El Lago Nahuel Huapi de Patagonia se navega en canoas desde hace más de 2.000 años

También se usaba la navegación en dalcas y monóxilas. Arqueólogos de Patagonia contaron detalles en encuentro del Ministerio de las Culturas de Neuquén. El lago era un usado como un lugar de tránsito en un momento en que no había caminos alrededor.

En la zona cordillerana de Neuquén y Río Negro habitaron poblaciones que practicaban la navegación. Hallazgos en el Lago Nahuel Huapi y documentos antiguos dan cuenta de esta actividad. Canoas y dalcas fueron dos de las embarcaciones utilizadas en la región en tiempos históricos.

Según los investigadores, las diferentes prácticas y técnicas de navegación de pobladores de los lagos cordilleranos norpatagónicos data por lo menos de hace más de 2000 años. Contaron los detalles sobre sus estudios recientemente en una charla organizada por el Ministerio de las Culturas de Neuquén.

Adam Hajduk, antropólogo especializado en arqueología, recibido de la Universidad Nacional de La Plata, quien vive y trabaja hace muchas décadas en San Carlos de Bariloche, explicó que se encontraron piezas arqueológicas excepcionales como la dalca, embarcación de tres tablas agujereadas que era cocida al momento de ser navegada. 

Botijos vidriados de antepasados que navegaron el Lago Nahuel Huapi. Foto: Romina Braicovich

“La del fondo estaba curvada. Decían los jesuitas que la curvaban con fuego”, describió el arqueólogo, y sumó que luego los españoles le agregaron una tabla más por los costados, timón y vela. Restos de este tipo de embarcación han sido halladas en el Lago Chapo, en Chile y muchas veces mencionadas en los documentos históricos escritos por conquistadores, jesuitas y franciscanos, para ambos lados de la cordillera. 

“Para el Nahuel Huapi resulta muy importante la carta del jesuita Nicolás Mascardi que en 1670 entra al Nahuel Huapi viniendo desde Chiloé, porque él liberó indígenas que habían estado cautivos. Y él menciona que lo estaban esperando los puelches del Nahuel Huapi, que hablaban en lengua puelche”, detalló Hajduk. Apuntó que entre los diferentes pueblos originarios que Mascardi menciona en sus escritos, los que fueron poblaciones navegantes son los Puelches del Nahuel Huapi. 

“Los jesuitas lo designaron así. Lamentablemente no tenemos el nombre de cómo se autodenominaban”, señaló. 

Hajduk mencionó también de la utilización de canoas monóxilas (hechas ahuecando un tronco), documentadas ampliamente a ambos lados de la cordillera y con evidencia material en Argentina, también en las provincias de Neuquén y Río Negro. 

Sumó que a principios de 1760, según consta en algunos documentos, un jesuita se encontró un puelche del Nahuel Huapi en Calbuco, quien recordaba las oraciones que le había enseñado Mascardi. “¿Qué hacía un puelche del Nahuel Huapi en Calbuco? Justamente era una parcialidad indígena que dominaba el ámbito boscoso lacustre en ambos lados de la cordillera”, indicó el investigador.Hajduk estimó que las canoas de tronco ahuecado fueron utilizadas entre 1800 y 1900 en la región, habiéndose registrado 15 de ellas entre ambas provincias patagónicas.

 “Las embarcaciones más antiguas encontradas son las que están sepultadas por sedimentos. Una fue en Villa La Angostura, en el Lago Nahuel Huapi. La pude estudiar y la parte que estaba sepultada con barro tenía la marca de los instrumentos de metal filosos con la que fue en parte elaborada.Mientras que lo que no estuvo en el barro se encontraba carcomido y adelgazado sus espesores de la madera.

Sobre las canoas que se encontraron en la región del Nahuel Huapi, Romina Braicovich, licenciada en antropología especializada en Arqueología, quien actualmente trabaja en la Dirección de Antropología de la provincia de Neuquén, comentó la importancia de observar los elementos y las técnicas que fueron utilizadas para construir las embarcaciones. Remarcó que algunas de las embarcaciones que se han estudiado tienen huellas de uso de herramientas de metal confeccionadas en épocas históricas.

 La embarcación hallada en Villa La Angostura fue la única datada en la región, que tiene una antigüedad de unos 130 años aproximadamente, por lo que podría haber navegado en las costas angosturenses a fines de 1800. La variación de eslora va de los 4 metros y medio a los 6 metros de largo. Sobre sus usos, Hajduk comentó que la referencia más abundante viene desde Chile y describió que probablemente eran utilizadas para ir a lo largo de la costa o alguna isla cercana y que eventualmente podrían haber arriesgado para alguna travesía mayor. 

En Chile existen datos que hablan de la llegada de 100 canoas por semana, trasladando productos río arriba (del Valdivia). “Había una población en desarrollo en Valdivia y llegaban indígenas que llevaban vacas, productos agrícolas y se llevaban productos por intercambio. Era para pescar, buscar leña, para buscar frutos, transportar animales y gente. O en el caso de situaciones belicosas usar la embarcación para esconderse en una isla”, señaló Hajduk.

Por otra parte, mencionó el relato del jesuita Diego Rosales, quien describió una lucha entre españoles (con balsas) e indígenas con canoas ocurrida a mediados del 1600 en el lago Epulafquen, referenciando que “cuando había situaciones de beligerancia entre indígenas o indígenas y españoles, los indígenas optaban muchas veces en ir a islas como refugio”, observó. Se habla de una profundidad temporal de 2.000 años para la navegación del Nahuel Huapi, y detalló que en una excavación en Puerto Tranquilo en la Isla Victoria, se encontraron restos humanos (cráneos) y se fechó por radiocarbono un fogón estimando una antigüedad de 30 años antes de Cristo. “Si bien desde lo arqueológico no hay embarcación de esa fecha, pero el hecho que haya indígenas en la isla lleva implícito un dominio de navegación”, dijo. 

La dispersión de la canoa monóxila en Chile iba desde Bio Bio hacia el sur, pero llegando a la costa marítima de Chiloé e incluso en Lago Todos los Santos se usaban también dalcas. Del lado argentino, se encuentran más monóxilas en la zona de los lagos y solo referencia del uso de dalcas o piraguas en el Nahuel Huapi. Existe una única evidencia material registrada en el Brazo Blest. 

Para qué usaban la navegación

Un ejercicio necesario para comprender el modo de vida de las poblaciones ancestrales y la necesidad de disponer de embarcaciones es saber cómo era la zona lacustre cordillerana varios años atrás.

“La zona era un bosque cerrado en general. Esto implicaba entonces que los caminos que comunicaban a las poblaciones- no en la zona de estepa, pero si en la zona de bosque- eran bastantes  más complicados para transitar de lo que estamos habituados. Es posicionándonos en ese paisaje diferente al construido que habitamos que podemos entender que la comunicación se hacía también por agua”, explicó la experta Romina Braicovich.

Mencionó lo interesante que es pensar pueblos o ciudades que se conformaron a partir de la dinámica que establecían sus puertos, como es el caso de Villa La Angostura. La arqueóloga especificó que su casco histórico se organiza alrededor del puerto porque los traslados de personas, víveres, materiales de construcción se hacían por agua. Los caminos no existían como se los conoce actualmente y los caminos de herradura definían otros circuitos. 

Contó que la tardía instalación del Estado Nacional en el territorio, principalmente a partir de la instalación de Parques Nacionales redimensionó el paisaje y reconfiguró las formas de habitar esos espacios.

“Los pueblos que han habitado la región no utilizaban las embarcaciones solo para pescar, sino principalmente para comunicarse, para transitar”, resaltó.


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