Escenas de la vida cotidiana mapuche filmadas en Super 8

Se encontraron videos y fotografías que retratan la vida cotidiana de las comunidades de Ruca Choroy y Carri Lil. Se filmaron durante visitas culturales de estudiantes bonaerenses.

Década del 60, departamento de Aluminé recostado sobre la cordillera de los Andes. Ruca Choroy, “casa loros” y asiento de la comunidad mapuche Aigo.
Por allí y por esos tiempos anduvo Eduardo Oscar Vidal con su cámara de Super 8 registrando la interacción cultural y solidaria de un grupo de alumnos voluntarios del colegio secundario “Martín Miguel de Güemes”, de la localidad bonaerense de El Palomar con las comunidades de Ruca Choroy y Carri Lil.

Esos viajes se sucedieron periódicamente hasta los años 90 cuando se cerró el instituto y falleció Vidal.
Todo el material fílmico y fotográfico quedó oculto y perdido en el tiempo. De lo que allí se registró solo supieron el camarógrafo, los alumnos y los hombres, mujeres y niños mapuches que participaron de la experiencia.

Pero en pandemia, los hijos de Vidal aprovecharon el aislamiento para desempolvar viejas cajas y allí emergieron los tesoros de incalculable valor histórico y cultural. Todo filmado en Super 8. Había que buscarles un destino y así partieron hasta el paraje cordillerano para entregarlo en manos de la comunidad Aigo.

Con la colaboración del Museo El Charrúa de Aluminé, se comenzó a analizar el material fílmico y volvieron a tomaron vida instantáneas cotidiana de aquellos años.

Al paso de la cinta ancha, aparecían alumnos brindando un espectáculo de clown para los niños de la comunidad, una tejedora sentada frente a un telar enseñando las técnicas milenarias del tejido. Otras escenas recrean rituales y costumbres de las familias mapuches y cómo era dar clases en medio del viento helado de la cordillera.

El paseo lleva a las rucas de barro y cañas con techos de paja, a arreos de chivas y lo más valioso quizás, a las ceremonias privadas, aquellas en las que se le pedía a la Pachamama prosperidad o se despedía a los muertos.


Todo ese material tiene muchísimo valor histórico porque es una ventana hacia Ruca Choroy y Carri Lil, a través de las cuales se asoman personas que cuentan cómo se organizaban las comunidades, quienes eran sus comisiones directivas, que actividades realizaban. Todo ese material será una puerta más al conocimiento para las generaciones futuras, allí radica su importancia”, contó Luis “Tití” Ricciuto, secretario de Patrimonio Cultural y Natural de la municipalidad de Aluminé y director del museo “El Charrúa”. Allí se custodia todo el material que está siendo digitalizado y archivando por fechas y temas.

”Una vez que esté finalizado todo el trabajo, los archivos se guardarán en el museo de la Memoria. Ypor supuesto quedarán a disposición de todos los que quieran conocerlos”, agregó Ricciuto.

La comunidad mapuche está trabajando en la creación del Centro de Memoria e Historia del Lof Ruca Choroy. El proyecto es gestionado por la comisión directiva de la comunidad, cuya principal autoridad es el lonko Hugo Licán.
Allí se conservará además toda la documentación histórica que existe sobre la población de la cuenca del río Ruca Choroy.

Esa comunidad mapuches es una de las más grandes que existen en el territorio neuquino. Aún conserva intactas sus tradiciones, su lengua y los modos de vida que aprendieron de sus ancestros.
Sin embargo, están insertos y comparten otras realidades y mundos, en una perfecta amalgama de culturas, sin que ninguna se pierda ni se vea opacada.

En 2019, 30 jóvenes de las comunidades Aigo y Heingueihaul fueron protagonistas de la primera promoción de la única escuela intercultural bilingüe de la provincia de Neuquén.
Unos 22 jóvenes recibieron el título de bachiller y 8 adultos se graduaron de peritos auxiliares en desarrollo de comunidades.

Dato

2.000
personas aproximadamente viven en la comunidad de Ruca Choroy. Conservan sus tradiciones y lengua.

“El Charrúa” custodio de la historia de Aluminé

El museo “El Charrúa” de Aluminé es custodio de la historia de la localidad y de sus comunidades. Está ubicado en el casco de una vieja estancia que perteneció a una familia uruguaya de origen aborigen, y de allí lleva su nombre.
Ofrece a sus visitantes diferentes puertas hacia tres recorridos diferentes. El primero es una invitación a “un viaje al pasado de nuestro territorio”, es decir desde la prehistoria hasta la actualidad.
Luego se pueda viajar en el tiempo para llegar a la vieja estancia y conocer quienes fueron sus primeros propietarios. El recorrido incluye un paseo botánico para disfrutar de la flora autóctona de la cordillera de los Andes.
“El Charrúa” además tiene una importancia tarea de investigación para reconstruir el paseo y traerlo como una historia vida.
Excepto ahora por la pandemia por el coronavirus, el museo está abierto a recibir contingentes de estudiantes de todos los niveles, para ofrecerles un recorrido por las comunidades mapuches y su cultura, a modo de favorecer el intercambio cultural y la revalorización de la diversidad.
Hoy guarda otro tesoro, historias filmadas en un sistema obsoleto pero de gran valor.


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