Una devaluación encubierta: medidas con más rédito político que social y económico

El paquete económico anunciado por el Gobierno es el resultado de las negociaciones con el FMI. Los posibles resultados en términos de inflación, reservas, recaudación y comercio exterior. Otro factor clave es el electoral.

El paquete de medidas cambiarias anunciado por el Gobierno nacional tiene como objetivo evitar la devaluación, acumular reservas, aumentar la recaudación, impulsar las economías regionales, cuidar la mesa de los argentinos, y un largo etcétera. Esos son algunos de los argumentos que robustecen el relato oficial. Pero, a la luz de los hechos, los objetivos de las medidas se pueden resumir en dos. El primero es acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El segundo, llegar.

Entre las medidas que incluye el paquete se encuentran el nuevo gravamen (impuesto PAIS, no tan nuevo en realidad) a las importaciones de bienes y servicios, un nuevo dólar diferencial para exportaciones de maíz y producciones regionales, y el encarecimiento (vía mayores retenciones impositivas) de la compra de divisas por canales oficiales.

La primera pregunta que surge con relación a esta política económica del Gobierno es si se trata o no de una devaluación, una palabra tabú en el discurso de dirigentes y funcionarios por su elevado costo social. Pero si devaluar es incrementar el tipo de cambio, quedan pocas dudas sobre la respuesta al interrogante.


Nafta para la inflación


La intención de «evitar la devaluación» es evitar el impacto en precios. En ese sentido, la alternativa que encontró el Ejecutivo para acercar posiciones con el FMI no promete ser efectiva. La aplicación del impuesto PAIS a las importaciones terminó siendo más generalizada de lo que se esperaba. «Lo impositivo es un costo», dijo la vicepresidenta en su última aparición pública cuando explicaba lo que, a su entender, es la mecánica de formación de precios.

Asimismo, resta conocerse el listado de bienes transables incluidos en el dólar agro, y si será condición para el acceso la adhesión al programa Precios Justos. De no ser así, es esperable que el efecto de la medida sobre los precios de productos relevantes en la mesa de los argentinos sea considerable.

La aplicación del impuesto PAIS a las importaciones terminó siendo más generalizada de lo que se esperaba.

Finalmente, una parte importante del vector de precios de Argentina se rige por las cotizaciones paralelas del dólar y las expectativas sobre su evolución. Por tanto, el efecto de las medidas sobre el precio presente y esperado del dólar blue y los dólares financieros es otro de los canales por los que la inflación se verá alimentada.


Las distorsiones e inequidad del dólar agro


La extensión y actualización del dólar agro es un necesario alivio para las golpeadas economías regionales, pero no deja de ser eso: solo un alivio, una medida que compensa y palia pero que no soluciona nada.

Por fuera de las economías regionales hay un sinnúmero de empresas que deberán seguir liquidando sus exportaciones a un tipo de cambio oficial sumamente atrasado.

Por fuera de las economías regionales hay un sinnúmero de empresas que deberán seguir liquidando sus exportaciones al tipo de cambio oficial sin incremento alguno, sumamente atrasado.

Esta disparidad deja en una posición desventajosa incluso a sectores capaces de generar mucho valor agregado, fundamentales para relajar la restricción externa argentina y reducir la dependencia de las correcciones cambiarias para equilibrar las cuentas externas. La devaluación del Gobierno carece de los beneficios propios de una devaluación homogénea.


Mientras tanto, el cepo sigue (y se endurece)


El mercado cambiario argentino no deja de sufrir sucesivos ajustes. Si no es vía precios, como esta devaluación fiscal, lo es vía cantidades, endureciendo los controles de cambios.

El caso del dólar ahorro o solidario es elocuente. La compra de dólares a precio oficial pasó a ser un privilegio de pocos, y de cada vez menos. Al largo listado de personas inhabilitadas para hacerlo, ahora se le sumó los beneficiarios de créditos ANSES previstos en la Resolución N° 144/2023, en tanto no hayan cancelado la deuda. Es decir, ajuste por cantidades.

Conforme más duro sea el cepo, mayor será la brecha cambiaria y más fuertes las presiones del mercado a la unificación cambiaria.

Y no solo eso: ahora el precio al que se compra dólar ahorro es ahora más caro: pasó de $466,19 a $ 494,45, debido al incremento del porcentaje de retención a cuenta del impuesto a las ganancias. Es decir, ajuste por precios.

Conforme más duro sea el cepo, mayor será la brecha cambiaria y más fuertes las presiones del mercado a la unificación cambiaria. En una economía con restricciones cambiarias, fuerte endeudamiento, riesgo país mayor a 2.000 puntos básicos y tipo de cambio aún atrasado para muchas exportaciones, las dificultades para el ingreso de divisas son múltiples.


El impacto impositivo


Uno de los argumentos esgrimidos por quienes defienden la medida es que favorecerá la recaudación impositiva a través del impuesto PAIS a las importaciones y hará más factible el cumplimiento de la meta fiscal con el FMI. Es decir, se busca recaudar más por vía de un nuevo gravamen, asumiendo que la economía argentina se halla en la parte ascendente de la curva de Laffer (más alícuota, más recaudación).

Sin embargo, lo apropiado sería comparar el efecto fiscal del nuevo impuesto con el que habría tenido una devaluación homogénea: la misma puede resentir la recaudación vía tributos internos (por ejemplo, el IVA por la posible contracción del mercado interno) pero aumenta la base imponible para la recaudación de impuestos al comercio exterior (derechos de exportación, por ejemplo).

Lo apropiado sería comparar el efecto fiscal del nuevo impuesto con el que tendría una devaluación homogénea.


La finalidad de la medida: política


Es esperable que el efecto del paquete económico revierta, o al menos morigere, la sangría diaria de reservas de las arcas del Banco Central. Sin embargo, el efecto es muy reducido con relación al que tendría una devaluación no selectiva, no distorsiva. Y no se trata de un detalle menor: las reservas internacionales de Argentina están en niveles alarmantes.

El impacto en precios también es menor que el que tendría un salto devaluatorio general. Sin embargo, más relevante que el porcentaje de incremento de costos es el efecto de la medida en las expectativas de inflación futura y, en consecuencia, en la demanda de dinero. La cercanía de los comicios electorales magnifica estos peligros.

Más relevante que el porcentaje de incremento de costos es el efecto de la medida en las expectativas de inflación futura y, en consecuencia, en la demanda de dinero.

No quedan dudas de que este conjunto de medidas es un intento por satisfacer al FMI y sus presiones devaluatorias: tan intrincado esquema cambiario es el resultado de arduas negociaciones, que aún continúan. El default jamás fue una opción para el Gobierno.

Por último, el paquete será usado por el oficialismo como una excusa para no llamar a las cosas por su nombre. Lo que menos quiere Sergio Massa es que, de cara a las elecciones presidenciales, sea tildado como el ministro y candidato que devaluó. Y, simultáneamente, se dejan las condiciones dadas para achacarle esta situación a quien trajo al FMI de vuelta a la Argentina: Mauricio Macri. En definitiva, son decisiones con más rédito político que social y económico. Y la gente es víctima, otra vez, como siempre.


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