestre.
En qué consisten las «bandas de flotación» que pide el FMI
El ministro Luis Caputo volvió a afirmar ayer que el Fondo Monetario no exige una devaluación como parte del acuerdo con Argentina. La afirmación es estrictamente cierta: lo que el Fondo le pide al gobierno argentino es que deje de utilizar reservas para sostener artificialmente el tipo de cambio.
En otras palabras, el FMI exige dos cosas como prioritarias en la negociación con Argentina: la primera es que finalice el esquema de «Dolar Blend», y la segunda que se elimine crawling peg al 1% mensual. Mediante el Dólar Blend el gobierno interviene a diario en los tipos de cambio financieros dilapidando reservas, y con el crawling peg fija el tipo de cambio en un nivel artificialmente bajo, en relación al precio que hace meses percibe el mercado «libre».
A cambio, el organismo estaría sugiriendo un esquema de «bandas de flotación» libre para el tipo de cambio. En la práctica, se trata de una cotización mínima para el tipo de cambio oficial que opera como «banda inferior» y una cotización máxima que opera como «banda superior». Dentro de esos límites, la cotización se mueve «libre» en base al juego de la oferta y la demanda del mercado cambiario.
Si se materializa un esquema de bandas de flotación, con un dólar oficial mínimo en torno a $1.300 y un máximo en torno a $1.600, el gobierno estaría convalidando una devaluación de entre el 18% y el 45%.
En un esquema como este, el Banco Central solo interviene si la cotización «libre» del tipo de cambio se ubica por debajo de la banda inferior, o por encima de la banda superior. Allí radica el motivo de la incertidumbre que se desato en la jornada de ayer. Los rumores que circulan desde el fin de semana, señalan que las bandas de flotación que pide el FMI se ubican entre $1.400 y $1.700, y que el gobierno habría logrado «bajar» la exigencia a una banda de entre $1.300 y $1.600.
Dicho de otra forma, una vez implementadas las bandas de flotación, en el mejor de los casos (si el dólar oficial se ubica en torno a $1.300), el gobierno estaría convalidando una devaluación de al menos 18,5%. Y en el peor de los casos (si el dólar oficial experimenta un overshooting que lo lleva al terreno de los $1.600), la devaluación podría ser de hasta el 45%.
En cualquiera de los casos, si bien es cierto que el FMI «no exige una devaluación» y el gobierno sigue negando a capa y espada el atraso cambiario y la devaluación, lo cierto es que aplicar el esquema de bandas de flotación que exige el FMI, culmina inexorablemente en una devaluación.
Cepo y Crawling Peg, las dos grandes dudas
Ante la inminencia del acuerdo con el Fondo Monetario y la posibilidad cierta de que la política cambiaria mute hacia un esquema de bandas de flotación, existen dos interrogantes que atraviesan a los operadores de mercado: el crawling peg y el cepo cambiario.
Respecto al primer punto, la duda consiste en la evolución mensual de las potenciales bandas de flotación. Una alternativa intermedia, es que el crawling peg sirva para actualizar mensualmente los límites de las bandas de flotación. Ello le daría al gobierno una salida discursiva decorosa: el tipo de cambio se dejaría flotar entre las bandas sin resignar el crawlig peg que acaba de estrenarse al 1% en febrero.
El crawling peg podría transformarse en la actualización mensual de las bandas de flotación, mientras que el cepo cambiario que restringe el acceso al mercado cambiario para atesoramiento y pagos en el exterior, seguiría existiendo.
El gran interrogante es qué sucedería si la demanda atropella rápidamente la flotación y lleva el dólar oficial al límite de la banda superior. Ello obligaría al Banco Central a volver a intervenir fuerte, drenando reservas con parte del desembolso del FMI, pero ahora con un tipo de cambio mucho más alto.
En cuanto al segundo ítem, la duda es «quienes podrían acceder» al nuevo esquema de flotación libre del tipo de cambio oficial. En otras palabras, la pregunta es si el régimen de bandas de flotación implica un levantamiento del cepo cambiario. La respuesta es un «no» rotundo.
En principio, las versiones señalan que el cepo cambiario se mantendrá vigente, y que el esquema de bandas de flotación estaría enfocado en el comercio exterior y la producción. Es decir, se buscaría descomprimir el drenaje de reservas que hoy se canaliza mediante el dólar blend, pero se mantendrían las restricciones para el atesoramiento y compras en el exterior, que continuaría pagando un «dólar turista» compuesto por dólar oficial más impuestos.
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