El debate sobre la violencia de género también llegó a la milonga neuquina

Un grupo de tangueras feministas elaboró un protocolo para abordar este tipo de situaciones en el ámbito de las milonga. Dafne Torres de Neuquén explica los alcances.

El feminismo llegó para transformar todos los espacios sociales y el tango no se queda afuera. Se presentó un protocolo para erradicar la violencia de género en el ámbito del tango. Se trata de un conjunto de herramientas y acciones que construyan una mayor igualdad en la comunidad tanguera.

La guía de acciones propone establecer a una persona de la organización de la milonga como encargada de observar que no haya ninguna acción sin consentimiento. Si sucede una situación no consensuada, de acoso o agresión, la víctima será asistida por personas asignadas para la contención.

La organizadora de la Milonga “A La Gurda”, Dafne Torres, de Neuquén explicó que “el tango es la expresión de las personas que lo practican, por lo que la milonga, como espacio de encuentro, de algún modo es un reflejo de la sociedad y comparte las mismas problemáticas que en ella se observan”. De modo que los espacios de recreación de tango no están exentos de las desigualdades que están presentes en la sociedad.

“Que el protocolo sugiera acciones y dinámicas para frontar situaciones de violencias, ayuda no sólo a las mujeres sino a toda la comunidad tanguera. Establecer estas pautas, otorga a las víctimas un ámbito de contención antes estas, para no limitarse al hecho de tener que irse de una milonga o no volver a participar de otros espacios de tango solo para evitar al agresor”, agregó Torres.

La guía de acción fue creada por el movimiento feminista de tango que se conformó al calor de las primeras manifestaciones de “Ni Una Menos” en Buenos Aires. Apunta a una transformación social por eso el protocolo debe difundirse en milongas, páginas de organizadores y en las clases.

El protocolo indica que lo primordial es resguardar la asistencia y seguridad de la persona agredida, al igual que se debe creer en su relato. Sugiere que la víctima sea la que decida las acciones a seguir, sin presionarla ni culpabilizarla.

El objetivo de transformar el mundo tanguero implica que todas las personas que asisten a estos espacios tomen conciencia de la problemática de la violencia para generar una mayor sensibilización sobre el tema. “El problema de la falta de educación respecto de qué es violencia de género en el tango. Como en otros espacios, ante un mismo hecho encontramos voces diferentes y opuestas sobre si existe o no una situación de este tipo, por lo que asignar a una persona para cubrir estas tareas no es suficiente si no le interesa familiarizarse con estos conceptos”, detalló a modo de explicación.

Por esta razón el protocolo no sólo se limita a la transformación de las acciones en ámbitos tangueros sino que también aspira a un cambio simbólico de la desigualdad ante las mujeres. Cuando se aprende a bailar tango tiene dos posturas marcadas, el hombre es el que marca el tiempo y conduce los pasos. La mujer se deja llevar por las directivas de su pareja de baile y forma las vueltas y giros del característico “8”. El protocolo promueve propuestas disidentes de tango danza para eliminar la asimetría de poder entre el dúo bailarín además que el conocimiento de los pasos de baile desde ambas perspectivas generan mayor destreza en la pista.

Torres indicó: “El tipo de propuestas ayuda a eliminar los estereotipos de género siempre y cuando se planteen con ese fin. Es tarea de quienes promocionan el tango danza, erradicar la premisa de que en el tango alguien manda y el otro obedece, los roles de mujer y hombre y las prácticas machistas encubiertas como históricos códigos milongueros”. Otra diferencia del orden simbólico al que apunta el protocolo es sugerir el uso del lenguaje inclusivo en las comunicaciones ya sean públicas, orales y escritas. Fomentar en las imágenes publicitarias representaciones respetuosas de la mujer, sin que se cosifiquen sexualmente. Además se impulsa el cumplimiento del cupo femenino 50/50 que consiste en que se incluya a mujeres y personas trans en igual número que los hombres como músicas, bailarinas y profesoras de danza. Y asegurar una paga igualitaria sin importar el género de la persona trabajadora de la milonga.


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