El coworking que la arquitecta Ana Silvetti creó y diseñó en Neuquén

Buró: Coworking reúne, en la capital neuquina, los conceptos más puros y vanguardistas en el diseño y construcción de lugares que fomentan la cooperación y la integración laboral.

En primer lugar ¿qué es un coworking?


“El cotrabajo, trabajo cooperativo, trabajo compartido, trabajo en cooperación o trabajo en oficina integrada (del inglés coworking) es una forma de trabajo que permite a profesionales independientes, emprendedores, y pymes de diferentes sectores, compartir un mismo espacio de trabajo, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, a la vez que fomentan proyectos conjuntos. El neologismo «cotrabajo» es la traducción al español del término coworking”. Fuente: Wikipedia


BURÓ: Coworking
Bureau (castellanizado como buró) Mueble para escribir • Escritorio • Lugar de trabajo.
CO Reunión • Unión • Compañía • Cooperación • Acción en conjunto.
WORKING Sustantivo «to work» • Trabajar.
DOS PUNTOS Un signo de puntuación que indica lo que sigue en consecuencia • El comienzo de algo.


Estos cuatro puntos se reúnen para diseñar un espacio de trabajo colectivo con el equipamiento de oficina necesario para desarrollarse laboralmente y con la calidez de una casa.


La arquitecta creadora y diseñadora de Buró Coworking, Ana Silvetti, cree que dado que el lugar de trabajo es el sitio donde uno permanece (despierto) la mayor parte del día tiene que brindar el ambiente propicio para pasar esa cantidad de horas adentro.


Los modos de trabajo han cambiado; por consiguiente, los espacios de trabajo también. La rigidez de las oficinas tradicionales queda obsoleta en su forma y en su uso. La forma de trabajar por objetivos y no por cantidad de horas (forma tradicional), demanda lugares de trabajo flexibles en horario y espacio. Ambientes amplios compartidos (sin divisiones) y salas de reuniones de soporte son suficientes. Es una modalidad de puestos de trabajo integrados sin marcar los rangos.


Los usuarios cuentan con lugares donde esparcirse, relajarse y mirar el celular. También llevarse la notebook al sillón, hacer una videollamada desde el jardín, hacer un asado o jugar al metegol. Sin olvidar, todo lo ineludible para desarrollar tu trabajo que también te ofrece este lugar: cada escritorio con conectividad propia, wifi, impresoras, sala de reuniones equipada a full con TV LED conexión HDMI, oficinas privadas, sala de capacitación, pizarras, lockers, guardarropas, recepción, lugar de espera y cocina equipada (dispenser agua fría y caliente, microondas, cafetera, pava eléctrica, heladera, vajilla).


El lugar donde se desarrolla el coworking sigue siendo formalmente una casa como la proyectó el arquitecto, proveniente de Buenos Aires, Paul Amette. Propia de la década de los 60, junto con otras obras de características similares que diseñó en la zona bajo el concepto del movimiento “Casas Blancas”. Cuarenta años más tarde, el arquitecto Oscar Silvetti hizo una reforma de esta casa generando espacios más amplios y conectados entre sí.


Teniendo como base esa intervención arquitectónica, la arquitecta Ana Silvetti adecúa los interiores para transformarlo en el coworking.
Se eligieron tonos que trasmitan tranquilidad y materiales que trasmitan calidez. Cada elemento fue pensado, seleccionado y puesto en su posición y medida diseñada: el cartel de entrada, las lámparas, las mesas, las sillas, los sillones, las telas, la cartelería y los almohadones.


Predomina el blanco en todos los ambientes, el concepto con el cual fue pensada esta arquitectura es algo que la diseñadora quiere mantener. Los cielorrasos son blancos en todos los casos. Esto, además, genera amplitud en un espacio que puede estar ocupado por muchos usuarios simultáneamente siendo que la altura de los ambientes no supera la estándar.


En algunas paredes se opta por colores como azul noche y amarillo lima. En los espacios donde aparecen, se busca lo que la arquitecta llama “total color” que es buscar el mismo color en distintas materialidades que se aproximan entre sí, como por ejemplo: mueble (melamina), almohadón (textil) y pared (pintura) como se ve en algunas fotos.


El mobiliario se compone en madera natural y materiales de color blanco: metal, plástico y melamina. La luminaria también está elegida en esos materiales. La luz que emite cada artefacto fue seleccionada para que sea la adecuada a cada lugar. La iluminación es apta para un lugar de trabajo y colabora con la expresión de los colores que se eligieron. Grandes ventanales corridos propios de la modificación posterior, hacen que la luz natural bañe de todos los ambientes. En la planta baja, esto mismo genera una integración directa del jardín al espacio principal.


Además de la arquitectura y el diseño interior, el logo, hecho por la diseñadora gráfica Cecilia Armand Ugon, aporta tanto al significado del coworking como a la calidez del lugar. Los dos puntos indican un nuevo capítulo, un nuevo comienzo. La tipografía de “caja baja” o minúscula y el redondeado de los bordes, eliminando las terminaciones en punta, lo hacen ameno, amigable y acogedor.


De este modo, Buró: Coworking logra un equilibrio inspirado en romper con la “oficina tradicional” y diseñar espacios que se parecen más a una cafetería y menos a oficinas de cubículos consiguiendo el espíritu de un espacio colectivo.

Fotos: arquitecto Germán Curihuinca


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