Segundo semestre argentino

Por Redacción

Hablar de los segundos semestres en Argentina es casi un concepto de economía política. La frase se reactualiza con cada Gobierno que intenta inyectar esperanzas en sus bases de sustentación, luego de una primera mitad de año cuesta arriba. Los primeros semestres suelen ser de esfuerzos y correcciones en el programa, y la segunda etapa del año debería tener lugar la cosecha y los buenos resultados del plan. Pero no siempre es así. Centralmente cada dos años, cuando los proyectos políticos que conducen el país deben enfrentarse a elecciones de medio término.

Plebiscitar la gestión no es sencillo y hay experiencias en todos sentidos: buenos resultados electorales que no terminaron de consolidar a los oficialismos y malas elecciones que no generaron mayor turbulencia en los planes de la gestión. Sin embargo, los partidos no peronistas suelen ser los que más ponen en juego en las elecciones de medio término, en un segundo semestre que puede relanzar el rumbo definido u obliga a revisar las bases del plan de gobierno.

El presidente Javier Mieli y su equipo político lo tienen claro y miran en el pasado inmediato, remarcando siempre las diferencias, lo ocurrido con el proyecto político del exmandatario Mauricio Macri. Incluso la idea de segundo semestre remite inmediatamente al fallido gobierno del Pro.

Tras un agitado mes para el dólar que, junto con la inflación y el riesgo país, son indicadores que generan fascinación en los argentinos, el Gobierno inteligentemente salió a hacer una defensa del modelo y eligió un canal de streaming aliado para describir la solidez del plan económico y dejar en claro su ambición política: Milei ratificó que buscará la reelección en 2027, en un mensaje a los mercados y a la oposición de que su proyecto tiene continuidad y coherencia.

Pese a que la oposición naufraga entre reproches internos y condenas del pasado, el presidente sabe que aún con los elevados niveles de aceptación con los que cuenta no será fácil y la carrera contra la percepción de mejora en el bolsillo de la gente de pie puede ser despiadada. El jueves por la noche, en la nota con el conductor Alejandro Fantino, Milei se refirió a las elecciones y dijo que es consciente de que le irá mejor en octubre que en septiembre, en referencia a las elecciones nacionales y a las legislativas de la provincia de Buenos Aires.

Sobre ese planteo, de sinceridad no forzada, también subió al ring al peronismo y a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quienes acusó de intentar desestabilizar, vía las leyes aprobadas en el Congreso, uno de los pilares del plan económico y de la sustentabilidad política de su gobierno: el superávit. Con esa sospecha, quizás, hasta le subió algunos puntos la categoría al kirchnerismo, que no sale de su laberinto, pese a los encendidos mensajes de la expresidenta Cristina Kirchner desde la prisión domiciliaria.

El segundo semestre ya se hace sentir. Para el sector productivo -el financiero se mueve con otras dinámicas- los segundos semestres pueden ser de stand by. Lo que tenían para hacer lo hicieron en los primeros meses y ahora regulan inversiones, desarrollos y planes de expansión, hasta que se vea el resultado de las elecciones de octubre. Hasta que se sepa si el proyecto económico y político del gobierno tiene apoyo popular y por lo tanto continuidad.

Incluso los que tienen afinidad con los gobierno s de turno esperan. En nuestra región el ejemplo más relevante es Vaca Muerta. Como publicó Río Negro, tras un arranque de año a toda marcha, rompiendo récords, llegó el parate que impacta en actividad, en empleo, en las cuentas provinciales y también en los números de la balanza energética.

La conducción del sindicato de Petroleros Privados, que fue reelecta hace pocos días, se manejó entre algodones por más que el grueso de los 1.200 despedidos que acumula la industria pertenecen a su sector. Sabe, por los datos de las últimas elecciones, que el grueso de sus afiliados votó al actual Gobierno.

El panorama, no solo para el gremio, sino para las autoridades provinciales de la región es complejo porque, por más se intente mantener en las cañerías subterráneas, todo terminará de salir a superficie en el famoso segundo semestre.

No es sencillo, pero un proyecto como Vaca Muerta será un polo de riqueza para la región y el país cuando supere la hipersensibilidad a los momentos políticos. Para eso es necesario que las fuerzas políticas maduren y puedan hacer trascender los planes de Estado más allá del cortoplacismo electoral crónico y que consigan niveles de institucionalidad, para que cada visita a las urnas no sean todos nuevos banquinazos.


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