Este descontrol no es nuevo

México, que llega con un equipo B, tiene problemas desde el 2005.

LA PLATA (Sebastián Busader, enviado especial).- México es un océano de dudas en torno a su equipo. El escándalo sexual que involucró a ocho de los jugadores convocados para la Copa América puso al Tri en los ojos del mundo del fútbol y el caso tuvo más repercusión que la consagración en la Copa de Oro, el torneo que organiza la Concacaf. La realidad del seleccionado azteca es toda una incertidumbre y no sólo por aquellos ocho futbolistas que ingresaron prostitutas a la concentración en Quito y que fueron separados del plantel. También por los casos de doping. A mediados de junio, y antes de vencer en la final de la Copa de Oro a Estados Unidos, México se desayunó con la noticia de que Francisco Javier “Maza” Rodríguez, Antonio Naelson “Sinha”, Edgar Dueñas, Christian Bermúdez y Guillermo Ochoa habían dado positivo y que la sustancia detectada era clembuterol, utilizada con frecuencia para incrementar los músculos, pero también para atenuar los problemas respiratorios que genera el asma. La situación se complicó horas después, al saberse que otros cuatro jugadores habían dado positivo, aunque en este caso la FIFA los exoneró rápido por el bajo nivel de sustancia prohibida que encontraron en sus cuerpos. La federación mexicana se movió como el correcaminos: contrató al abogado belga Jean-Luis Dupont, quien promovió y logró la absolución del español Alberto Contador, acusado de doparse con clembuterol en el Tour de Francia 2010, y apeló la sentencia alegando que los residuos de la sustancia prohibida, que se utiliza para engordar animales y está prohibido en México, se debían al consumo de carne contaminada y no a una ingesta voluntaria. Hace un par de días la FIFA determinó la absolución de los acusados después del informe que recibió de la Oficina Antidopaje. Pero en México, sobre todos los periodistas, desconfían. Nuestro deporte tiene una larga historia negra en materia de doping. Incluso hubo casos en la era La Volpe y estaba involucrado el mismos médico, José Luis Serrano. “Desde ya, alguna anomalía existe. O los jugadores tomaron algo prohibido o en mí país hay un gigantesco problema sanitario con la carne, algo que niega el gobierno y que sería mucho peor”, señaló Jacinto Aguirre, periodista mexicano que cubre la Copa América. Jacinto se refiere a la Copa Confederaciones de 2005, cuando a los futbolistas Aaron Galindo y Salvador Carmona los hallaron culpables de inyectarse un derivado de la nandrolina, un esteroide anabólico. El médico del Tri en esa época era Serrano, alguien que mantuvo el cargo hasta hoy. Todo es sospecha, todo es duda en este México que prefirió aterrizar en el país con un equipo clase B y que se puso como objetivo primordial pasar la primera fase.


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