Un stop para el acoso online

El problema del bullying, grooming y demás situaciones de hostigamiento que ocurren tanto en la vida cotidiana como en el ámbito virtual siguen afectando a un gran porcentaje de la población. Qué hacer para combatir estas agresiones.

En las últimas horas, el caso de Drayke Hardman, el niño de 12 años que se quitó la vida tras reiterados casos de bullying, se tornó un tópico a nivel global. Y eso acarreó también un nuevo debate sobre los casos de acoso en línea. Qué hacer, cuándo intervenir, cuáles son las señales, quiénes están involucrados, por qué ocurren… y cientos de preguntas más que día a día nos rodean.


Hace casi 15 años, Brittan Heller estaba a punto de graduarse de la preparatoria, dispuesta a estudiar Derecho en uno de los programas más prestigiosos de Estados Unidos. Sin embargo, un compañero de clases redactó un doloroso texto titulado “Ramera estúpida asistirá a la Facultad de Derecho de Yale” y lo publicó online, en un sitio anónimo y popular. Fue cuestión de minutos para que toda la comunidad web se tornara contra Brittan, a punto tal que hasta debió asistir a clases acompañada de agentes del FBI.

“La gente te dice ‘desconectate. No lo leas. Apagá la computadora”, relató Heller, que convirtió su experiencia de hace 15 años en una especialidad legal y ahora es una experta en combatir el hostigamiento en línea. “Es el siglo 21 y la gente tiene el derecho a usar internet para trabajar, por placer y para expresarse. Decirle a la gente que no lea los comentarios no es suficiente. No hablamos suficiente sobre este problema y tenemos que hacerlo”.

El acoso en línea se ha convertido en algo tan común que resulta difícil imaginar internet sin él. Desde el ciberacoso contra adolescentes hasta gobiernos autoritarios que buscan silenciar a los disidentes, la toxicidad en línea es una realidad de la vida para todos, pero los blancos más comunes son las mujeres, los adolescentes y las minorías raciales y religiosas. Y hay evidencia de que el problema está empeorando.

En 2014, 15% de los estadounidenses dijeron haber sufrido abuso grave o significativo en internet, definido como acoso, amenazas físicas, hostigamiento permanente o acoso sexual. En 2021, ese número era de 25%, de acuerdo con estudios de la organización Pew Charitable Trusts.


Los trabajadores de la salud, los periodistas, los maestros, los policías y los empleados del gobierno han reportado un aumento del hostigamiento en internet en años recientes, cuando la pandemia y la polarización política llevaron a muchos a desatar su furia en la web.

Casi tres de cada cuatro periodistas mujeres reportaron haber recibido amenazas u otras formas de hostigamiento en internet, de acuerdo con un sondeo de la UNESCO y el International Center for Journalists (Centro Internacional para Periodistas), que entrevistó a más de 700 periodistas de más de 100 países. Uno de cada cinco dijo que el hostigamiento escaló a abusos fuera de internet e incluso agresión.

El crecimiento de internet ha expandido las maneras en que la gente puede ser hostigada más allá de simples correos electrónicos o mensajes en redes sociales, mensajes directos, mensajes de texto o videos en streaming. Y con la popularidad de los celulares y una internet omnipresente y barata, el hostigamiento puede ser ahora un problema de 24 horas al día para las víctimas.

“Hemos hecho muchos avances: hay más consciencia ahora, pero es fácil exasperarse y sentir que no hemos avanzado nada”, expresó Tina Meier, quien creó una fundación para educar a los niños y sus padres sobre el hostigamiento en línea, luego del suicidio de su propia hija en 2006.

Datos

21%
de los norteamericanos asegura haber tenido alguna experiencia de acoso en línea durante 2021.


Aunque los sondeos muestran que todo tipo de personas son susceptibles al hostigamiento en internet, estudios extensos han indicado que las mujeres y las personas que no son blancas son mucho más el blanco de ataques. Así ocurre también para las personas con discapacidades, miembros de minorías religiosas y la comunidad LGBTQ.

Es más probable que las mujeres consideren que el acoso en línea es un problema grave en comparación con los hombres, descubrió Pew. También son más propensas a reportar haber sido víctimas de ciberacoso y abusos más graves, como amenazas de daño físico.

La diferencia es tan grande que muchos hombres pudieran no entender la gravedad del lenguaje degradante, los insultos sexualizados y la atención no deseada que las mujeres enfrentan a menudo en internet. Una campaña de hostigamiento coordinado contra mujeres diseñadoras de videojuegos que comenzó en 2014, llamada Gamergate, se volvió tan ubicua -incluso con amenazas de violación, tortura y asesinato- que algunas mujeres contrataron guardias de seguridad o se mantuvieron fuera de la vista pública.


“El hostigamiento en internet es un problema para todos, pero creo que es especialmente problemático para los menores”, subrayó Matalie Bazarova, profesora de la Universidad Cornell que se especializa en el estudio de las redes sociales.

Agregó que se requiere un enfoque multifacético para responder al problema: leyes para requerir un mínimo de salvaguardas de parte de las grandes compañías tecnológicas, innovaciones técnicas y esfuerzos educacionales amplios, como simulaciones que les enseñen a los adolescentes a detectar el ciberacoso y a emplear las redes sociales de forma inocua.


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