Zorzales, gorriones y horneros: cómo atraer estas aves a tu jardín con una técnica muy simple

Un gesto sencillo puede transformar tu patio en un refugio natural y acercarte al canto y color de las aves nativas.

La primavera es la estación del renacer: los días se alargan, la vegetación florece y la fauna local se activa después de los meses fríos. En este contexto, los patios y jardines se transforman en escenarios ideales para observar a distintas especies de aves que buscan alimento para recuperar energía y alimentar a sus crías.

Con pequeños gestos es posible hacer que estos visitantes alados se acerquen con confianza. Una de las técnicas más recomendadas por observadores y aficionados es colocar frutas frescas al alcance de las aves. Esta práctica no solo colabora con la biodiversidad, sino que también convierte cualquier espacio verde en un sitio más vibrante y lleno de vida.


Frutas que funcionan mejor


Entre las opciones más efectivas se encuentran las manzanas y peras cortadas, que resultan atractivas para varias especies. Los zorzales y horneros suelen preferir la fruta en el suelo, mientras que los gorriones, calandrias y jilgueros optan por superficies despejadas, más accesibles que los comederos colgantes. La clave está en ofrecer alimentos simples y naturales, fáciles de encontrar para las aves.

Fotos gentileza.-

Además, estas frutas aportan energía rápida y jugosidad, fundamentales en una época donde las aves necesitan sostener su actividad constante. La variedad y la constancia en la oferta de alimento también influyen en que los pájaros regresen de manera habitual al jardín.


Dónde y cómo ofrecerlas


El lugar elegido es tan importante como la fruta en sí. Para que las aves se acerquen con confianza, conviene colocar los trozos en espacios abiertos y seguros, lejos de arbustos densos donde puedan acechar depredadores como los gatos. Un área despejada permite que las aves estén alertas y se sientan tranquilas al alimentarse.

Si se utilizan mesas o recipientes, la higiene es fundamental. Es necesario retirar los restos a diario y lavar con agua caliente y jabón al menos una vez por semana. Esto evita la propagación de enfermedades y mantiene las condiciones adecuadas para que las aves disfruten de un espacio saludable.


Un pequeño gesto con gran impacto


Ofrecer frutas frescas en primavera no solo es una ayuda concreta para la fauna local, sino que también enriquece la experiencia cotidiana de quienes disfrutan de su jardín. Escuchar el canto de un zorzal al amanecer o ver a un hornero alimentarse de cerca son momentos que conectan directamente con la naturaleza.

Con apenas dos frutas y un poco de atención, cualquier patio puede convertirse en un refugio de biodiversidad. Así, además de contribuir a la conservación de aves nativas, se logra transformar al jardín en un espacio vivo, lleno de sonidos y colores propios de la estación más esperada del año.


La primavera es la estación del renacer: los días se alargan, la vegetación florece y la fauna local se activa después de los meses fríos. En este contexto, los patios y jardines se transforman en escenarios ideales para observar a distintas especies de aves que buscan alimento para recuperar energía y alimentar a sus crías.

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