El futuro desde los ojos de un niño

El domingo las familias celebrarán el día de los más chicos. Pero antes, ellos hablan sobre cómo imaginan y que quieren del mundo que vendrá.

¿Cómo ven el futuro los ojos de un niño?

Viedma

El universo de Bruno: estrellas, planetas, río y mar

Bruno Juárez Corral es un apasionado por las estrellas y los planetas. Luego de mucho ahorrar, se acaba de comprar un telescopio. Un gran telescopio. “Se pueden ver Marte, Venus, la luna, Júpiter, Saturno, y algunas lunas de Júpiter”, comenta con un tono holgado este niño que mañana, va a cumplir seis años.

En la visita guiada por su casa –donde vive junto a su hermanito Manu, sus padres Laura y Pablo, y dos perritas- Bruno muestra orgulloso su telescopio. Pero tiene más tesoros: los libros. Como experto, puede recorrer las páginas del libro sobre el sistema solar y la tierra, detallando datos puntuales. O hacer lo mismo con otro libro sobre el cuerpo humano, que es otro de sus temas de interés. No faltan por ahí, en la biblioteca familiar, los libros de cuentos.

A Bruno también le gusta la música. Está aprendiendo piano desde hace un año. Como planes a futuro se imagina tres destinos posibles. “Uno tengo que elegir: científico, astronauta o bombero”. Si se le pregunta qué le gusta del mundo, él responde “el río y el mar”. Por eso, dice, está en contra de las plantas nucleares. “me da miedo de que se contaminen y no me pueda meter más”.

Si bien nació en Capital Federal, sus padres trajeron a Bruno y a su hermano a vivir a Viedma, porque es un buen lugar para criarlos.

Cuando se le pregunta a Bruno qué es el futuro o cómo se lo imagina, dice “No sé”, pero acota que “el futuro es lo que te va pasando después”. “Siempre estamos viajando al futuro. Y sin máquina del tiempo. Porque te vas haciendo cada vez más grande”, explica.

Entre las cosas que hace en familia para divertirse, señala la “Pizza Júpiter”. “Le pusimos condimentos que tenían colores de Júpiter. Rojo, un poquito rojo… clarito. El punto rojo es una tormenta de hace trescientos años… que lo hicimos con pimentón”.

Roca

La doctora de bebés

No sueña con salvar el mundo. No tiene mucha idea de qué es ‘el planeta’. Ni tampoco habla de guerras o los peligros que acechan a los chicos. No le son familiares (por suerte) palabras como ‘bullying’, redes sociales ni tampoco entró en la onda “digital”. Cero tablets y celulares.

Sarita tiene el pelo oscuro, largo y muy lacio y, a sus 7 años, habla de lo que sabe y lo que le gusta. De lo que le importa: sus hermanitos, su mamá y lo mucho que le gusta la escuela. Pinta y se concentra. Ama pintar, y es tan prolija y detallista que casi no escucha cuando alguien le habla. Contesta las preguntas, mientras dos fotógrafos la enfocan en su lente, sin chistar, hasta que la timidez la invade.

“Quiero ser doctora de bebés”, dice, y aclara: “de las que sacan a los bebés de las panzas”. Los ojos de Yanina, su mamá, se iluminan y sonríe orgullosa. Quizá la idea le nació hace pocos meses, cuando Aaron llegó a este mundo.

Sarita es menudita, y parece liviana como una hoja. Pero pisa fuerte. Su mamá dice que es decidida y la ayuda, como buena hermana mayor que es. A veces pelea con Uriel, el hermanito de 4, y no duda en cargar al pequeño Aaron -de seis meses- cuando llora desconsolado.

Le gusta la escuela, leer y dibujar. “Filotea” (de la mano de la maravillosa fantasía de Ema Wolf) la vuelve loca con sus dibujos y ella los plasma en una hoja con una facilidad asombrosa. Aunque no le gusta que le hablen mucho del tema: “La otra vez llegó enojada porque la maestra le preguntó si los dibujos se los hacía yo!”, cuenta Yanina.

La pequeña ni se acuerda del Día del Niño. No pide ni espera. Sabe que su mamá, que desde que dejó de trabajar en una tienda y realiza planchados para poder cuidarlos más de cerca, les da todo lo que puede y más.

Sarita sonríe y su pequeña casa, ubicada en el barrio Noroeste de Roca, se ilumina. “Nemo”, su mascota, la mira de lejos. ¿Qué te gusta hacer? ¿Cómo son tus amiguitos? ¿Cómo es tu seño?¿Cómo se portan tus hermanitos?… escucha como una ráfaga que la interrumpe, y un ‘sí’, un ‘bien’, un ‘no sé’… brotan suaves de su boquita. Pero cuando su mamá dice que pronto conocerán la nieve, ríe y salta de la silla. “¡Sí!”, grita.

“¡¿Te gusta la nieve?!” ¿Qué sabés de ella?

– “¡Y… es blanca!, dice levantando los hombros.

Y sí. “Blanca”, ríe por última vez para la foto.

Cipolletti

Un mundo lleno de césped

El mundo de Valentina está lleno de árboles y césped.

Valentina corre por la vereda central de la plaza y en el momento menos esperado hace una medialuna. Se da vuelta y cuenta que va a gimnasia artística. “Un día sí, al otro día no, al otro día si”, encuentra las palabras para explicar que asiste a esa actividad que le encanta, los lunes, miércoles y viernes, a la salida de la escuela.

Este año empezó primer grado y está segura que le gustaba más el jardín porque “podía jugar mucho”.

Dice que lo que no le gusta de este mundo es que su mamá no le deje usar la tablet. “A veces me porto mas o menos”, justifica el por qué. También asegura que no le gusta “seguir esperando que falte para que hagan” su casa. “Mi mamá pidió que la hagan donde hay espárragos así agarro espárragos para comer”, cuenta muy seria. Valentina va a la escuela 283 y su amiga es Julieta. Pero también tiene otros amigos: Negra, la gata de su abuelo y Coscu, el perro de su tío. “Quiero ser veterinaria. Me gusta cuidar a los perritos”, dice.

“¿Sabés qué me gustaría?”, pregunta, mira a su alrededor y piensa poniendo puntos suspensivos. “Que todo esté lleno de césped y árboles”, contesta y vuelve a preguntar: “¿Vamos a jugar a los juegos?”. Sin esperar la respuesta descruza las piernas, pega un salto y sale corriendo al tobogán.

Bariloche

Un lugar sin peleas

Con sus 10 años recién cumplidos, Luna sonríe y deja entrever tres pequeños agujeros en su dentadura. “Cuando sea grande, me gustaría poder cocinar para mi familia pero también para la gente que no tiene qué comer. Me gustaría hacerles ricos postres y saber que puedo ayudarlos”, resume. Su abuela alimentó su encanto por la repostería con un libro de recetas que ambas eligieron.

Luna va a cuatro grado y, la mancha y la escondida siguen siendo los juegos preferidos para los recreos. Además, es la hermana mayor de Julieta, de 6 años, y desde entonces, también cultiva una gran paciencia.

Cuando se le pregunta cómo imagina el mundo en unos años, Luna esboza: “Sueño con un mundo lindo, sin tantas peleas como se ven en la calle, con la gente que maneja, por ejemplo. Tampoco me gusta cuando en la escuela, los chicos se pelean por cualquier cosa”, sostiene y aclara también que “le gustaría viajar por diferentes países para conocer cómo vive la gente”.

La nena es una apasionada del trabajo de dos amigos “Hugo y Gachi que suelen recoger perros de la calle para entregarlos en adopción” aunque la tarea no es sencilla ya que muchas veces, pasa el tiempo y los dueños no aparecen. “Cuando sea grande quisiera tener un perro. O mejor dos. Nunca tuve uno porque vivo en un departamento. Pero por suerte, juego con los perritos de mi abuela y mis tías”, explica Luna.

De repente, va más allá y admite: “También me encantaría tener una casa grande para traerme los perros de la calle, armarles unas lindas camitas y mostrarlos en internet para que la gente los adopte. Si están en la calle, abandonados, no tienen cariño y los pueden atropellar”, argumenta.

Neuquén

Creadora de stickers

Juana Paz tiene 7 años. Hay colores y marcadores sobre la mesa. Mientras habla del futuro, Juana también dibuja. Cuando sea grande, Juana quiere ser diseñadora gráfica. Se divierte creando cosas, descubriendo. Imagina poder hacer muchos stickers , “como hacen los diseñadores”, asegura.

Juana descubrió esta profesión, por la mamá de una de sus amiguitas. Vio y observó lo que se hacia, qué utilizaba: la computadora, los programas, los colores y demás. Quedó encantada. “Quiero poder hacer imanes y stickers como lo hace la mamá de mi amiga”, repite Juana, mientras termina de colorear el de dibujo. “Antes quería ser enfermera, pero me gusto más ser diseñadora y usar la compu”, dice.

A Juana, como a todos los niños, le encanta hacer muchas actividades, además de ir a la escuela. Va a taller de cerámica, a clases de Educación Física Infantil, y también, asiste a la escuela de música donde toca el piano (su instrumento favorito), la guitarra, el violín y la flauta.

Las pantallas forman parte de la realidad de los chicos

El mundo de los niños actuales está mediado por las pantallas que forman parte de su realidad cultural. Influyen en cómo aprenden, cómo se vinculan con sus amigos, cómo empiezan a construir un modelo de quiénes son y qué quieren ser. Así, lo resumió la licenciada en Ciencias de la Comunicación y magister en Educación Viviana Minzi. La profesional estuvo en Cipolletti dictando las primeras jornadas sobre “Niñez, pantallas y escuela”. El objetivo primordial era analizar el rol de la institución escolar como una agencia más de comunicación y transmisión de saberes y no la única, como lo fue hasta no hace muchos años.

“Las pantallas son cultura”, resumió y agregó que para entenderlo es necesario “tomar eso como parte de la realidad cultural de los chicos” de ahora. “Las pantallas influyen en cómo aprendo un contenido, cómo me vinculo con mis amigos, cómo empiezo a construir un modelo acerca de quién soy y qué quiero ser, cómo me organizo para entender el mundo”, graficó.

“Cuidar a mis nietos” es el plan para cuando se jubilen

Durante la capacitación, que fue dirigida a docentes, se mostraron algunos ejemplos de lo que generan las nuevas formas de comunicación, a través de las “pantallas” en relación directa con el ciberespacio. Algunos videos mostraron el impacto y el surgimiento de los Youtubers y Booktubers. La mayoría de estos “nuevos ídolos infantiles” son, ellos mismos, nativos digitales.

Otro de los tópicos que se planteó durante la jornada fue la necesidad de “desnaturalizar” la visión de la escuela como un único centro de producción y transmisión de información. Entender esto le permitirá a la institución entender también a los nuevos niños que llegan a sus aulas. “Uno de los trabajos más difíciles es no solo identificar que la escuela está descentrada, sino que a partir de ese descentramiento hay que empezar a buscar nuevas funciones”, remarcó.

¿Qué quieren ser en el futuro?

Al consultarles qué soñaban ser cuando sean grandes, “astronauta, padre, veterinario y bailarina” fueron las respuestas más destacadas.

4 de cada 10 niños afirman que cuando sean grandes trabajarían en otro país y la mayoría de ellos se iría a Estados Unidos o a España. “Cuidar a mis nietos” fue la respuesta más elegida de los chicos al peguntarles a que se dedicarían cuando se jubilen.

Al preguntarles qué vestimenta usarían para el trabajo, las respuestas fueron: “Traje de Batman y Hombre Araña”, “un jean, camisa y zapatillas” y el clásico “traje y corbata”. Además, los más pequeños destacarían las siguientes cualidades en su currículum: “huelo bien”, “soy bueno, dulce y amoroso”, “muy buen futbolista” y “buen dibujante”.

Mayor cantidad de comida, menos horas de trabajo, más recreos, buen sueldo y una relación de amistad, son los beneficios que les darían a sus empleados cuando los niños sean jefes. Además, para ellos un “buen trabajador” es una persona alegre, con paciencia, sonriente, inteligente y con amor.

Si pudieran elegir una figura famosa para tener de jefe cuando crezcan, los más elegidos fueron: Peter Parker (Hombre Araña), Iron Man, Batman; Angelina Jolie y Katy Perry.

¿Cómo ven los niños al país?

Los chicos creen que mucha música, más amor, abrazos, besos y superhéroes son las cosas que faltan para que al país le vaya bien. Además, si fueran jefes del mundo cambiarían las guerras, los impuestos, que no haya niños con hambre, y por supuesto, no faltaría su pedido de comida gratis.

7 de cada 10 chicos opinan que actualmente es difícil conseguir trabajo en Argentina.

Al preguntarles qué es la inflación, la mayoría respondió que no sabía y sólo algunos dijeron que es cuando “aumentan las cosas”. Y sobre el significado de la palabra crisis, respondieron: que es un problema o un momento de cambio y otros dijeron: “es cuando no puedo ver tele o usar la Play”.

*fuente: Adecco


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