El «Toto» Lorenzo fue símbolo de un estilo que sigue rigiendo al fútbol

Impuso un modelo que tuvo adeptos y detractores, pero sin dejar de reconocerse su eficacia. Murió a los 79 años.

Juan Carlos «Toto» Lorenzo, quien murió ayer a los 79 años, fue un entrenador adelantado a su tiempo, que trascendió como tal y vivió su época de gloria en el fútbol argentino durante la década del «70, pregonando entonces conceptos más emparentados con la exaltación física que con el buen juego, algo que hoy vuelve a tener la vigencia de entonces.

Lorenzo, un típico porteño de hablar «canyengue» y característico andar chueco, había nacido en Buenos Aires el 27 de octubre de 1922. A su pedido, su cuerpo será cremado y las cenizas esparcidas por un templo del fútbol, el campo de la «Bombonera».

El «Toto» sobresalió más por su trayectoria de técnico que como jugador. Como futbolista (1940-1958) estuvo en Chacarita, Boca, Nancy (Francia) y Atlético de Madrid. Como entrenador dirigió en España al Mallorca, Atlético de Madrid, a Independiente Santa Fe (Colombia); Atlante (México); Lazio y Roma, San Lorenzo, Atlanta, Ríver, Unión, Vélez, Rácing, Boca y la selección nacional en los mundiales de 1962 en Chile y 1966 en Inglaterra.

Hecho a imagen y semejanza de Helenio Herrera, a quien consideró su maestro en Italia durante la década del «60, el «Toto» fue un fiel cultor del por entonces muy de moda «catenaccio», estilo que priorizaba la marca por encima de cualquier otro precepto futbolístico.

Sus pergaminos le valieron el máximo ofrecimiento a que puede aspirar un entrenador por estas latitudes: el seleccionado argentino. Y tras haber fracasado en Chile 1962, Lorenzo dio el primer gran salto de calidad de su trayectoria al realizar una gran performance en Inglaterra 1966. En el mítico Wembley, el equipo local (luego sería campeón) lo dejó fuera de competencia en cuartos de final al vencerlo por 1 a 0 al cabo de un polémico partido en el que fue expulsado Rattín, quien al retirarse de la cancha se sentó sobre la alfombra roja de la reina de Inglaterra.

Pocos años después, ya en los albores de la década del «70, Lorenzo se vistió de «santo» y llevó al equipo de Boedo (ya había sido subcampeón allí en 1961) al bicampeonato de 1972 (Metropolitano y Nacional, éste ya en carácter de invicto).

Su partida de San Lorenzo le hizo perder identificación con esa institución, y máxime cuando cuatro años después repetiría un doble título dirigiendo a Boca, un club que le «calzaba justo» a su forma de ver el fútbol. Con los «xeneizes» vivió sus momentos de mayor esplendor, ya que después de esas conquistas locales se adjudicó las Libertadores de 1977 y 1978. Ese año logró también la primera Intercontinental para la entidad de la Ribera al vencer al Borussia por 3-0 en Alemania, tras empatar 2-2 en el partido de ida en la Bombonera.

Vaya paradoja del destino para este «Toto» pícaro, exigente, «bravo como pocos» según sus dirigidos: morirse ahora, pocos días antes que Boca juegue otra vez una definición intercontinental ante otro equipo alemán, en este caso el Bayern Munich.

El «Toto» dejó grabado su nombre entre adeptos y detractores. Muchos que después del Mundial de España 1982 pidieron la llegada de Carlos Bilardo (un digno émulo suyo) al seleccionado en lugar de César Menotti, también clamaron por Lorenzo en 1977, cuando dudaban del «fútbol que le gusta a la gente» tan pregonado por el «Flaco» de cara a Argentina «78.

Verborrágico, crítico a ultranza de quienes no compartían sus criterios, resultadista y ganador. Así era el «Toto». Para él, «ganar era lo único».

Un personaje con mil anécdotas, como la de hacer regar una cancha para dificultar a los rivales o de supuestas «brujerías» que se encontraban en los vestuarios, como la sal derramada en el piso.

Quién sabe si para bien del juego en sí, su concepto de fútbol se revalorizó con el paso del tiempo. Y aunque Italia se modernizó y dejó atrás el «catenaccio», los valores que el «Toto» defendió están hoy más vigentes que nunca. En ese aspecto, pudo morir en paz, y nadie se olvidará de él. (Télam y AR).

Trayectoria

Como jugador, se inició en 1940 en Chacarita Juniors, club en el que jugó 79 partidos, hasta 1944, y convirtió 20 goles. Luego pasó a Boca, donde disputó 25 encuentros y señaló 8 tantos. Después viajó a Europa, donde militó en el equipo francés del Nancy y en el español del Atlético de Madrid y se retiró en 1958.

Como entrenador estuvo en el Mallorca y Atlético de Madrid (España); Independiente Santa Fe (Colombia); Atlante (México); Lazio y Roma (Italia). San Lorenzo, Atlanta, Ríver Plate, Unión de Santa Fe, Vélez Sársfield, Rácing y Boca Juniors. Condujo a la selección en los mundiales de Chile (1962) e Inglaterra (1966).

«¡Que viva España…!»

Los ex jugadores del Atlético de Madrid, Adelardo Rodríguez y José Eulogio Gárate reconocieron que Lorenzo los motivaba intensamente antes de cada partido «levantándonos en grado alto nuestra moral».

«Siento muchísimo su muerte. Recuerdo que cuando jugábamos eliminatorias de la Copa de Europa fuera de nuestro país, nos animaba poniendo en el camarín la canción «Que viva España», de Manolo Escobar. En una eliminatoriase le olvidó la cinta magnetofónica y mandó a un futbolista volver a España a buscarla, para poder escucharla antes del partido»

Garate dijo que la muerte de Lorenzo «era un gran entrenador que siempre nos recordaba que lo más importante era ganar. Plin-caja, nos decía antes de un partido, queriendo decir que primero los puntos, y luego lo demás». También recordó que el entrenador argentino era una persona muy supersticiosa».

Por su parte, Jesús Gil y Gil, presidente del club madrileño, lamentó profundamente el suceso, ya que el técnico «le dio muchas tardes de gloria a nuestra entidad». (Télam).

«Dejó una obra para ser imitada»

Jorge Castelli, quien acompañó como preparador físico a Juan Carlos Lorenzo durante su brillante ciclo en Boca, entre otros clubes, indicó que se fue un grande del fútbol argentino y rescató que, al menos, dejó una obra para que los demás directores técnicos imiten.

«Juan Carlos fue un grande del fútbol argentino, un innovador que dejó enseñanzas a los demás entrenadores. Su carácter ganador, agresivo, y su inquietud por seguir aprendiendo es una enseñanza para todos los que tuvimos la suerte de estar a su lado», explicó el ex director técnico de Rácing, San Lorenzo y Newell»s, entre otros equipos.

Castelli acompañó como preparador físico a Lorenzo durante siete años y luego se separó para dedicarse a la dirección técnica. «Siete años al lado del «Toto» significaron un cúmulo de aprendizaje imposible de evaluar», añadió Castelli, quien acompañó a Lorenzo en 1972 y 1973 en San Lorenzo, en 1975 en Unión, desde 1976 a 1979 lo secundó en Boca (ganaron dos torneos de primera división, dos Libertadores y una Intercontinental), y en 1980 en Rácing y en el Atlante, de México.

«El «Toto» fue uno de los tres grandes referentes mundiales de Argentina como técnico. Introdujo el cuarto defensor y tácticas europeas que asimiló durante su paso por Italia y España. Siento un dolor profundo; se fue un maestro del fútbol argentino», concluyó un emocionado Castelli. (Télam).

Para Pernía fue como «un segundo padre»

Ex futbolistas, entrenadores y amigos de Juan Carlos Lorenzo lo recordaron ayer como «un verdadero grande» del fútbol argentino.

El técnico Mario Zanabria opinó que Lorenzo «fue un adelantado para su época en el fútbol argentino» y recordó que «el Toto me llevó a Boca desde Newell»s, en 1976, y con él tuvimos la suerte de conseguir varios títulos».

Vicente Pernía, uno de los máximos referentes del Boca de Lorenzo, fue más allá de los elogios futboleros y aseguró que el «fue como un segundo padre para mí».

José Francisco Sanfilippo consideró que Lorenzo fue «quien más hizo vivir a los jugadores el clima previo a un partido, con sus indicaciones y sus charlas. Fue una excelente persona, un verdadero gran laburante del fútbol», agregó el popular «Nene», quien estuvo bajo la conducción de Lorenzo en la selección y en San Lorenzo.

Carlos Veglio lo recordó como «un hombre exitoso en el fútbol y en la vida. Su paso por Boca fue desde todo punto de vista exitoso. Era muy inteligente para planear las estrategias».

El ex futbolista y actual entrenador Roberto «Pipo» Ferreiro consideró a Lorenzo como «una verdadera enciclopedia del fútbol por sus conocimientos acumulados».

«Trató de mantener la continuidad de un trabajo iniciado por Antonio Faldutti y Osvaldo Zubeldía. Debimos superar varias adversidades pero el «Toto» nos concientizó de que no teníamos que ser un rival fácil para nadie», agregó quien fue también jugador de Independiente.

Ferreiro, quien es miembro de la Asociación Argentina de Técnicos, dijo a Télam que la entidad «pensaba homenajear, en su fiesta anual, a Lorenzo, la semana próxima, por su trayectoria. Pero creo que el homenaje se le tiene que brindar ahora más que nunca», agregó.

El presidente de Boca, Mauricio Macri, aseguró que «se fue un pedazo de la historia», añadiendo que «Lorenzo se va con el reconocimiento y el afecto de todos los simpatizantes de Boca, que no podrán olvidar sus logros en este club».


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