Cine: dónde ver las nominadas a mejor película en los Oscars

Estrenos, reestrenos y el streaming permiten ver casi todos los filmes nominados al premio mayor de Hollywood, los Oscars.

No hay ningún otro premio que tenga la potencia de los Oscars, que haga que películas que ya se vieron el año pasado, vuelvan a los cines , reestrenadas, a marcar el pulso de una industria que encuentra el modo de mantenerse vigorosa. Con “Oppenheimer” y “Barbie”, ese fenómeno que se llamó “Barbinheimer” y unió como un Frankestein a dos mitades incompatibles pero invencibles, y que logró recaudar más de dos mil millones de dólares en todo el mundo, el cine recuperó buena parte de la confianza de su poder de atracción. Pero más que eso, al menos este año, y por la variedad de películas nominadas, parece haber recuperado la capacidad de contar buenas historias.

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Es verdad que “Barbie” perdió un poco en el camino a las estatuillas. Aunque no le dio completamente la espalda (está nominada a mejor película), la Academia de Hollywood dejó afuera a Greta Gerwig, la directora, y a Margot Robbie, la protagonista. En cualquier caso, los cines han vuelto a ponerla en sus pantallas para que, ya pasada la efervescente espuma rosa chicle, pueda evaluarse si era para tanto la emoción por la muñeca y su versión supuestamente crítica.


A veces tiene su encanto tomar distancia de los fenómenos. Alejados del fervor virtual, el bombardeo publicitario extenuante, la moda, las aplicaciones, y las conversaciones monotemáticas, las películas pueden encontrar su real dimensión.


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“Oppenheimer“, la monumental película de Christopher Nolan es la película del momento. De aquel momento y de este también, con las 13 nominaciones que lo ponen a la cabeza de los favoritos y con su reestreno en los cines. El filme sobre el llamado “padre de la bomba atómica” tiene algunos puntos cuestionables (como no mostrar el devastador efecto que la creación tuvo sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki) y unos cuantos excesos (como la música siempre increscendo, la excesiva pomposidad, la grandilocuencia) pero es una película muy buena, inteligente, con actuaciones brillantes.
El filme del siempre excesivo Nolan no es la historia del padre de la bomba atómica, aunque se cuente algo de la juventud de ese científico brillante. Es un recorte de su historia, la de su apogeo y caída en el descrédito como consecuencia de un juicio amañado en medio de la caza de brujas que fue el macartismo, en el que juega un papel determinante Lewis Strauss, interpretado de manera magistral por Robert Downey Jr.


La película, contada en tramos en blanco y negro y otros en color, parece encaminar todos sus esfuerzos narrativos hacia el momento cumbre, la prueba de la explosión de la bomba en Los Álamos, donde se llevó a cabo e l Proyecto Manhattan, una iniciativa ultrasecreta que luego de cuatro años y más de 2.000 millones de dólares de inversión, permitió desarrollar las primeras bombas nucleares. Toda la película camina hacia ese momento en que se cumple la frase del texto hindú Bhagavad Gita, que dice Oppenheimer: “Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”.


Pero hay una escena posterior que es, por sus dimensiones, más impactante. Es el momento en que las bombas ya fueron arrojadas sobre las dos ciudades japonesas elegidas para persuadir (esa palabra usan) al enemigo. Una tribuna llena de científicos golpea sus zapatos sobre los tablones de madera, aplaude fervorosa y patriota la noticia, vitorea al científico como si ninguno de ellos fuera parte directa del genocidio que provocaron. Da pavor.


“Oppenheimer” es un thriller judicial apasionante con un elenco descomunal y un retrato nada simplista de u n hombre que fue mucho más que el padre de la bomba atómica, un ser lleno de contradicciones.

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Entre las buenas noticias que incluyen las nominaciones, figura la inclusión de la película francesa Anatomía de una caída a la lista de mejores películas generales. La película, que está llenando de premios a su directora, Justine Triet y que Francia no eligió como representante de su país, se estrena hoy en los cines de la región.


El film podría enmarcarse dentro del thriller judicial. Pero es, además o sobre todo, una meticulosa exploración del declive de una pareja. Mientras cuenta, propone un dilema moral en medio de una trágica situación familiar. La trama es así: Sandra, una escritora alemana, su esposo francés, Samuel y su hijo Daniel de 11 años, están viviendo en un bello pero aislado pueblo de los Alpes franceses. Su vida calma y tranquila se desmorona cuando el niño encuentre a Samuel muerto sobre la nieve en las afueras del chalet. La policía comenzará a investigar la muerte de la que Sandra podría ser la principal sospechosa. Poco a poco el juicio se transformará no solo en una investigación de las circunstancias de la muerte de Samuel, sino en un inquietante viaje psicológico a las profundidades de la conflictiva relación entre ambos.

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A los 81 años, y mientras planea este año filmar una biopic sobre Jesús, Martín Scorsese recibió 10 nominaciones por su filme “Los asesinos de la luna”, que también, como en parte lo hace “Oppenheimer”, mira en las entrañas de la sociedad y la política norteamericana. En este caso, Scorsese, fiel a sus principios de siempre, elabora un ensayo sobre la codicia, la culpa y la redención, revisando parte de la historia silenciada de los Estados Unidos.


La película, que reúne a Robert De Niro y Leonardo DiCaprio, está ambientada en la década de 1920 y transcurre en Fairfax, una zona del noreste de Oklahoma. El filme comienza como un falso documental en blanco y negro que pone en situación: en esos años y en esa región, los pueblos originarios de la Nación Osage, tenían los mayores ingresos per cápita de la época;por los pozos petroleros que se explotaban en su suelos, recibían regalías que les permitían tener una vida lujosa (como circular en lujosos autos conducidos por choferes blancos). Lo que ocurre luego es lo que cuenta Scorsese con nobleza, sin paternalismos ni cediendo a la corrección política tan vigente en estos tiempos.


A ese escenario llega Ernest Burkhart (brillante Leonardo DiCaprio), luego de haber participado como soldado en la Primera Guerra Mundial. Ernest comienza a trabajar a las órdenes de su tío, “Bill” Hale (De Niro en otro gran trabajo), ganadero pero sobre todo, el artífice de un plan a largo plazo para hacerse de los campos de petróleo. Una de las líneas del proyecto -que también incluye varios tipos de asesinatos a la comunidad indígena-, consiste en casar a blancos con mujeres de la comunidad Osage millonarias para quedarse con sus riquezas.
Es ese es el camino que elige Burkhart, inducido por su tío, al enamorar y finalmente contraer matrimonio con Mollie (Lily Gladstone, nominada por su gran papel). Si hay amor o es pura conveniencia es algo que se va desprendiendo en finas capas durante el relato de Scorsese.
Y hay una vuelta de tuerca más: la llegada de Tom White (Jesse Plemmons), un agente del FBI que llega a las tierras de Oklahoma para una investigación propiciada por un Edgar J. Hoover que por entonces tenía apenas 29 años.
Película larga, de tres horas. con algunos pasajes quizás un poco morosos que, si no fue vista en su momento en el cine, habrá que esperar a que llegue a la plataforma de streaming Apple, que fue la que financió buena parte de la producción.

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Aunque no tenga tantas chances, “Los que se quedan”, de Alexandre Payne, que se estrena el 8 de febrero en los cines, es una dulce fábula navideña, que incluye en su menú los sinsabores y padecimientos propios de los cuentos de esa época del año. Los que se quedan en una institución educativa de Estados Unidos -en ese período de minis vacaciones de invierno en el que los norteamericanos se reúnen en familia- son un profesor cascarrabias, poco diplomático y algo resentido (Paul Giamatti); un estudiante quizás un poco rebelde pero sobre todo poco protegido por sus padres, y una cocinera (Da’Vine Joy Randolph, que está nominada como actriz de reparto y bien podría quedarse con la estatuilla) que atraviesa como puede el drama de haber perdido un hijo en la guerra. Son los años 70 y ese trío de perdedores encontrará un modo de transformar lo que parece un castigo en una buena nochebuena.


Muchos críticos de cine a han señalado como un nuevo clásico navideño. Quizás. Muchos otros la han comparado con el clásico de todos los tiempos, “Qué bello es vivir”, de Frank Capra. Eso parece una exageración.

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“Pobres criaturas”, estrenada la semana pasada en los cines sigue disponible en las cartelera. La película, suerte de metáfora feminista de Frankestein, dirigida por el griego Yorgos Lanthimos obtuvo once nominaciones y está en cartelera desde la semana pasada en los cines.


Emma Stone, la protagonista principal, ya ha levantado varios premios por su papel y vuelve a estar nominada para el Oscar por su rol de Bella Baxter, la criatura que supera su propia muerte en manos de un excéntrico científico ( Willem Dafoe.) que la devuelve a la vida aunque con el cerebro de un bebé.
Entonces, con la biología y la curiosidad como marca de renacimiento, Bella Baxter crecerá a su modo, abrazando la autonomía para convertirse en una mujer libre, emancipada y autosuficiente.
Versión gótica y feminista del Moderno Prometeo de Mary Shelley, la película está ambientada en la era victoriana.

Emma Stone en «Pobres criaturas». Foto de Atsushi Nishijima. Courtesy of Searchlight Pictures.© 2023 Searchlight Pictures All Rights Reserved.


Al científico Godwin y al abogado que se compromete con Bella, se le suman también un joven pupilo, un dedicado estudiante llamado Max McCandles (Ramy Youssef), que cumple con su papel de documentar los avances de Bella en cuanto a su desarrollo lingüístico, que contrastan con una psicomotricidad torpe, pésimos hábitos de higiene y una gran curiosidad por el sexo. Una película para disfrutar de la genialidad de Emma Stone en el papel de Bella Baxter y para sumergirse en una historia gótica que refuerza -a veces quizás de manera excesivamente subrayada- el lugar de la mujer no sólo en la época en que transcurre sino en todas e general. Todo matizado con humor, bastante negro por cierto.

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Habrá que esperar hasta el 15 de febrero para ver esta película inglesa que compite en las grandes ligas: “La zona de interés”, de Jonathan Glazer y basada en una novela del fallecido autor inglés Martín Amis. Su protagonista, Sandra Hüller, está nominada a Mejor Actriz, aunque por otra película, “Anatomía de una caída”.


“La zona de interés”, ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes y nominada a 5 premios, incluyendo Mejor Película, Dirección o Guion, nos lleva hasta la idílica vida de la familia del comandante del Campo de concentración de Auschiwitz, Rudolf Höss. En apariencia es un simple retrato familiar con sus cuestiones domésticas más sencillas: la visita de la abuela, los juegos de los chicos, las verduras del huerto. Pero detrás de ese hogar dulce hogar hay una valla con alambrado, y más allá un gigantesco horno. No lo dice, no hace falta: hiela la sangre.

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El menú de los premios este año es amplísimo, bueno y variado. Ir al cine, ver cine y dejarse llevar no sólo por las historias sino por el modo en que se cuentan es, sigue siendo, un gran plan.


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