EE. UU. investigará el ataque a reportera italiana

Estimó "absurdas" acusaciones de que fue planificado.

ROMA/WASINGTON (AFP/DPA).- Italia despidió con funerales de Estado al agente secreto Nicola Calipari, baleado en Bagdad por soldados estadounidenses mientras protegía a una rehén recién liberada, y espera explicaciones de Estados Unidos sobre este grave incidente que indignó a la opinión pública. En tanto, la Casa Blanca rechazó tajantemente las acusaciones de la periodista italiana Giuliana Sgrena respecto a que es posible que soldados estadounidenses le dispararan de manera intencional y promete investigar el hecho.

Cientos de personas, entre ellas el presidente de la República italiana, Carlo Azeglio Ciampi y el presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, asistieron a la ceremonia celebrada en la basílica de Santa María de los Angeles por el hermano del difunto, el sacerdote Maurizio Calipari. El paso del cortejo fúnebre, con el féretro de Nicola Calipari, quien murió de un balazo en la cabeza al interponerse para proteger a la periodista, fue aplaudido por los romanos.

«Es el momento de rendir homenaje todos juntos, sin polémicas, al gesto heroico de Nicola Calipari», declaró con la voz quebrada durante la misa el subsecretario de Estado, Gianni Letta, responsable de los servicios secretos italianos y amigo personal del agente. Emocionante fueron también las simples palabras del jefe de los agentes secretos militares (SISMI), Niccolo Polari, quien entre lágrimas recordó a Calipari por «su lealtad, sus buenos modales, su bondad, su inteligencia y determinación».

La muerte del agente por «balas amigas» desconcertó a los italianos y deterioró las buenas relaciones entre Italia y Estados Unidos. La versión contada por la periodista liberada en el diario Il Manifesto, que sugiere que ella se había convertido en un blanco para las fuerzas estadounidenses porque se oponen a negociar con los secuestradores, no convence a los estadounidenses que la calificaron «absurda».

«Es absurdo sugerir que nuestros hombres y mujeres de uniforme dispararían a propósito sobre civiles inocentes», afirmó en Washington el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

«Tenemos muy buenas relaciones con el gobierno de Italia. El primer ministro Berlusconi es alguien a quien el presidente considera un buen amigo», indicó el vocero. Políticos italianos de todas las corrientes coincidieron en reclamar a Estados Unidos toda la verdad sobre las circunstancias del incidente.

El jefe de gobierno italiano anunció que comparecerá el miércoles ante el Senado para contar lo ocurrido. Berlusconi presiona también para que EE. UU. dé una explicación detallada y satisfactoria sobre el incidente. El presidente George W. Bush y la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, prometieron que los hechos serán investigados a fondo.

En tanto, ayer al menos 27 personas murieron en diversos ataques en Irak. El ataque más mortífero dejó 15 muertos y 23 heridos en un atentado suicida en Balad, 70 km al norte de Bagdad).

Crecen las críticas por «disparos erráticos»

BAGDAD (AP).- Todos los días en todo Irak se relatan historias trágicas de lluvias de disparos, parabrisas rotos y asientos de vehículos cubiertos de sangre. Son, muchas veces, consecuencia de los disparos erráticos de nerviosos soldados estadounidenses, como los que recientemente causaron la muerte de un agente secreto italiano y un soldado de Bulgaria. Los disparos suelen provenir de los puestos de control militar norteamericanos.

«Son unos meros vaqueros», dijo furioso Abdulá Mohammed, refiriéndose a los soldados estadounidenses que mataron a tiros a su hermano el 28 de febrero pasado, mientras manejaba por una calle en la ciudad de Ramadi. Mohammed expresó que su hermano se había acercado demasiado a una patrulla estadounidense.

«Lo mataron sin motivos, dispararon repentinamente contra su automóvil», indicó.

Cansados de los ataques suicidas con coches-bombas, los militares norteamericanos le han colocado a sus vehículos leyendas en árabe que advierten a los demás a mantenerse alejados o de lo contrario corren el riesgo de enfrentar una «fuerza mortífera».

Otras advertencias similares están pegadas en los puestos de control estadounidenses que hay en toda la ciudad. En un país donde los insurgentes lanzan ataques todos los días, no cabe duda que parte de la fuerza está justificada.

Pero los civiles están quedando atrapados en medio de la violencia, y de manera alarmante. El hospital Yarmouk -uno de los tantos centros médicos importantes de la capital del país- recibe numerosas víctimas de tiroteos cada día, señaló el doctor Mohamed Salaheddin.


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