El cactus de nueve metros, la atracción del barrio

Fue un regalo traído del noroeste de nuestro país hace 33 años. Los dos “hijuelos” que ha sacado la planta fueron regalados. Uno partió a Mendoza y el otro se entregó a una iglesia de la ciudad.

Allen tiene esos personajes y lugares de encuentro que cautivan y llaman la atención. La casa de Carlos Domingo Fernández Carro es uno de esos sitios donde los visitantes pueden apreciar una planta que es originaria del noroeste argentino pero por cuestiones del destino terminó en esta ciudad del Alto Valle.

Se trata de un cactus que está ubicado en su patio y mide más de 9 metros, según dijo Carro.

“Un guardafauna que cuida la quebrada en Jujuy me lo regaló hace 33 años”, contó.

El hombre tiene 78 años, vive en la calle Hipólito Yrigoyen y es un enólogo jubilado. Con entusiasmo mostró la planta que tiene en su casa, que es única en la ciudad.

“El guardafauna me dio un hijuelo de esos cactus del norte, pesaba 25 kilos, era del tamaño de un tambor de 20 litros”, detalló.

Carlos contó que el cactus da unas 20 flores por año. “He sacado dos hijuelos, uno se lo llevó un señor a Mendoza, otro se lo entregué a la iglesia”.

“Según un estudio que vi en televisión, estas plantas llegan a vivir hasta 200 años”, comentó Carlos.

El vecino tiene su visión sobre el futuro, por eso donó una de las plantas a la institución religiosa. “De acá a 100 años vamos andar todos en satélites, mi casa y la de al lado capaz la tiren y pongan un edificio de tres pisos. Pero la iglesia no la van a derrumbar sino que van a construir otra al lado, por eso les regalé el cactus”, explicó.

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Carlos manifestó que sus amigos cuando llegan y ven la planta quedan impresionados. “Dicen que nunca vieron una cosa así. Tengo un amigo en Mendoza que dijo que tampoco ve por allá cactáceas tan altas como ésta. En el norte hay un lugar entre Salta y Jujuy, allí hay un señor que tiene una hectárea y media de puros cactus”, manifestó.

El hombre es un apasionado por este tipo de vegetación y detalló que cuando la planta es chica “hay que regarla cada mes la tierra y cada dos días echarle agua al tallo”. Destacó que tiene la propiedad de absorber el agua a través de sus espinas y su piel.

“La planta sigue creciendo y estoy fertilizando la tierra con guano de chivo, desodorizado y molido. Parece que toma más fuerza”.

El vecino dijo que no han tenido problemas con la casa de al lado a pesar de que está sobre esa pared. “No les molesta, las raíces vienen para mi terreno. Los amigos del vecino vienen a sacarse fotos”, expresó sonriendo.

En el patio también hay flores como la Santa Rita a la que cuida con dedicación. Además cuenta con un parral de uvas. En las maderas de la estructura, los abejorros han hecho sus nidos.

“Hay que cuidarlos, no hacen nada malo”, finalizó Carlos mientras los observaba.

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“Los amigos del vecino vienen a sacarse fotos”, comentó Carlos.

Punto de encuentro: Allen


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