Refinerías pierden US$ 100 millones de dólares al mes por el desfase del gasoil

El congelamiento del precio local de los combustibles en un contexto de alza de costos e importación generan el rojo. Preocupa a las empresas el reciente incremento de los biocombustibles.

En la mayor parte del mundo sería impensado que un grupo de empresas importe un producto para venderlo a un precio mucho menor. Sin embargo, eso es lo que sucede en Argentina con el gasoil, al punto que está generando que las refinerías pierdan 100 millones de dólares por mes por el desfase que podría agravarse ante el aumento que el gobierno aplicó al precio de los biocombustibles.

El descalce entre el precio de los surtidores y el costo del gasoil importado no es nuevo sino que se plasma desde octubre del año pasado a pesar de que tres de cada diez litros que se venden son importados.

Sin embargo, la disparada de los precios internacionales de los hidrocarburos disparó el rojo que esta situación genera en las refinerías.

Según detalló un alto directivo de una de las compañías del sector, desde hace un par de meses las refinerías vienen perdiendo 100 millones de dólares al mes, al comprar caro y vender barato.

La situación de falta de stock que se registró en marzo ya es solo un recuerdo, en buena medida porque la demanda también se estabilizó.


Se agrava la crisis en las refinerías


Pero en ese proceso de estabilizar lo que fue un grave problema en muchos puntos del país, ya que hubo paralizaciones del transporte de pasajeros y de cargas, podría agravarse en las semanas por venir.

Mi primera preocupación es lo que viene ahora, con una devaluación un poco más acelerada, con los biocombustibles que aumentaron mucho y con el aumento que estamos pagando por el crudo”, detalló la fuente consultada.

Es que la preocupación del sector no para de sumar escalones: en primer lugar se encuentra la devaluación del peso argentino y la inflación doméstica que licúan los ingresos de una industria que compra casi todos sus insumos en dólares pero los vende en pesos.

El segundo escalón de los dolores de cabeza son los incrementos de precios que desde la secretaría de Energía de la Nación se autorizaron en las últimas semanas para el sector de los biocombustibles.

En un intento por apalancar la producción nacional de gasoil y disminuir así las importaciones, el gobierno incrementó considerablemente el precio de los biocombustibles que se utilizan para el corte de los productos que llevan al surtidor, pero esos aumentos de precios no son algo necesariamente bueno.

Desde el sector de las refinerías aseguran que “los biocombustibles aumentaron desde junio del año pasado cuatro veces más que los combustibles en surtidor”.

En tanto que el último paso de esta escalera de problemas es el incremento del precio que las refinerías aceptaron pagar por el petróleo que procesan. Como se publicó anteriormente, a través de YPF se impulsó una serie de reuniones entre las refinadoras y las empresas productoras de petróleo para aumentar la cantidad de crudo que se deja en el país y así poder poner las refinerías al tope de su capacidad para importar menos gasoil.

Claro está que para las empresas que estaban exportando por sobre los 100 dólares por barril, era un mal negocio dejar más crudo en el mercado doméstico que abonaba en el orden de los 57 dólares.

Esto es lo que se modificó desde la crisis de gasoil de marzo a la fecha, ya que se pasó a abonar un promedio de 60 dólares hasta el mes pasado, en tanto que algunos contratos para este mes ya se están cerrando en los 65 dólares.


El traslado a precios del surtidor


“Todo esto genera una necesidad de trasladar parte de esos mayores costos a precios, pero eso no está pasando”, indicaron desde el sector y advirtieron que el eje del problema que enfrentan hoy las refinerías “es que se debe ser consistente a lo largo de la cadena de lo que hacés. No podés tener insumos aumentando cuatro veces lo que aumenta el precio final del surtidor porque llega un momento en el que no cierra nada”.

En esta problemática de múltiples pinzas presionando al sector, es YPF la empresa que tiene la clave para poder descomprimir la situación, pues desde la industria se reconoce que “si YPF no aumenta los precios el resto de las refinerías no pueden hacerlo porque se les desploman las ventas”.

Una posibilidad de incrementos que, más allá de la lógica empresarial, termina primando la decisión del gobierno que cuenta con el reciente antecedente de haber desautorizado una suba de combustibles anunciada por el entonces presidente de la petrolera, Guillermo Nielsen.

Todos estos factores son grandes incógnitas que impactan la claridad de reglas del sector, cuando lo que necesitamos marco regulatorio claro, algo de disponibilidad de divisas y un sendero de que los precios van a ir hacia los valores de mercado”, remarcaron.


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