El nuevo contrato lo quiere escribir ella

La idea de que va a ser necesario “algo más, algo diferente a todo”, un nuevo “contrato social”, sólo puede ser concebida y puesta en práctica con ella en el poder. “No creo en sociedades maravillosas que den malos dirigentes”. Hay en esa mirada el señalamiento de una responsabilidad colectiva por la llegada de Macri al poder.


En el camino de Hobbes, Locke y Rousseau. El regreso al debate después de su largo retiro de escena táctico reveló esta vez a una Cristina contractualista. Su propuesta está destinada a superar el llamado al acuerdo de gobernabilidad que aún ensaya el gobierno de Mauricio Macri. O más bien, a saltearlo. La idea de que va a ser necesario “algo más”, “algo diferente a todo”, un nuevo “contrato social entre los argentinos”, como dijo el jueves en La Rural, sólo puede ser concebida y puesta en práctica con ella en el poder. El nuevo contrato lo quiere escribir ella.

¿De qué está hablando Cristina Kirchner?Es demasiado pronto para saber. En la puesta breve y amigable de la Feria de Libro, la expresidenta dejó entrever que según en su análisis, más que los “grandes acuerdos o discursos de unidad” como en los que han coincidido en estos días el gobierno y el peronismo no kirchnerista, la Argentina va a demandar para el tiempo que viene decisiones más profundas.

Entre las pocas señales que dejó, la senadora se detuvo en el rol de los empresarios, a los que alguna vez en los años en el poder llamó “lo dueños de la pelota”, un sector al que atribuyó, después del Estado, la mayor responsabilidad en un eventual nuevo contrato social. La medida del desafío que parece plantear la expresidenta lo refleja el hecho de que, como recordó, ni siquiera Perón consiguió disciplinar, en los años del pacto de Gelbard, a ese sector.

La expresidenta planteó otra cuestión incluso más difícil de desentrañar. Mencionó que en la Argentina existe “una base social compleja”, a la que parece atribuir la responsabilidad del actual momento histórico. “No creo en sociedades maravillosas que den malos dirigentes. Hay algo de reflejo arriba de lo que hay abajo… La política y la economía no tienen patrones de improvisación. Reconocen conductas, no solo dirigenciales, son también sociales. Los argentinos somos difíciles”. Hay en esa mirada el señalamiento de una responsabilidad colectiva por la llegada de Macri al poder. La contingencia que interrumpe el natural devenir de la historia parece haber sido el desvío de la propia sociedad.

El acuerdo político de Mauricio Macri y el libro de Cristina Kirchner concentran la atención en el umbral de la campaña. El peronismo federal no alcanza en cambio a producir un hecho que termine de plantarlo en el escenario como una opción a la polarización. El reloj corre y no hay definiciones acerca de quién ni cómo liderará ese espacio.

La expectativa del ala que administra el senador Miguel Pichetto es consolidar la candidatura de Roberto Lavagna y definir la fórmula presidencial; no está claro si con el propósito de someterla a consenso o a una interna. Sobre el comportamiento de Lavagna sigue habiendo sin embargo algunas reservas. Se cuestiona su indefinición. El ex ministro fue y vino con diferentes versiones de su respuesta al endemoniado desafío de Macri al diálogo y el acuerdo. Acertó finalmente con un reto al presidente para que le plantee ahora mismo al FMI una renegociación de la deuda, de modo de aliviar el calendario de vencimientos del próximo gobierno. A ese reclamo pareció faltarle potencia.

La apuesta de ese sector es capitalizar el triunfo de Juan Schiaretti en las elecciones de hoy en Córdoba, segundo distrito electoral de país, que las mediciones anticipan será contundente. El gobernador, que integró con Pichetto, Massa y Urtbey la mesa de los cuatro fundadores de la Alternativa federal, se consolidará esta noche el peronista con más votos en el país, una pieza que podría contribuir a ordenar y a acelerar definiciones.

Sergio Massa es el más activo en ese espacio peronista. En los últimos días se reunió con los gobernadores Bordet, de Entre Ríos, Arcioni, de Chubut, y Zamora, de Santiago del Estero y les llevó su propio decálogo sobre qué hay que acordar en la Argentina. Massa mantiene enfocado su discurso en las críticas a Macri, con lo que alienta las especulaciones sobre su acercamiento al espacio de Cristina Kirchner. “Si eso es cierto, Massa sella su destino”, se le escuchó decir en privado a Pichetto.


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