El abuelo del niño secuestrado en Añelo responsabilizó a la madre por las «desgracias» de la familia

Daniel Zaitzev, vive junto a su pareja y 3 de sus 11 hijos en Fernández Oro. Narró parte de la vida de Adrián que es intensamente buscado por secuestrar a uno de sus ocho hijos. Además, está prófugo de la justicia de Bolivia.

Daniel Zaitzev nació en China, es de origen ruso, pero tiene nacionalidad argentina. Vive junto a varios de sus hijos y su pareja en una chacra en Fernández Oro donde tiene una importante huerta de sandías. Era el proyecto de su hijo Adrián, quien es intensamente buscado por las fuerzas de seguridad luego de secuestrar a uno de sus hijos en Añelo, el menor de ocho.

El hombre de 62 años, religioso ortodoxo, responsabilizó a la expareja de Adrián Zaitzev por lo que denominó «desgracias» de la familia que desencadenó en el secuestro de su nieto a manos de su hijo. Incluso descalificó el origen de su exnuera Neonela y consideró que fueron determinantes en el conflicto familiar y en la violencia de género que su hijo ejerció sobre ella.

Hoy recibió a Río Negro en su chacra para contar desde su subjetividad el entramado familiar detrás del secuestro de su nieto Eric Rusakov. Daniel narró la historia entre Adrián y Neonela, quienes se conocieron el último año del siglo pasado -1999-, en Choele Choel.

Se casaron cuando ella todavía era menor de edad en ese momento, tenía 14 años, y él nacido en Argentina, 22. Daniel explicó que con su mujer estaban en contra del matrimonio porque no compartían el origen de la chica. Si bien dijo que era muy joven para contraer matrimonio, el principal escollo radicaba en «los genes» de la familia de Neonela. «La madre prostituta y el padre alcohólico», indicó.

“Es una historia muy triste. Su madre era prostituta en Bolivia y cuando Neonela tenía seis años quiso venderla junto a sus hermanos”. Explicó que el tío de la chica llevó a todos los niños a Choele Choel donde estaba el padre: «También tiene una historia triste porque era alcohólico”, precisó.

En toda la entrevista, el hombre responsabilizó a ambas, por el futuro de las nuevas generaciones. El ideal de mujer: que cocine, que planche, que sea dócil y simpática; «y que no mire otros hombres».

Dejó reducido el rol del hombre al trabajo y a la procreación. Tan poco determinante ese lugar que justificó los golpes de su hijo a su pareja como una simple «reacción» a las provocaciones.

Según su creencia, esos antecedentes familiares «dicen mucho» de una persona y puede determinar la historia de la familia. “Le dijimos a Adrian `qué estás haciendo. Ella es bonita, pero los genes, ¿de dónde vienen? No sabes qué puede venir a futuro` no quiso saber nada, se enamoró y se casó. Nosotros siempre decimos que la manzana no va a caer lejos del árbol. No nos quiso escuchar y tuvimos que aceptar el casamiento”.

A pesar de su desacuerdo, Daniel aseguró que durante los primeros años de matrimonio la familia estaba muy conforme con Neonela. “Era muy alegre, simpática, dócil, cariñosa”.


Todo cambió con la aparición de la «prostituta»


Sin embargo, “todo cambió” cuando la “prostituta” viajó desde Bolivia para reencontrarse con sus hijos. “Ninguno la aceptó, salvo Neonela que como era dócil le abrió las puertas. No sabemos qué hizo la madre, pero Neonela comenzó a alejarse de la familia y cada vez venían más hijos. Y ella no los cuidaba, estaban sucios, no les cocinaba. La mujer es el sostén del familia, el hombre no hace nada, pero una familia depende de la madre”.

Daniel responsabiliza a ambas mujeres por las “desgracias” que acontecieron en la familia que desencadenó en el secuestro del niño por parte de su hijo Adrián Zaitsev.

Incluso aseveró que las «reacciones» -golpes y violencia verbal- era producto de las provocaciones de Neonela. La aparición de la madre impactó en la relación que tenían con la nuera y eso generó los primeros problemas en la pareja, y en el entramado familiar.

Según su relato, en un viaje que Adrián hizo por trabajo al exterior, Neonela quedó embarazada, pero de una relación extramatrimonial, y luego abortó. “Mis hijas se dieron cuenta porque el embarazo era de cuatro meses y mi hijo había regresado de Bolivia un par de meses antes. Ese hijo no era de Adrián, pero nosotros no quisimos decirle nada”.

Muchos años después, el hombre que es buscado por la justicia boliviana, se anotició del supuesto engaño y comenzó a ejercer violencia física y psicológica contra Neonela.


Violencia de género y fuga en Bolivia


Esto llevó a una causa judicial en Bolivia, donde residían en ese momento, que culminó con Adrián en prisión en Santa Cruz de la Sierras. En el penal de Palmasola, el más peligroso del país sudamericano.

Estuvo detenido hasta julio pasado cuando se fugó. Daniel dijo que fue toda una provocación de la joven para engañarlo y que lo detengan. Según sus propias palabras, en el expediente penal también hay denuncias por violaciones.

Luego de 15 días en un psiquiátrico, y después de 18 meses en prisión, Adrián se fugó y volvió a Argentina, a Fernández Oro, en julio del año pasado, donde comenzó a cultivar la huerta de sandías en la chacra de sus padres. «Cuando se enteró que tenía que volver al penal, se fugó», dijo su padre.


«Que se entregue»


Tiempo después, Neonela regresó de Bolivia con sus hijos y volvieron a juntarse, sin embargo la mujer rápidamente volvió a irse. La mujer dejó a uno de sus hijos al cuidado de una hermana en Añelo. “Cuando Adrián se enteró me dijo que lo iba a ir a buscar. Yo le dije que no estaba en condiciones de hacer eso, que no lo podía hacer y que no lo haga”.

Sin embargo, días antes del secuestro, el hombre dijo que comenzó a ver mal a su hijos, que tenía días buenos, pero que por el momento decía cosas sin sentido, y que tenía malos días. “Yo le dije que lo venia mal, pero el no me decía nada. Yo pensé que estaba consumiendo drogas, después me confirmó que consumía marihuana y por eso lo eché”.

El hombre explicó que hace dos semanas lo echó de la finca y fue a parar a otra chacra, también en Fernández Oro. Aseguró que no volvió a verlo y que tampoco tuvo contacto con su hijo tras el secuestro.

“Lo mejor es que se entregue la justicia. Debe intervenir un juzgado de menores y que citen a los padres para que se aclare la situación. Si van a vivir juntos o divorciarse y en qué situación van a quedar los hijos. Queremos que se haga justicia y que los chicos tengan un futuro. Los hijos no pueden sufrir así de ambas partes”, dijo el hombre.


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