La impotencia de volver a los ‘70 en materia de comercio frutícola

Los volúmenes de venta en peras y manzanas caen en forma progresiva. Las pérdidas por heladas y el granizo, llevarán la cosecha este año a niveles de hace medio siglo atrás.

Cerrados los números del sistema frutícola 2021 para todo el Valle de Río Negro y Neuquén, las estadísticas reflejan que durante el año pasado se comercializaron, por las distintas vías que presenta la matriz regional, poco más de 1,091 millones de toneladas entre peras y manzanas. Este volumen representa una caída interanual del 10%. En términos absolutos, se dejaron de comercializar unas 110.000 toneladas de frutas.


Los datos surgen de la estadística realizada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en la que se refleja la salida de fruta hacia los mercados ubicados al norte de la barrera del río Colorado, destino que absorbe más del 95% del total de la oferta de pomáceas de la región.

Si se toman en cuenta las proyecciones para este año -que estiman una caída de producción de peras y manzanas del orden del 30% interanual, por las heladas primaverales y las tormentas de granizo- los volúmenes de venta se ubicarían alrededor de las 800.000 toneladas de fruta al cierre del 2022; una cifra que nos lleva a cosechas de fines de la década de los ’70, casi medio siglo atrás.

Los datos no hacen más que reflejar la crisis en la que está sumergida esta importante economía regional producto de las insensatas políticas económicas aplicadas en todo este tiempo.

Datos clave

800.000
son las toneladas regionales estimadas para comercializar este año entre peras y manzanas.
880.000
es el promedio de ventas registrado en el período 1975-1980, entre peras y manzanas, de Río Negro y Neuquén.

Cualquier funcionario público que a fines de los ’70 se habría puesto en mente destruir el modelo frutícola -ejemplo en el mundo en ese momento por su nivel de competitividad- no lo hubiese hecho tan eficientemente como lo ejecutaron los planes económicos aplicados en el país en todo este último medio siglo.

Comparando las estadísticas de 2011, que reflejan una comercialización de poco más de 1,7 millones de toneladas entre peras y manzanas, la región dejará -por diversas causas- de colocar este año 2022 en el mercado alrededor de 900.000 toneladas de fruta; un enorme volumen que, traducido en valores de venta (teniendo en cuenta la matriz comercial que hoy presenta el sistema), representan mermas por unos 450 millones de dólares, divisas que no ingresaron al país tomando solo estos dos años bajo análisis.

La falta de esta cantidad de fruta también se puede llevar a pérdida potencial de hectáreas productivas en el Valle. Entre 2021 y 2011 (no se toma 2022 por los acontecimientos climáticos excepcionales) se dejaron de comercializar poco más de 600.000 toneladas de pomáceas tal lo señalan los datos oficiales en el gráfico adjunto; equivalente a más de 15.000 hectáreas que, proyectadas a la actualidad, es la superficie que ya quedó fuera del sistema frutícola.


Números recientes


Cuando se analizan las estadísticas de 2021, claramente se observa que la manzana -tanto en términos relativos como en nominales- fue la especie que más aportó en la pérdida de volumen de cosecha del año pasado.

Los datos oficiales reflejan que el comercio de manzanas totalizó poco más de 497.000 toneladas, volumen que refleja una caída interanual del 15% representando cerca de 90.000 toneladas menos comercializadas respecto de 2020.

Las tendencias se mantienen en las peras, pero con indicadores mucho más suaves. En 2021 se vendieron en total unas 594.000 toneladas, mostrando un retroceso del 5% en relación con el año anterior y unas 32.000 toneladas menos entre uno y otro período.

Para este año 2022 se observan invertidas estas variables. Es decir, las principales variedades de peras son las que más pérdida presentan producto de las heladas primaverales y las tormentas de granizo de verano. Los daños percibidos son muy importantes. Las primeras estimaciones hablan de mermas en torno al 40% dependiendo de las zonas que se tomen como referencia.

En manzanas las pérdidas para este año se proyectan en un promedio del 20%, con regiones que llegan hasta el 40% producto de las fuertes tormentas.


Ventas de peras en el mercado interno, lo único que mejoró


El mercado interno tradicionalmente ha sido muy importante para el sistema frutícola, en especial para las manzanas donde, en períodos bien definidos, se consiguen muy buenos precios en góndola sobre la fruta de calidad.


Durante el 2021 hacia este destino el Valle orientó poco más de 259.000 toneladas de manzana (52% del total comercializado por esta especie), volumen que refleja una caída interanual del 4%. En términos nominales, estamos hablando de menos ventas por unas 11.000 toneladas entre un año y otro.

Las pérdidas no son significativas, si se tiene en cuenta que las exportaciones para esta misma especie cayeron en términos interanuales el 8% (representando unas 19.000 toneladas) y la oferta que se orientó a la industria se desplomó 24% (índice equivalente a unas 50.000 toneladas menos).

En el caso de las peras, el escenario se mostró algo más estable. Las colocaciones externas durante 2021 totalizaron -siempre según los datos oficiales- las 307.000 toneladas, volumen 8% por debajo de los datos consolidados en 2020.

La fruta que se destinó a la industria alcanzó las 163.000 reflejando una caída del 7% interanual.
Solo el mercado interno para las peras mostró volúmenes positivos: se colocaron durante el año pasado poco más de 123.000 toneladas, un 7% arriba en términos interanuales.

Pero este no fue un dato del todo alentador ya que los valores pagados por el consumidor fueron muy bajos, generando importantes quebrantos en empresas de la actividad.

No hay que olvidar que el año pasado no fue bueno el mercado interno para ninguna fruta, por la crisis económica del país.


Cómo se compone la matriz de ventas del valle


No hay grandes cambios al analizar los destinos del comercio frutícola.

Existen tres vías bien diferenciadas que absorben más del 95% del total producido en el Valle de Río Negro y Neuquén: la exportación, el mercado interno y la industria de jugos concentrados.



Sin embargo, la distribución de las especies en estos destinos no es la misma. Tomando como referencia los datos oficiales del año pasado, el mercado interno absorbió 52% del total de manzana cosechado, 32% fue orientado a la industria y el restante 16% fue hacia la exportación.

En peras; hacia el exterior se destino el 52% del total de la producción, al mercado interno el 21% y el 28% fue a la molienda para industria.


Distorsiones que crecen sin pausa


Cuando hablamos de las malas políticas económicas, no podemos de dejar de mencionar la intervención del mercado cambiario; una herramienta de la que la mayor parte de los políticos se enamora, ya que actúa como ancla artificial contra la inflación. Hoy, claramente ya ni siquiera funciona para eso; considerando en 2021 el IPC se ubicó cerca del 51%. Pero los Gobierno insisten en sus errores, y la administración Fernández no es la excepción.

La brecha cambiaria -definida como el precio del valor del dólar en el mercado libre versus el dólar oficial- se ubica por encima del 110%. ¿Cómo el Gobierno pretende que una economía regional, como la frutícola del Valle, cuya toda su infraestructura apunta a la exportación, pueda cobrar sus ventas de fruta con un dólar de poco más de 100 pesos y hacer frente a sus costos con otro que sale 220 pesos? Así, no hay actividad que aguante.


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