Celia Eymann, la artista neuquina que llevará la murga sureña al carnaval de Montevideo

La artista neuquina creadora de “La Bufona” fue invitada a ser parte de la murga uruguaya La Gran Siete para el próximo carnaval, que se realizará en febrero próximo. En esta nota con Río Negro, cuenta su emoción por lo que ella siente como un reconocimiento a su trabajo.

Hace unos días, Celia Eymann recibió una carta y, desde entonces, está como loca de feliz y de emoción. La carta decía que estaba invitada a formar parte del plantel de la murga La Gran Siete en el carnaval uruguayo -en su modalidad Más Carnaval– que se desarrollará del 1° al 28 de febrero del año que viene.
La carta en cuestión, firmada por Guillermo Lamolle, director de La Gran Siete, seguía, diciendo que “en virtud del desarrollo que la murga ‘estilo uruguayo’ está teniendo en Argentina —y concretamente en la Patagonia— y, sabedores de la tarea pionera que desde hace años venís desarrollando en tal sentido, creemos que sería de especial interés para vos y para las murgas en general que pudieras participar de esa experiencia”.


Desde entonces, entre otras cosas, la palabra pionera sigue dando vueltas dentro suyo. Porque, como le confesó a Diario RÍO NEGRO, “que me digan ‘pionera’ me llena de orgullo porque, primero, pienso que es verdad y después recuerdo todo el trabajo que fue construir un género desde la nada misma, primero juntándonos de a tres a escuchar murga que conseguimos en casetes y luego, recuerdo horas y horas escuchando y sacando arreglos, escribiéndolos para después enseñárselo a mis amigos”.

Celia Eymnann, al frente de la murga «La Bufona». (Foto: Jeremías Sartori)


Celia Eymann dirige su propia murga, “La Bufona”, que reúne catorce 14 artistas en escena, once en el coro y tres en la batería. El coro es femenino y la batería, masculina. La persona más grande tiene 58 años y la más chica, 14. “Esta es una característica no menor”, destaca Celia, “porque le sube el nivel humano, cultural y artístico, sobre todo porque eso da cuenta de que es una expresión musical y teatral que se empezó a transmitir de generación a generación como cualquier conocimiento popular. Ya dejamos de ser un montón de amigos que se juntan a cantar”.

A los 18 años, Celia empezó a estudiar violonchelo en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA). Tomó clases particulares de canto y violonchelo y dirigió murgas, coros y grupos vocales. (Foto: Ricardo Edelstein)


Formó parte de talleres de música y coros de la zona, participó en encuentros y diferentes escenarios, de adolescente integró grupos de arte callejeros, como batucadas y murgas de estilo porteña y uruguaya. A los 18 años, empezó a estudiar violonchelo en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), a la vez tomó clases particulares de canto y violonchelo y dirigió murgas, coros y grupos vocales. Estudió en la Escuela Superior de Música de Neuquén y formó parte de ensambles, grupos y dúos y asistió a talleres y encuentros con diferentes maestros. En diálogo con Diario RÍO NEGRO, Celia Eymann se refirió a esta invitación única, que todavía la hace temblar:

Todo murguista fuera de Montevideo alguna vez soñó con participar en una murga “de verdad” como le decimos acá. Para cualquiera de nosotras, una invitación como esta es como jugar en Primera.

Celia Eymann

P: ¿Cómo tomaste la invitación desde Montevideo?
R:
Lo recibí con mucha alegría, acá en Neuquén siempre hice las cosas de manera autodidacta y por más de que los y las murguistas de acá podamos viajar a tomar clases, conseguir grabaciones, libros o estar un tiempo “de turista” en el carnaval montevideano, siempre nuestros referentes en la murga son montevideanos y hasta elegimos a nuestras murgas preferidas. Muchas veces quienes estamos de motor en los proyectos (no solo en el coro y arreglos, también escritoras, actrices y vestuaristas) oficiamos de talleristas o docentes en nuestra propia murga.
Que me digan “pionera” me llena de orgullo, porque primero pienso que es verdad y después recuerdo todo el trabajo que fue construir un género -que hoy está en expansión- desde la nada misma, primero juntándonos de a tres a escuchar murga que conseguimos en casetes y luego, recuerdo horas y horas escuchando y sacando arreglos, escribiéndolos para después enseñárselo a mis amigos.
Recuerdo que me sentía muy sola a nivel musical. Con la primera murga aprendí muchas cosas a nivel grupal y de dirección, me dio experiencia en el escenario y también amistades que conservo hasta hoy. Pero, me costó muchos enojos, llanto, tristezas… también sufrí la falta de respeto y el machismo (los tiempos cambiaron, no era lo mismo ocupar ese lugar de directora mujer hace 20 años que ahora).

Que me digan “pionera” me llena de orgullo, porque primero pienso que es verdad y después recuerdo todo el trabajo que fue construir un género desde la nada misma».

Celia Eymann.

P: ¿Cómo te preparas para encarar este proyecto de manera “solista”?
R: Tengo un poco de nervios, pero también sé que va a ser muy enriquecedor, no solo para mí sino también para quienes trabajan conmigo acá y para toda la comunidad murguera. También sé que va a ser muy divertido, el director me propuso arreglar una parte, él dice que siempre que hay músicos que puedan hacer arreglos de voces los invita a hacerlo. Para mí es un lujo y una suerte, trabajar con tus maestros no es una invitación de todos los días.

Celia, en modo chelista. (Foto: Ricardo Edelstein)

P: ¿Cómo te imaginas tu participación en Montevideo?
R:
Sé que va a ser muy hermoso, sobre todo porque confió en mí y en mi experiencia en el canto grupal, pero tendré que adaptarme a sus propias formas, en el canto popular las formas cambian de una región a la otra, por el contexto, el clima, las comidas, las tonadas, los tiempos de la vida cotidiana y demás. Eso es algo que lo iré notando estando ahí. Creo que con esta invitación es la primera vez en mi vida que me siento sureña.
Será la primera vez que no tengo que ocupar el rol de la dirección, creo que todas las personas que dirigimos murga en esta zona lo que más queremos es estar en el coro, y todo murguista fuera de Montevideo alguna vez soñó con participar en una murga “de verdad” (risas), así le decimos acá, como “La Gran Siete”, o sea, para cualquiera de nosotras una invitación como esta es como jugar en Primera.


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