Los frentes abiertos de Caputo para las fiestas: cambio en las bandas y en la acumulación de reservas
El ministro tuvo que desdecirse y flexibilizar el sistema de flotación, además de anunciar un plan de compra de reservas. Fue señalado por la fallida votación en Diputados y el FMI le posterga un desembolso.
Luego de la licitación del BONAR 2029 con legislación local que no tuvo el resultado esperado (recogió U$S 910 millones con ofertas por sólo U$S 1.400 millones, con tasa superior a 9%), Caputo tuvo que ceder y volviendo sobre sus palabras modificó las bandas de flotación y anunció a regañadientes un plan de compra de reservas.
La cara la puso el presidente del Banco Central, Santiago Bausilli, quien intentó enmascarar el cambio de rumbo comunicando una “nueva fase” de un programa que viene sufriendo todo tipo de cambios.
La respuesta de los mercados fue tibia. Cómo era lógico por la naturaleza del anuncio, el dólar subió dado que los inversores interpretaron que la presión de compra que ejercerán el Tesoro Nacional y el Banco Central elevará el precio. La incertidumbre se reflejó en la cotización de los dólares financieros: el MEP trepó a $ 1.500 y el Contado con Liquidación superó holgadamente ese valor hasta llegar a $ 1.547.
Incómodo con ese movimiento, Caputo salió a vender parte de los dólares que había comprado –unos U$S 400 millones- para evitar que se amplíe la brecha. En dos días se habría desprendido de casi $ 170 millones. El oficial en el Banco Nación terminó la semana a $ 1.450/1.470 y el mayorista lo hizo en $ 1.450.
“Cuando el mercado asumió que diciembre sería un mes de puras compras del Tesoro, esta semana volvieron las ventas”, alertó la consultora PPI, que mostró así su sorpresa por esta dinámica.
Por su parte, el riesgo país –obsesión del gobierno- tuvo una primera respuesta favorable al plan monetario al perforar los 600 puntos, pero en las dos últimas ruedas de la semana se estancó en la zona de 560/570.
Aun los inversores tienen dudas de cómo hará Caputo para comprar dólares y fortalecer las reservas. El programa anunciado –compras 5% del volumen diario- tiene muchas preguntas sin respuestas. La primera: ¿por qué se dio a conocer esta decisión 20 días antes de que entre en vigencia? “Un intento más del ministro por convencer a los inversores”, deslizó a modo de respuesta un operador de la City.
Lo concreto es que Caputo lanzó el mensaje que el mercado esperaba y el efecto fue limitado porque una vez más faltó claridad.
Revés en Diputados y una nueva postergación del FMI
Cuando aún calibraba esta situación, el jefe del Palacio de Hacienda recibió un golpe político. Funcionarios del oficialismo lo apuntaron como el responsable de meter de última en el presupuesto el artículo que impulsaba la derogación de las leyes de financiamiento universitario y en discapacidad, el cual le propinó una derrota legislativa impensada al oficialismo.
El ministro eligió el silencio, mientras el resto de los funcionarios involucrados en la fracasada estrategia daban sus versiones de los hechos para intentar esquivar los dardos que se lanzaron desde lo más alto del Poder Ejecutivo.
Por otro lado, en la práctica, el presupuesto tal como fue aprobado, obliga a Caputo a una reasignación de partidas para no incumplir la ley, algo que el jefe de Hacienda pretendía evitar.
El tercer tropiezo para el ministro es la postergación de la primera auditoria del FMI del programa el curso. De su aprobación depende un desembolso de U$S 1.000 millones, que en principio podían aplicarse al ya mítico pago de deuda de enero por U$S 4.300 millones.
El jueves el staff técnico del FMI se reunió en Washington para una evaluación inicial. Pese a las consultas de este medio, el organismo no dio información sobre el resultado de las deliberaciones.
Lo concreto es que a mediados de año, el gobierno y el FMI habían acordado que la revisión se haría sobre el cierre de 2025 para evitar ruido político en medio de la elección. Pero pocos días atrás, la portavoz del organismo, Julio Kozack, informó que la misión estaría llegando a mediados de enero. El martes, mientras anunciaba el plan monetario, Bausilli deslizó que se realizaría recién en febrero.
La experiencia pasada indica que esta dinámica de postergaciones constantes obedece a diferencias en la evaluación del programa que buscan camuflarse con la extensión de los plazos.
Cabe recordar que esta auditoría incluirá el seguro pedido de una dispensa por el no cumplimiento con la meta de acumulación de reservas.
Luego de la licitación del BONAR 2029 con legislación local que no tuvo el resultado esperado (recogió U$S 910 millones con ofertas por sólo U$S 1.400 millones, con tasa superior a 9%), Caputo tuvo que ceder y volviendo sobre sus palabras modificó las bandas de flotación y anunció a regañadientes un plan de compra de reservas.
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