Provocó un accidente fatal y hoy limpió el mural de las víctimas

“Voy a llorar a mi hijo siempre, pero Juancito nunca será motivo para el odio. Tengo el celular de Chávez, lo llamé y le agradecí”, dijo uno de los papás.

Provocó un accidente fatal y hoy limpió el mural de las víctimas

Esta semana, el mural pintado en las paredes del hospital en recuerdo a los tres mochileros muertos luego de ser atropellados por un conductor alcoholizado, apareció con un grafiti encima por el tema del aborto.

“Alguien no respetó el significado del mural, que para mí no es solo una pintura, es un recordatorio de lo bueno que tuvimos, de aquello que perdimos, de aquello que pudo ser y hoy no es”, escribió Enrique Schott, el padre de Juan, una de las víctimas, militante activo del grupo J.E.N.

Sin embargo, a las pocas horas, la sorpresa para lugareños y la gente vinculada al caso fue la foto de Francisco Chávez limpiando el mosaico. Se trata del artesano que ya cumplió la condena de 4 años tras protagonizar aquel accidente el 25 de enero de 2011 sobre la ruta 40, que costó la vida a Max Yeuhen Tretyakov (18), Facundo Nehuen Marino (18) y Juan Enrique Schott (17), mientras que Jorge Arce (18), logró sobrevivir aunque le llevó meses recuperarse de las graves heridas sufridas.

Sobre dicha acción, Enrique Schott (quien vive en Buenos Aires y viaja permanentemente a El Bolsón y Bariloche para hacer campañas sobre el alcoholismo y el manejo responsable), recordó “una reunión que tuvimos con Chávez y un mediador. Lo dejamos hablar, pidió perdón, lloró mucho y prometió ayudarnos. Nosotros le dijimos que con odio no podíamos vivir, que lo perdonamos, pero que no podíamos olvidar lo que le hizo a nuestro hijo. Le pedimos que corrigiera su vida, que cuidara a su familia”.

Desde su óptica, “el odio sirvió al principio para no abandonar la lucha, pero después se volvió inútil: los buenos recuerdos, las buenas cosas son incompatibles con el resentimiento. Por eso lo perdonamos, sé que voy a llorar a mi hijo siempre, pero Juancito nunca será motivo para el odio. Tengo el celular de Chávez, lo llamé y le agradecí y él también me agradeció, estoy más tranquilo”, detalló.

Durante el juicio, el juez Gregor Joos determinó que el acusado “no tuvo intención de matar”. Aquella noche, cuando Chávez salió de El Bolsón en dirección a su casa, conducía ebrio y a gran velocidad un Fiat Spazio, que además tenía serios desperfectos mecánicos. Desoyó una voz de alto de la policía caminera y poco después, imprevistamente, se cruzó a la mano contraria y atropelló a los cuatro mochileros que caminaban por la banquina.


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