Reversión del Gasoducto Norte: a un mes de no llegar al invierno por el freno en la licitación

Las obras ya deberían haber comenzado, pero Nación aún no culminó la licitación. Hace 45 días que no hay avances ante la disparada de las ofertas. La falta de gas afecta a 7 provincias y pone en jaque además el servicio eléctrico.

El 29 de septiembre pasado el presidente de la estatal Energía Argentina SA (Enarsa), Agustín Gerez, abrió los sobres de las ofertas correspondientes al Renglón 1 de la Reversión del Gasoducto Norte, una obra clave para que los 6 millones de habitantes de las provincias del Noroeste Argentino tengan garantizado no solo el gas para el próximo invierno, sino también energía eléctrica. El proceso se esperaba que se resolviera en dos semanas, sin embargo, a más de un mes y medio del acto, Enarsa no definió esa primera etapa y la obra que ya debería haber comenzado, entró en una cuenta regresiva de 30 días para poder estar a tiempo.

“Calculamos que a mediados de octubre estamos adjudicando y firmando contratos y a mediados de noviembre arranca la obra”, había asegurado el mismo Gerez a Energía On, reconociendo que ese cronograma era ya de por sí ajustado.

Deja menos de seis meses para hacer la obra pero creemos que se va a llegar a fines de abril o principios de mayo”, reconoció el funcionario.

Esos plazos son los que ya no podrán cumplirse, no solo porque la semana pasada deberían haber comenzado los trabajos de reversión de plantas compresoras y la construcción de un nuevo gasoducto y dos loops (ductos paralelos). Sino porque ni siquiera se llegó a la etapa de adjudicación, que según Gerez, debía darse a mediados de octubre.

Y es que, pese a que transcurrió más de un mes y medio desde la apertura de las ofertas del Renglón 1, Enarsa no definió qué hará con las mismas y por ende no avanzó tampoco con la apertura de las ofertas económicas de los renglones 2 y 3 que completan los trabajos.

La cuenta regresiva de 30 días para poder llegar con la obra a tiempo no es antojadiza, dado que no solo se trata del tiempo que tomarán los trabajos a realizarse en las cuatro plantas compresoras de Ferreyra (Córdoba), Dean Funes (Córdoba), Lavalle (Santiago del Estero) y Lumbrera (Salta), sino también los dos loops de 50 y 10 kilómetros de extensión y un nuevo gasoducto de 120 kilómetros entre las plantas de La Carlota y Tío Pujio, en Córdoba.

Pero además, desde Enarsa se adoptó una segunda medida que mete aún más presión a los plazos: la finalización anticipada del contrato de importación de gas de Bolivia, que originalmente vencía el 31 de diciembre del año que viene.

Desde la firma estatal a cargo de ese contrato se definió que el 1 de julio del año que viene dejará de ingresar gas desde el Altiplano, dejando sin el suficiente suministro a los 6 millones de habitantes del NOA si esta obra de reversión no está a tiempo.

Siete provincias dependen de las obras que se realicen para tener garantías de los servicios de gas y electricidad.

Es que, aunque haya gas de sobra en Vaca Muerta, la reversión es necesaria para que ese fluido pueda ingresar al Gasoducto Norte y abastecer a los usuarios de las provincias de Tucumán, Córdoba, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.

La definición del gobierno nacional de cortar anticipadamente el contrato se dio de momento de palabra, y ante la falta de gas que tiene Bolivia que ya anticipó a través de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) que no podrá mantener los envíos en firme, es decir los 365 días del años, marcando así es el reloj que corre apresurado y que deja solo un lapso de un mes para que la obra comience y pueda estar lista para garantizar el servicio a las siete provincias.


Por qué se frenó la licitación


Como se mencionó, el pasado 29 de septiembre se abrieron los sobres de las ofertas para esta obra, pero de una forma un tanto llamativa: solo se abrió el Renglón 1, cuando la obra se divide en 3 renglones, algo que no se dio cuando la misma Enarsa licitó la obra del Gasoducto Néstor Kirchner.

Las dos concursantes que llegaron a esa instancia fueron la UTE formada por Techint y Sacde, y la empresa BTU, todas firmas que participaron de la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner (GPNK). La restante firma que se había presentado, Pumpco Pipelines Construction del magnate propietario del Inter de Miami, fue descalificada previamente por una serie de inconsistencias, antes de esta etapa de ofertas económicas.

El problema detectado de inmediato al abrir los sobres de ofertas fue que los precios cotizados por las empresas superaron por varios cuerpos al presupuesto oficial. Enarsa sabía de antemano que esto sucedería, pues su presupuesto de casi 59.000 millones de pesos para esta parte de la obra se había calculado al 1 de junio.

Pero la sorpresa estuvo en que, al calor de la inflación y la devaluación que había ocurrido pocas semanas antes y disparó la incertidumbre, las empresas terminaron presentando ofertas hasta un 138% más altas.

En números

138%
más altas son las ofertas que se presentaron para construir el Renglón 1 de la obra. Incluso superaron el presupuesto de los tres renglones.

En el caso de Sacde-Techint la oferta fue por 141.000 millones, 82.000 millones de pesos más. Mientras que la de BTU fue de 168.000 millones, 109.000 millones de pesos en exceso.Incluso ambas ofertas superan el presupuesto de los tres renglones juntos.

Por la legislación estatal, es legal adjudicar una licitación con un margen superior de hasta un 20%, pero no de un 130%. En la licitación del GPNK lo que hizo Enarsa para salvar el 70% de mayor costo fue actualizar su presupuesto. Pero eso no se hizo aún y, como el pliego regula que una empresa no puede adjudicarse más de uno de los tres renglones, salvo que sea una UTE, todo el proceso se paralizó.

Fuentes al tanto de los detalles explicaron que la parálisis obedece a que “no hay lapicera”: nadie quiere hacerse responsable de convalidar un incremento del 100% en el presupuesto de la obra y menos en momentos en los que las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina.

Además la diferencia en monto no es para nada pequeña. Desde Enarsa se contaba con unos 720 millones de dólares para poder realizar toda la reversión.

De ese cúmulo, 540 millones de dólares provienen del crédito pautado con el Banco de Desarrollo de América Latina (el exCAF) y el 25% restante de los fondos que reunió la Compañía Administradora Mayorista del Mercado Eléctrico (Cammesa) por exportaciones.

En un escenario de estrechez de dólares en el país, y con cerca de la mitad del presupuesto ya gastado en la compra de los caños, la diferencia a cubrir no es nada pequeña y de hecho podría llegar a los 500 millones de dólares si el sobreprecio pedido por las oferentes es similar en los dos renglones que aún no se abrieron.

El temor de parte de los funcionarios de Enarsa no solo está en ponerle “el gancho” a una modificación que convalide un extra de millones de dólares, sino también ante la posibilidad de que, de resultar electo Javier Milei, el proceso y su firmante terminen en una causa judicial.

Desde Enarsa aseguraron a este medio que la licitación está parada “porque no se pueden abrir los sobres del Renglón 2 hasta no adjudicar o dar por desierto el Renglón 1”. Y pese a que el mismo Gerez había señalado que a “mediados de octubre se debía adjudicar”, se aseguró que “la licitación está bien en los plazos”.


El gas que necesitan 7 provincias


Las provincias del NOA tienen un consumo medio en invierno de 18 millones de metros cúbicos por día. Este año ese volumen se formó por unos 7 millones de metros cúbicos importados desde Bolivia, unos 2,5 millones de metros cúbicos de producción local -de la cuenca del Noroeste– y los 7 millones de metros cúbicos que normalmente ingresan por Tío Pujio desde Leones, Santa Fe, que en este invierno contaron con una obra que permitió estirarlos hasta 10 millones de metros cúbicos diarios.

De cara al invierno del año que viene se cuenta entonces con un volumen de 10 millones de metros cúbicos desde Santa Fe hacia esta red, sin posibilidad de enviar más gas desde allí aunque lo hubiera. La producción de la Cuenca del Noroeste está en caída por lo cual no se pueden esperar más de 2,5 millones de metros cúbicos diarios.

Y esto deja un faltante de al menos 5,5 millones de metros cúbicos diarios para cubrir las demandas no solo de gas para los hogares, sino también para las centrales de generación térmica que en esta zona no pueden generar la energía eléctrica con gasoil, como sucede en Buenos Aires.

Esta situación marca que, de no llegar a realizarse las obras para enviar el gas desde Vaca Muerta hasta el gasoducto que hay que hacer entre La Carlota – Tío Pujio, que será el que lo inyectará en el Gasoducto Norte, Argentina deberá salir a importar gas.


La alternativa si no se hace la reversión: importar gas


En este escenario las opciones son dos. La primera es una negociación tripartita con Bolivia y Brasil para que Brasil no demande parte del gas que habitualmente le compra a Bolivia y así YPFB pueda garantizar envíos estables a Argentina.

Este tipo de negociaciones ya se realizó en años atrás, pero en esta ocasión será más complejo dado que la producción de Bolivia bajó tanto que el volumen disponible para la exportación a Brasil también es reducido. Además del antecedente del corte del contrato planteado de palabra.

La segunda estrategia es importar gas desde Chile a través del Gasoducto Norandino. Esta maniobra -sin lugar a dudas cara ya que se trataría de gas natural licuado (GNL) que llegue a Chile a la planta de regasificación de Mejillones y desde allí se exporte a la Argentina- tiene un antecedente tan reciente como polémico.

En 2016 el entonces ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren, apeló a esa estrategia de importación que derivó tiempo después en una causa penal en su contra, pues se lo acusó de pagar mucho más caro ese gas importado.

Más allá de ese episodio, lo claro es que de no llegarse con la reversión del Gasoducto Norte el próximo gobierno argentino deberá apelar a negociaciones, ya sea con el presidente de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva o con el presidente de Chile, Gabriel Boric.


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