El caso de Karen desnuda una cruda realidad en la capital rionegrina

No sólo se trató de una violencia extrema sino de una realidad atravesada por la vulnerabilidad social graficada por los testimonios en l juicio.

El juicio por el homicidio de Karen Alvarez, la adolescente de 14 años asesinada el 24 de octubre de 2014, desnudó una realidad de la capital rionegrina que se mira de reojo. Un mundo que supera el límite de los boulevares que rodean la ciudad, que duele y margina. Que incluye drogas, familias desmembradas y necesidades que -en muchos casos- llevan al camino de la delincuencia y la prostitución a edades cada vez más tempranas.

Una realidad que “adentro” de los boulevares también se vive: en los sectores más acomodados hay prostitución, droga, deslealtades, familias desmembradas. Son dos realidades con otra característica en común: se encuentran amparadas en la oscuridad.

Durante las dos jornadas de juicio en las que fueron escuchados una treintena de testigos quedó graficada esa situación. La mayoría de esas personas que declararon deberán hacer lo mismo en poco tiempo, en el marco de las causas que investigan casos de presunta corrupción de menores y facilitación a la prostitución.

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Los procesados en esos expedientes formaron sus familias, ejercieron sus profesiones y atendieron sus negocios dentro del radio de esos boulevares que no integran sino que dividen. Fuera de esos límites están las víctimas de una situación social que desde la cuna le miró la cara a la necesidad y del poder del dinero que se mostró con migajas rápido de alcanzar como despiadado e ilegal.

En el juicio de Karen varios testigos mostraron temor por los códigos barriales a tal punto de pedir no declarar con público. Todos deben regresar a casa y lo que más quieren es vivir tranquilos. Esta situación llamativa para la prensa generó preguntas y respuestas que dejaron pensando: “estos códigos son más fuertes que las leyes y mucha gente no acompañó a las marchas por este mismo temor”, dijo un familiar.

El consumo de drogas, la violencia y el ejercicio de la prostitución en la juventud fueron temas que estuvieron siempre presente en estas dos jornadas de juicio. Una vecina de la familia de Karen en el barrio Zatti hizo referencia a la “junta en la placita”, a las adicciones, los autos caros que se paraban en las inmediaciones y al que subían chicas.

Otro testigo también señaló “ahí van autos para tener relaciones”, en referencia al lugar alejado y desolado donde fue encontrado el cuerpo de la desafortunada adolescente que había iniciado sus estudios secundarios con la expectativa de un futuro mejor. Con esas mismas esperanzas crecen cientos de jóvenes viedmenses. Para que esos sueños se trasformen en realidad, tal vez, haga falta dejar de mirarlos de reojo.


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