El «Colorado» Reinhold, el jefe del grupo que torturaba en «La Escuelita»

Decidía sobre la vida y la muerte

NEUQUEN (AN).- En la década del 70, Oscar Lorenzo Reinhold y otros oficiales católicos del Comando de la Sexta Brigada esquivaban disgustados las misas de la Catedral de Neuquén.

Declarados creyentes, estos militares y sus familias marchaban de mala gana a la parroquia San José Obrero ubicada en la calle Primeros Pobladores de esta ciudad, en la zona en que los gitanos compran y venden autos.

Las misas del centro estaban por entonces a cargo del obispo Jaime De Nevares quien «está más preocupado por la política que por las almas de los católicos», se quejaba Reinhold. El oficial tenía razones para cuidar su alma. Estaba al frente de un grupo de torturadores.

De estatura mediana presionando a baja, de tez blanca con fuerte pigmentación roja (le decían Colorado), pelo rubio y ojos claros, no hay fotografías disponibles del militar que se jubiló como coronel. A falta de fotos, está el fotofit (suerte de identikit), que ilustra esta nota elaborado en base a testimonios de sus víctimas, publicado por

este diario en julio de 1985.

A 30 años del golpe, «Río Negro» reconstruyó el perfil de uno de los principales protagonistas de la represión en la zona y una de las piezas clave de las reactivadas causas judiciales que están en manos del juez federal Guillermo Labate.

En 1976, el militar de raíces teutonas mantenía una discreta vida social alimentada -sobre todo-, a partir del trabajo de su esposa Beatríz, docente de la histórica escuela 2. Allí, había otras maestras esposas de oficiales militares incluso del mismo grado de Reinhold quienes, por tratarse del jefe de Inteligencia, reproducían las jerarquías puertas adentro del establecimiento, cuenta Marta Citadinni.

«Era muy atento, de comentarios muy atinados, casi un progresista», fue más allá la mujer.

Mario López Alaníz –esposo de Marta– recuerda a Reinhold como una persona muy correcta y de modos amables que, cuando podía, expresaba su preocupación por la situación que vivía el país.

Reinhold era el jefe de Inteligencia de la Sexta Brigada, cuya sede se ubica en una de las preferenciales manzanas de la avenida Argentina. Su casa estaba enfrente. El hombre, por aquellos años, estaba muy preocupado por la educación de sus cinco hijos (Mariel, Oscar y María Laura son los mayores) y solía conversar sobre las expectativas su futuro.

Reinhold guardaba otra faceta y otros modos en su actividad laboral. Es que en ese tiempo crucial era la máxima autoridad del centro detención clandestino «La Escuelita», que se ubicaba en los fondos del Batallón 181.

Aunque su grado era de mayor, Reinhold tenía tanto o más poder que propio comandante de Brigada, el entonces coronel José Luis Sexton. Por caso, Reinhold podía decidir el secuestro una persona, su tortura, traslado, desaparición… la vida o la muerte.

«¡Preparen el quincho! que va a haber visitas», ordenó por teléfono a algún subordinado mientras el médico roquense, Enrique Teixido, sudaba la gota gorda antes de iniciar un derrotero de tortura que se extendió durante un año y medio. Corría septiembre de 1976 y Reinhold se emocionaba de contar con un nuevo detenido. Teixido había ido motu propio al Comando e incluso antes de la iniciar las vejaciones Reinhold le dijo si quería volver más tarde u otro día

«El ascenso era también la preocupación de mayor Oscar Reinhold, de 41 años, especialista en contrainsurgencia, impaciente por demostrar una superioridad adquirida en la mejor escuela del extranjero, pero asignado a una jefatura de Inteligencia donde, a falta de guerrilleros, había que conformarse con detener a elementos vinculados con organizaciones subversivas de poca magnitud», relata Noemí Labrune en su libro «Buscados».

La definición de «organizaciones subversivas de poca magnitud» fue extraída de un sumario realizado por el Juzgado Militar 93.

Reinhold estaba a cargo de la denominada subzona 52 y respondía al Quinto cuerpo de Ejército con sede en Bahía Blanca: «Derivar los detenidos implicaba relegar la subzona a una de simple estafeta postal de una lejana casa matriz. Un empleado de estafeta difícilmente acceda a una brillante carrera. De ahí el dilema del mayor», sigue Labrune en su libro.

Quizá por esa necesidad detuvo estudiantes de nula militancia, y a algunos como el ahora diputado Raúl Radonich. «Tenés la suerte de que esto no haya sido en La Plata, sino el resultado hubiera sido muy distinto», le dijo a un Radonich de apenas 20 años, que estudiaba en aquella ciudad.

Reinhold ya no se preocupa por el escenario de las misas, vive en Buenos Aires, en el barrio Belgrano. Tiene 71 años y es tesorero de una mutual militar.

«Si quiere, venga mañana»

NEUQUEN (AN).- Enrique Teixido cuenta que cerca de la medianoche del 2 de septiembre de 1976 hombres enmascarados y armados sonaron el timbre de su casa, en Mitre de Roca. El médico, que militaba en el PJ, miembro del Colegio Médico y dirigente de Deportivo Roca, supo que no tenía que abrir. Mucha gente de Roca se había marchado del país y otros,pocos, habían sido detenidos. Cosa curiosa, el grupo de solapas levantadas, pasamontañas y de armas cortas y largas se marchó. Teixido pensó: «si me van a llevar que sea con escándalo y se enteren todos los vecinos».

Esa misma noche un grupo armado -seguramente el mismo- se presentó en la casa de Patricio Dillon, también de la JP, lo que motivó que la madre de éste llame a la policía. Al parecer, policías y el grupo de tareas se desconocieron y a punto estuvo de producirse un enfrentamiento. Luego de hablar cada uno siguió por su lado. Meses después, Dillon fue detenido en Buenos Aires y es un desaparecido.

En este escenario y enterado por «Río Negro» de la detención del gremialista Rubén Ríos, Teixido decidió alejarse de su casa. Cuando volvió se enteró de otro procedimiento y ese mismo día, frente a su casa, a falta de Falcon un Fiat 128 pasó con gente que hacía «ostentación de armas largas».

«Por gestión de Mario Maida, lamentablemente fallecido, vine a Neuquén y fuimos a ver al teniente coronel Axel Pastor, quien nos dijo que de estas situaciones se encargaba el mayor (Oscar) Reinhold», recuerda el médico.

Muy cortés, Reinhold admitió que el grupo que visitó su casa dependía del Comando y fingió sorpresa por «mi actitud de no franquearle la puerta».

«Ignoraba el propósito de encapuchados armados», le respondió Teixido a Reinhold.

Siempre con Maida a su lado, le dijo que no tenía problemas en responder a las inquietudes que habían motivado el pedido de detención, como lo probaba la presentación espontánea.

«Reinhold dijo que me tomara el tiempo para resolver cosas personales y que si lo deseaba podía volver al día siguiente. Le dije que prefería quedarme».

Maida se retiró y Reinhold archivó las formas. «Se mostró acusador y ordenó que preparen el quincho. Yo seguía en el limbo, cuando dijo quincho, imaginé un quincho».

Media hora más tarde, viajaba atado y encapuchado en el piso de un Falcón, a «La Escuelita». Estuvo preso un año y medio. Fue torturado aquí y en Rawson y durante muchos años evitó hablar del tema. Cuando lo hizo sintió la culpa de estar vivo. Hoy se siente en paz y pide justicia y se gratifica con el juicio de la historia.

Repudio en La Angostura

VILLA LA ANGOSTURA (AVLA).- Bajo el lema de «Nunca más», el pasado viernes por la tarde cerca de 50 personas realizaron una marcha por el centro de la localidad repudiando el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Es la primera vez que en Angostura se da este tipo de manifestación.

La marcha, en la cual participaron estudiantes, docentes, el Intendente Hugo Panessi y representantes de diferentes ámbitos de la comunidad, partió desde el Concejo Deliberante, recorrió la avenida principal y finalizó en el Centro de Convenciones.

En ese lugar los alumnos del colegio secundario CPEM 68 realizaron un acto. Hubo discursos de alumnos y docentes, show de música en vivo y proyectaron imágenes históricas sobre la dictadura militar.

Cabe recordar, que por una ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante la localidad se adhirió al feriado nacional establecido por el Estado.

En todos los ámbitos de la administración pública hubo paro de actividades y sólo algunos comercios adhirieron a la iniciativa.

Notas asociadas: A 30 AÑOS DEL GOLPE: El oficialismo acusó a la «izquierda siniestra» por los incidentes  

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