El rico y desatendido potencial del río Negro para la pesca deportiva

Investigadores y entidades no gubernamentales difundieron que los protagonistas del río son las carpas, mojarras, el bagre aterciopelado y el pejerrey. Alertan sobre los riesgos de contaminación, el mal manejo de las represas y la pesca furtiva.

El río Negro invita a preparar los anzuelos. Alberga un hábitat altamente productivo para unas 13 variedades de peces, con un valor incalculable para la región. Por eso investigadores y entidades no gubernamentales trabajan en buscar la mejor forma de conservarlo, disminuir los riesgos ambientales e impulsar la industria turística para explotar la pesca deportiva.

A lo largo de 635 kilómetros de recorrido, los investigadores realizaron muestreos con diversos métodos y descubrieron que los protagonistas del río son las exóticas carpas y mojarras y las especies autóctonas de bagre aterciopelado, pejerrey bonaerense, pejerrey patagónico, perca boca chica, puyén chico, tachuelas y truchas arco iris y marrón.

Además, en el tramo inferior con influencia de las mareas, suelen detectarse otras clases marinas como lenguados y lisas.

El monitoreo anual desarrollado por el laboratorio de la subsecretaría de Pesca de la Provincia advirtió que del manejo futuro del río y de las poblaciones existentes, depende el valor de éstas como insumo turístico.


A su vez, se pone el ojo en la contaminación asociada a la presencia de especies exóticas invasoras, alteración del régimen hídrico, el furtivismo y el no cumplimiento del reglamento de pesca deportiva.

Las especies predominantes en toda su extensión son el pejerrey, carpa y perca. Es difícil cuantificar el volumen. El ancho del curso de agua oscila entre los 200 y 400 metros.

La carpa es una especie exótica que no se puede controlar.


El conocimiento del estado actual de las poblaciones de peces y el ambiente en el que habitan, resulta de singular relevancia. Si bien algunos aspectos se encuentran regulados, para los investigadores apareció la necesidad de avanzar hacia una actualización.

El subsecretario de Pesca, Jorge Bridi, destacó el objetivo general planteado para este trabajo, es “saber qué es lo que tenemos (en el río) para garantizar los recursos naturales y económicos, y así poder mantenerlos para que puedan desarrollarse allí actividades de pesca turística y recreativas”, afirmó.

Insistió en otorgarle valor e incentivar a esos movimientos tomando en cuenta lo que significa en la generación de ingresos en todo el mundo. “Si la gente va a pescar tendrá que comprar anzuelos, y esto da lugar a que alguien les tendrá que vender los equipos de pesca”, apuntó.


La importancia de conocer el lecho


En cuanto a los perjuicios del recurso y disminución de especies, el funcionario explicó que existen dos factores. Uno de los problemas de contaminación, se deber a la descarga (cloacal) de materia orgánica que genera algas, éstas a su vez como vegetales y esa materia absorben oxígeno con lo cual ese fenómeno puede causar mortalidad por falta de oxígeno.

El restante causal es el manejo de las represas. En ese sentido, Bridi puntualizó que el llamado caudal ecológico “cuando las represas (principalmente en el Limay medio) cierran las compuertas, “el río baja y los guardapescas se lo pasan rescatando truchas que quedaron en algún pedrero”.

Pescar desde la costa es una de las actividades que se disfrutan y pueden generar movimiento económico.


Esto último es observado con preocupación respecto de la poca fertilidad que han tenido las múltiples campañas de siembra de alevines, y que a su vez provocó que las carpas tengan mayor poder de supervivencia con una dieta más eficiente.

Por otra parte, también se señala como agravante el furtivismo. En este sentido, es importante respetar que sólo se puede pescar en el río en temporada general, desde el 1 de noviembre al 31 de julio del año siguiente, en consecuencia, la veda es agosto, setiembre y octubre.

Cuando las represas [principalmente en el Limay medio] cierran las compuertas, el río baja y los guardapescas se la pasan rescatando truchas que quedan en el pedrero”.

Jorge Bridi, subsecretario de Pesca.


Respecto del manejo de las especies exóticas como las carpas, el funcionario cuenta que “tuvimos exitosos fracasos” porque “no hay forma de revertir” su proliferación.

Unos años atrás, se le buscó una alternativa a alta escala incentivando a una empresa para que las pueda comercializar con un importante volumen, pero no funcionó, y los responsables dejaron el negocio. Los que son buenos con las redes sostienen que esa especie es huidiza, y suele sortear todas las trampas que les dejan.


Los sitios del río en los que puede haber pique


Las campañas de estudio del río, se realizan en sitios previamente elegidos tomando en cuenta diferentes factores como las características ambientales necesarias para poder utilizar el arte de pesca seleccionada, y por otra parte, que sean representativas.

Se utilizan cinco sitios en Allen, Villa Regina, Choele Choel, General Conesa y Guardia Mitre.

Las campañas de siembra de alevines con poca fertilidad.


Allen presenta escasas corriente y vegetación ribereña importante para el calado de redes “agalleras”. En ocasiones deben calarse ese instrumento en el cauce principal del río, cuando el brazo secundario quedó inactivo.

Regina es similar al sitio anterior por lo que la mayoría de los calados se efectuaron sobre sectores relativamente tranquilos del cauce principal. En general, la vegetación es significativa aunque hay amplios tramos de costa acantilados y sin cobertura vegetal. La calidad de este sitio cuando el río trae mucha agua se ve disminuida en cuanto a la efectividad en la operación de las redes.

Choele se caracteriza por tener mayor cantidad de brazos con costas con vegetación arbustiva abundante. Las redes se calan en general sobre brazos secundarios y las profundidades de los brazos calados con las redes van desde los 0,80 metros hasta los dos de profundidad.

Dato

13
variedades de peces, con un valor incalculable para la región habitan en el río Negro.

En Conesa se utiliza un brazo muerto del río pero que se une con el brazo principal.

En Guardia Mitre se colocan en el encuentro de aguas del brazo principal y uno secundario. En el sitio se genera una zona de aguas calma que permiten un calado de las redes sin inconveniente.


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