Examen de dos preguntas


Vacunas y dólar -los dos bienes emblemáticos del plebiscito y los dos más preciados en la pandemia global- acaban de demostrar la inercia con que se mueven


Las organizaciones que se disputan la representación ciudadana descansan hoy tras su noche de agitación política. Desde las grandes corporaciones partidarias que subsisten bajo el formato de coaliciones, hasta los microemprendimientos que aspiran a rasguñar alguna porción de votos; todos concluyeron el momento más expansivo de la oferta electoral. Ahora comienza la selección darwiniana.

Si la evaluación del escenario nacional dependiera exclusivamente de la cantidad de postulaciones inscriptas, la conclusión confundiría por su optimismo. Miles de candidatos que se perciben a sí mismos como referentes políticos dan la impresión de que sobran las ideas para sacar al país de la crisis y el altruismo para protagonizar su puesta en práctica. Pero el sinceramiento de la razón y la voluntad ofrecidas en servicio al país no será tan dificultoso esta vez, en medio de la crisis más profunda del siglo.

El proceso electoral concluirá en noviembre y será un examen simplificado con dos preguntas dominantes: con más de 100.000 muertos en la espalda ¿cómo funcionó la política sanitaria? ¿Y qué tan eficiente fue la gestión económica que se aplicó para atenuar el padecimiento social?

Las vacunas y el dólar -los dos bienes emblemáticos del plebiscito y los dos más preciados en la pandemia global- acaban de demostrar la inercia con la que se mueven, indiferente a la dinámica introspectiva de los partidos.

La carta de la asesora presidencial Cecilia Nicolini a las autoridades rusas implorando el cumplimiento del plan de suministro completo de la vacuna Sputnik sinceró la inconsistencia de la promesa de Alberto Fernández sobre la finalización exitosa e inminente del plan de vacunación oficial y el fracaso de la estrategia diplomática impulsada por Cristina para la provisión normal de la vacuna rusa.


La carta de Cecilia Nicolini sinceró la inconsistencia de la promesa de Alberto Fernández sobre la finalización exitosa e inminente del plan de vacunación oficial


Nicolini transparentó algo central: la decisión oficial de subordinar la compra de las vacunas a un criterio ideológico. La condición para la provisión de la Sputnik -si no exigida por Rusia, al menos concedida por gratuidad argentina- era el bloqueo más o menos subrepticio de las vacunas norteamericanas. Decisión tomada en el contexto de una emergencia sanitaria, en la que toda carencia o demora en la inmunización se pagó con muertes.

El momento Nicolini de la gestión sanitaria se encadena y complementa con el de Ginés González García, comandante del primer tramo de la emergencia. Convencido al principio de que Argentina podía autoexcluirse de una pandemia planetaria, sembró luego el camino para los tropiezos actuales: antes del incumplimiento Sputnik, Ginés condujo la gestión frustrada para el cumplimiento de AstraZeneca. Y pinceló de parcialidad política el plan de vacunación con el escándalo de los inmunizados VIP.

El otro bien esquivo para Argentina en la crisis comenzó a dar señales de incontinencia. El dólar trepó al ritmo de las afirmaciones oficiales que aseguran tener poder de fuego para controlar una corrida cambiaria. Tampoco se atiene a declamaciones ideológicas. Por el contrario: más transmite el Gobierno que tiene reservas para atacar un desborde, más se convence el mercado de que si las usa ahora, no las tendrá post elecciones.

Esa desconfianza -que los mercados siempre anticipan a valor presente neto- es la que agita y retroalimenta el proceso inflacionario que el Gobierno quiere asordinar. Para no comerse un aplazo plebiscitario al enfrentar la segunda pregunta del examen: la gestión económica.

También en ese laberinto el Gobierno se complicó por prejuicios ideológicos. El ministro Martín Guzmán intentó sin éxito persuadir a su espacio político de la conveniencia de renegociar la deuda con el Fondo Monetario en el contexto inédito de tasas internacionales deprimidas por la pandemia que -según dicen los observadores de la Reserva Federal- se apresta a concluir.

Tras meses de expectativa, Guzmán fue escuchado por la secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen.


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