Teatro: estrena «Casa Rufina», un policial donde el detective es el espectador

La vida en un burdel de 1947 es el lugar donde se desarrolla los sucesos que dan vida a una ambiciosa obra de teatro que estrena mañana en Casa de la Cultura.

En el burdel Casa Rufina ocurrió un asesinato: Mimí, una de sus trabajadoras, fue encontrada muerta y todos allí son sospechosos. Tres días después del trágico suceso, se corre el telón y serán los espectadores de esta original obra d e teatro quienes deban (o no) encontrar al asesino o la asesina.
Ideada por Karina Acosta, escrita y dirigida por Tato Cayón, “Casa Rufina” es una ambiciosa puesta en escena de producción local que se estrena mañana, a las 21, en Casa de la Cultura.
Ambientada en el muy peronista años 1947, Casa Rufina es un burdel montado por su dueña Rufina que, tras su muerte, lo heredan sus tres hijos. Y lo dicho: un asesinato reciente, el de Mimí, es el detonador de esta historia que se desarrolla en seis escenarios, dos de ellos de manera simultánea, a lo largo de casi dos horas de función.

(Foto: gentileza Gastón Acosta)


Veintidós artistas dan vida a este policial interactivo en el cual el público es más que un espectador, pues tendrá que descifrar la trama para descubrir quién es el, la o los asesinos. En un diálogo con “Río Negro”, en la oficina de Casa de la Cultura, Karina Acosta, Tato Cayón y la bailarina y miembro del elenco, María José Ruiz , cuentan cómo se hizo “Casa Rufina”, de qué modo se desarrolla la trama en escena y qué rol le cabe al espectador.
“Nunca dejo de ser espectadora”, reconoce Karina Acosta al pensar en el origen de esta propuesta interactiva incluso más allá del espacio físico de la sala. “Me puse a pensar en cómo me gustaría que me lleve una obra, a qué lugares y de qué manera. Era bastante delirante y bastante compleja la idea y necesitaba de otra persona delirante para que me ayudara a desarrollarla. Por eso lo convoqué a Tato (Cayón), que es muy delirante (risas), y me dijo que sí”. Con las ideas delirantes de Acosta en su cabeza, Cayón se puso a trabajar.

(Foto: gentileza Gastón Acosta)


Para este joven aunque experimentado dramaturgo, fue un desafío muy grande por la complejidad de la obra. “Tiene la estructura de un policial y lo que propone la obra es descubrir al o los asesinos. Su complejidad radica, entre otras cosas, porque en el hall ocurre un espectáculo en el cual suceden, a su vez, pequeñas escenitas que dan indicios con respecto a lo que pasó y que cuentan lo que sucedió en las otras dependencias del burdel”.
El burdel en cuestión está montado en el hall de Casa de la Cultura. Allí se suceden números de varieté reales tal como ocurría en estos establecimientos de mediados de siglo XX. Pero no es todo, porque hay otros cinco espacios que funcionan como dependencias del burdel a los que los espectadores tendrán acceso: el camarín de la diva, la habitación de las trabajadoras sexuales, la oficina del dueño que está jugando clandestinamente a las cartas, la sala de la adivina y el lugar donde están haciendo el casting para reemplazar a Mimí.

(Foto: gentileza Gastón Acosta)


El modo en que los espectadores van a acceder a cada dependencia es a través del color de sus entradas. Para “Casa Rufina”, las entradas tienen cinco colores diferentes y el espectador deberá elegir uno. Lo que no sabe es que destino tendrá ese color en la obra.
Al comenzar la obra, Rebeca, la presentadora de los números artísticos del burdel, anuncia que esa noche estará dedicada a Mimí. Comienzan los espectáculos de baile y magia -que dicho sea de paso, los actores tuvieron que aprender para llevarlos a cabo en escena- y, en su transcurso, la propia Rebeca comienza a convocar a los espectadores por el color de sus boletos. Esas veinte personas son conducidas a una dependencia del burdel donde verá lo que “no se puede ver”. Mientras tanto, los espectáculos siguen sucediendo en el burdel del hall.
Lo que pasa allí es la parte pasatista del burdel. En cambio, lo que ocurre en las habitaciones es el lado B, es lo que no se ve o no se tiene que ver de un burdel. Hay una crudeza muy importante allí. Los personajes que actúan en el hall no son los mismos que el espectador vio o verá en las habitaciones.

(Foto: gentileza Gastón Acosta)


Sobre la complejidad de la dramaturgia de “Casa Rufina”, dice Cayón: “ Lo que más me costó fue lograr que el pública entienda de qué se trata la obra sin la necesidad de ver todos los destinos que propone porque el público va a ver sólo uno de esos destinos por función. Con eso, más todo lo que sucede en el hall, tiene que hilvanar y entender de qué va la historia”.

(Foto: gentileza Gastón Acosta)


A través de la vida en un burdel, la obra pone en discusión el trato hacia la mujer que, si bien está planteada en los 40, se actualiza de manera dramática. “Hay un montón de historias que se cruzan”, anticipa Cayón. “Cada pequeña historia dentro de la historia tiene su propia trama porque no solamente se trata de la trama del asesinato, sino que, también habla de otras cosas: cómo es la vida en ese burdel, cómo son las condiciones de vida de las trabajadoras sexuales, el trato hacia la mujer en esa época. No es simplemente un espectáculo de varieté”.

(Foto: gentileza Viviana Portnoy)


¿Cómo resolvió Cayón la complejidad de la trama? Con dramaturgia, dice sin dudarlo. Y destaca el rol de Rebeca en la comprensión de la trama. Caracterizada como chica trans de la época e interpretada por Antonio Allías, Rebeca es importante, sostiene Cayón, porque no solo presenta lo que va sucediendo en el escenario del burdel, sino que también (y acaso sobretodo) hace permanentes referencias a la muerte de Mimí. Y es en su monólogo final cuando el público termina de comprender qué es lo que se quiso contar.
Como si los seis espacios no fueran suficientes para una trama de por sí compleja, la obra ofrece un espacio virtual y social: Facebook. Allí, van a aparecer todos los personajes de la obra con sus historias, sus motivaciones, sus relaciones con el resto de los personajes. Con toda esa información, más lo que vio o verá en la funciones el espectador tendrá que descubrir quién o quiénes asesinaron a Mimi. Pero a no desesperar, si les sirve de consuelo, el elenco tampoco lo sabe.

«Casa Rufina» estrena este viernes, a las 21, en Casa de la Cultura. Entradas: $500 anticipadas y $550 en puerta. Punto de venta: boletería de Casa de la Cultura, de lunes a viernes de 8 a 14 y de 18 a 22.

Idea y produccion: Karina Acosta.
Dramaturgia y dirección: Tato Cayón.
Actúan: Antonio Allías, Mariana Jaime, Mercedes Jurado, Mauricio Bustos, Marcio Chinetti, Maria José Ruiz, Carlos Carvalho, Luciano Batalla, Daniel Corrales, Romina de Blas, Marga Costanzo, Aylin Acuña
Nora Costanzo, Ricardo Peinado, Leo Saggina, Kelfri de la Cruz y Karina Acosta.
Musicos: Facundo Millapi, Gregorio Nievas, Rodrigo Salinas.
Coreografias: Nora Costanzo.
Tecnica: Carlos Baeza.
Audiovisual y redes: Gastón Acosta.
Diseño Grafico: Eduardo Trabaglino.
Confección de vestuario: Flor Rodríguez.
Duración: 100 minutos.
Capacidad: 100 espectadores.
Capacidad por color: 20 espectadores.


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