Caminar después de los 50 es clave, pero los especialistas recomiendan sumar este ejercicio
Las caminatas regulares son un gran hábito para mantener la salud a cualquier edad, pero a partir de los 50 y 60 años los expertos sugieren incorporar otra práctica que fortalece músculos, huesos y ayuda a envejecer mejor.
Septiembre suele ser un mes de nuevos comienzos. Muchas personas que llevan un estilo de vida sedentario buscan dar un giro, mejorar su bienestar y adoptar rutinas más saludables. Caminar aparece como la opción más sencilla: no requiere equipos costosos, puede hacerse en casi cualquier lugar y aporta beneficios notables al cuerpo y la mente.
El poder de caminar con energía

No se trata solo de dar un paseo lento, sino de caminar a buen ritmo y con postura correcta. Los brazos deben balancearse de manera natural, la cabeza mantenerse erguida y los hombros relajados. Esa diferencia convierte a la caminata en un ejercicio cardiovascular de bajo impacto, ideal para quienes no están acostumbrados al deporte intenso.
Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Mejora la flexibilidad y la movilidad de las piernas.
- Aumenta la resistencia física y reduce la fatiga.
- Favorece el control del peso corporal.
- Ayuda a prevenir la diabetes tipo 2.
- Alivia dolores articulares en casos de artrosis.
- Refuerza la densidad ósea y previene la osteoporosis.
- Reduce el estrés y mejora la calidad del sueño.
- Estimula la digestión y combate el estreñimiento.
La importancia de sumar fuerza después de los 60
Aunque caminar es una herramienta fundamental, los especialistas coinciden en que a partir de cierta edad no alcanza por sí sola. El gran aliado es el entrenamiento de fuerza, que ayuda a frenar la pérdida de masa muscular y la fragilidad ósea, dos problemas frecuentes en la madurez.
Con la menopausia en el caso de las mujeres, o con el paso natural de los años en general, los músculos tienden a debilitarse. Aquí entran en juego las pesas, las bandas elásticas o incluso ejercicios de fuerza con el propio peso corporal.
Un trabajo científico realizado en la Universidad de Copenhague reveló que este tipo de entrenamiento mejora las conexiones entre nervios y músculos, protegiendo a las neuronas motoras en la médula espinal. Se trata de un hallazgo clave porque garantiza un funcionamiento más eficiente del sistema motor y, con ello, una mejor calidad de vida.
Un hábito que marca la diferencia
Incorporar dos o tres sesiones de fuerza por semana, sumadas a caminatas diarias, conforma un plan integral de salud. No se necesita un gimnasio sofisticado: bastan mancuernas livianas, bandas de resistencia o rutinas guiadas desde casa.
La combinación de caminata y ejercicios de fuerza es la fórmula que los especialistas recomiendan para mantenerse activo, fuerte y saludable después de los 50.
Septiembre suele ser un mes de nuevos comienzos. Muchas personas que llevan un estilo de vida sedentario buscan dar un giro, mejorar su bienestar y adoptar rutinas más saludables. Caminar aparece como la opción más sencilla: no requiere equipos costosos, puede hacerse en casi cualquier lugar y aporta beneficios notables al cuerpo y la mente.
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