El desalojo y la pandemia


La salida del poder de Weretilneck del área social en la provincia levantó una frontera. ¿Carreras avanzará en la revisión de beneficiarios, en este contexto, y su situación interna?


El presente perfila nuevos mundos y fronteras. La pandemia despunta otra creación y, simultáneamente, el oficialismo provincial -como todos- se adapta a esa realidad pero delimita, además, dominios.

Alberto Weretilneck tomó nota de su desalojo de Desarrollo Social. Contabilizó el hecho -entre los suyos- como una frontera interna, pero les aclara: “No es momento” para nada extraño.

El contacto se espació y la gobernadora Carreras detectó el malestar. El lunes juró José Deco en Desarrollo Social y Daniel Sanguinetti en la Secretaría General. Incondicionales, según se definió el último. Esta existencia se explica si creen que pululan quienes no lo son. Es la muestra de la desconfianza intestina. En una videoconferencia con sus legisladores, Carreras justificó la salida de Nicolás Land de la cartera social en la falta de respuestas. No fue abrupto, explicó, sino que tuvo su proceso. Otro aviso de Carreras estuvo en lo benévolo del despido, pues dijo que pudo optar por un previo daño público. Llamativo. Dejó un velo de sospecha. Un camino que tampoco colaboró con atemperar la inquietud.

Land no es un desocupado. Ya es director de Edhipsa, a partir del resguardo del senador. Carreras y Weretilneck se reencontraron el jueves en Cipolletti. Cayeron en un repaso general de la ciudad, con el intendente Claudio Di Tella. No más trato.

El ingreso de Deco cercena el ejercicio político-social de Weretilneck y, en consecuencia, de legisladores, intendentes y dirigentes afines. No existían intermedios entre el senador y el exministro si de asistencia se trataba. “Anoto y lo hablo con Arabela”, fue la respuesta repetida del flamante ministro a sus últimos interlocutores. Cuanto menos, la gobernadora dispondrá de la información del despliegue social.


El índice sanitario negativo en la pandemia podrá -curiosamente- aportar a las ayudas de Nación. Economía fijó criterios financieros y, entre otros, el número de enfermos.


¿Qué hará Carreras cuando confirme repartos objetados? Una salida aún ignorada frente al contexto complejo de la pandemia, y la sujeción a la fuerza liderada por Weretilneck. Ayer, el presidente de Juntos participó de una reunión virtual con la totalidad del bloque.

Formateado por Carreras, Deco carga con un listado de los beneficiarios y revisará nóminas con cada solicitante. Pidió información nacional el viernes al ministro Daniel Arroyo.

¿El objetivo? El cruzamiento de los registros, especialmente con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). La idea de la gobernadora: nadie puede recibir planes simultáneos. Su aplicación demolería la maquinaria de asistencia oficialista. Un fin políticamente difícil en un momento inédito, con alta demanda social.

La provincia tiene serios problemas para justificar el incremento de los casos de coronavirus. Sus razones colisionan con subas sostenidas de infectados. Se detectó en la última semana 47 enfermos, de los cuales 38 (el 81%) fueron en Bariloche. Hay un rebrote preocupante en esa ciudad.

Superado en lo sanitario, el gobierno intenta su exculpación con cargas a las inconductas individuales o sociales. Un mal recurso en la impotencia.

Chaco tuvo una explosión de brotes en la última semana. Aún así, Río Negro le disputa el tercer lugar de infectados por cada 100.000 habitantes, detrás de Tierra del Fuego y CABA.

Ese alto índice negativo tendrá una ponderación “positiva” para el requerimiento de fondos de Nación. ¿Qué significa? El Estado nacional prestará fondos a las provincias y resolverán los montos con distintos parámetros, partiendo de las cuentas fiscales y también de los registros del NBI y el número de enfermos de coronavirus, según la resolución Nº 223 de Economía.

El reparto totalizará 60.000 millones y Río Negro pretende la mayor cantidad posible, pues advierte que -posiblemente- sea la última asistencia del año. El gobierno rionegrino concentra su expectativa en la distribución, puntualmente en la cantidad -entre 1.500 y 2.000 millones- y los plazos. Depositan allí gran parte de las probabilidad para cumplir con sus futuros deberes salariales.


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