Fiesta de la Manzana: para Abel “es un honor” tener, hoy, un rol tan protagonista

Abel Pintos, de notable trayectoria, vuelve al Valle para cerrar la 50º edición de la fiesta manzanera.

En Roca

Abel Pintos vuelve por segundo año consecutivo a la Fiesta de la Manzana, esta vez para cerrarla. “Por un lado, tener un espacio tan protagonista en una Fiesta con tanto protagonismo en la música argentina y latinoamericana, porque es reconocida a nivel nacional e internacional, con públicos de muchos países y provincias nuestras, significa un honor muy grande para mí. El valor especial de eso, es el amor que yo siento por General Roca, por lo que representa al sentirme como en casa”, expresa el cantante bahiense.

“No solamente porque el público me haga sentir de esa manera, sino porque esa ciudad -por muchos motivos muy caros a mis sentimientos- es como mi hogar y dar un concierto de semejante magnitud artística en un lugar con semejante magnitud emocional para mí, es sin duda un momento especial del año”, elogia Abel.

Abel Pintos: “TODO LO QUE VIVO DÍA A DÍA, ES POR LA MÚSICA”

Nació en Bahía Blanca. Se crió en Ingeniero White y Cutral-Có. Canta desde los siete años. En el 97, presentó su primer álbum “Para cantar he nacido”. Así fue y sigue siendo. Desde la segunda semana de 2016 continúa la Gira “20 años Único” que lo llevó por La Rioja en dos oportunidades, Córdoba, Santa Cruz, Punta del Este, Jesús María, Guaminí, Salta, Jujuy, Mendoza, Catamarca y Tucumán, durante enero; y Alta Gracia, La Banda, Villa María, La Fiesta de la Manzana el lunes 8, luego Colón en Entre Ríos, la cordobesa San Francisco, Baradero, Tunuyán, Cafayate, Victoria, San Juan, Tafí del Valle, Sunchales y General Belgrano en Buenos Aires, totalizando veintiséis recitales en casi cincuenta días.

Abel nació en Bahía Blanca y se crió en Ingeniero White y Cutral-Có.

Abel Pintos ha llenado Cosquín donde fue Revelación en el Festival 1998 y Consagración 08, el Estadio Único de La Plata, el de Mar del Plata, y teatros de toda Argentina, Valencia, Zaragoza, Barcelona y Madrid. Compartió escenarios con León Gieco, Teresa Parodi, La Oreja de Van Gogh, Axel, India Martínez, por citar solo cinco colegas. En 2005-6 ganó el Gardel Mejor Álbum Artista de Folklore Nuevas Formas; en el 08 el Mejor Álbum Folklore Alternativo; en 2013 recibió los correspondientes a Álbum y Canción del Año, Mejor Álbum Artista Pop Masculino y el Gardel de Oro, que volvió a conquistar en la edición 14, además de Mejor Álbum Pop, Producción, Álbum y Canción del Año por “Aquí te espero”. Le fueron entregados además, los premios Mejor Intérprete del XLV Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, y Konex 2015 – Diploma al Mérito entre los 5 Mejores Solistas Masculinos Pop.

Compartió escenarios con León Gieco, Teresa Parodi, La Oreja de Van Gogh, Axel, India Martínez, entre otros tantos destacados.

Completan su discografía “Todos los días un poco” (99), “Cosas del corazón” (01), “Sentidos” (04), “Reflejo real” (05), “La llave” (07), “Reevolución” (10), “Sueño dorado” (12), “Abel” (13). En octubre pasado editó “Único”, cedé+devedé con material grabado en La Plata y un corto documental contando en primera persona su ya extensa trayectoria artística. En noviembre comenzó la seguidilla de veintiún conciertos en el Ópera de BA, que continuará en marzo 4, 5 y 6 en el Luna Park.

Encuentro con Río Negro en Mendoza, recién arribado por ruta, en el mediodía del viernes 29. Para sostener tanto cambio de lugar y de escenarios, explica el bahiense, trabajo mucho física y vocalmente, para resistir mejor el trajín de los viajes y también el desgaste físico y energético de los recitales que pueden durar entre una hora cuarenta y dos horas. Entreno mucho la voz, todos los días; los de concierto vocalizo a la mañana temprano para todo lo que tenga que hablar en la jornada entre reportajes y demás; luego lo hago una hora y media antes de los conciertos y después de cantar tengo otros veinte minutos de una des-vocalización llamada “cool down”, digamos…

-Para bajar la actividad vocal.

-Claro, para descomprimir y relajar los músculos de la garganta, la laringe, la faringe, y las cuerdas vocales por supuesto. Los días que no hago concierto, tengo vocalización matinal para hablar, y por la tarde realizo una rutina de ejercicios para repasar y reafirmar las técnicas que utilizo.

-Para el público, el artista siempre está bien, con toda la energía, pero el punto es que se trata de una construcción que implica además cuidar tus horarios, tu alimentación, el estado físico…

-Termina transformándose, sí, en un modo de vida. Como dijiste hasta adopto una dieta que necesito, conforme a las cosas que me gustan y a lo que aporta a la actividad que despliego.

-¿Qué manejás el mientras tanto, cuando tenés que esperar un vuelo, el ingreso a un hotel, llegar a un ciudad en auto, la prueba de sonido?

-Particularmente, yo no lo sufro. Sí es cierto que hay largas esperas, pero las aprovecho. En los viajes de muchas horas de ruta, leo, que me gusta mucho. Por mis actividades diarias no siempre tengo tres, cuatro horas para dedicarlas de lleno a un libro de trescientas páginas y terminarlo. En cambio, cuando me traslado dieciocho horas en micro, las primeras siete u ocho, duermo, y el resto puedo hacer sesiones de lectura de seis en las que, a lo mejor, termino dos libros o uno muy largo. Miro películas, me gusta mucho el cine, escucho música. Es decir que ocupo las esperas, las ocupo en otras cuestiones que me importan también.

-¿Qué libros te atraen, te atrapan?

-Igual que con la música, yo disfruto del hábito, del ejercicio de leer. Entonces, no puedo decir que haya un género que me desagrade. Tengo mis favoritos, pero los selecciono en forma aleatoria o conectando un poco con lo que necesite leer. Hay épocas en las que preciso la lectura como una dispersión absoluta y opto por la novela negra; en otros momentos, la necesito como un alimentación y probablemente elija narrativa o cuentos de personajes complejos, de (Julio) Cortázar, (Jorge Luis) Borges, Gabriel García Márquez. A veces, como una apertura mental y opto por la filosofía, la historia, política. Otras, solo busco el libro como si fuese una película escrita y leo comics… Me gusta leer y al igual que en la música, no me encasillo.

“Cuando tenía once años, sentí que la música iba a ser el idioma con el que poder comunicarme con los demás…”, recuerda Abel.

“Igual que con la música, yo disfruto del hábito, del ejercicio de leer”, afirma el cantante.

-¿Y en cine, te interesa el argentino de los últimos años, el europeo?

-Me gustan mucho el cine nacional y el español. Pero tampoco tengo problema en ver de otras épocas o países. Una película pochoclera también puedo disfrutarla (ríe Abel).

-Esta tarea tuya te propone vivir con tu equipo y músicos de manera casi permanente. Son conexiones humanas que tendrán las tensiones, distensiones, placeres y contratiempos de todas las relaciones…

-Bueno… Es tanto el tiempo que compartimos que de manera natural se dividen los límites en dos surcos paralelos, la relación humana y la laboral con todos mis compañeros. Tenemos muy claro de qué modo interactuamos en lo personal, de qué forma en lo profesional. Nos conocemos muy bien en ese sentido y respetamos los tiempos y las comodidades de cada uno. Es un buen equipo de trabajo y me siento muy cómodo con ellos.

-Me animo a decir que antes de que nacieras, yo andaba de gira con el grupo vocal Folk 4… La sensación más extraña que recuerdo era de traslación durante el sueño. Me dormía en Buenos Aires y despertaba en Río Cuarto, sin percepción de tiempo…

-En líneas generales, lo vivo de un modo muy natural. Pero debo reconocer que cada tanto, me encuentro perdido en el tiempo. Y es ahí cuando me doy cuenta de todo lo que vivo en lapsos muy cortos. Por ejemplo, ayer (jueves 28) a la tarde noche estaba entrenando en el gimnasio de siempre y mi entrenador me dijo: esto ya lo hicimos ayer, por el miércoles, a la mañana… Para mí hacía tres días que no entrenaba porque hice muy temprano a la mañana, tuve una reunión, me fui a Aeroparque, viajé a Córdoba, hice reportajes, ensayé con Soledad (Pastorutti), viajé a Cosquín, canté con ella, volví a la capital cordobesa, tomé un avión de regreso a BA, mantuve reuniones todo el día y a las siete y media de la tarde estaba en el gimnasio de nuevo. Al final, en unas treinta horas estuve en tres ciudades distintas haciendo tres actividades completamente diversas…

Lo que sí, siempre tengo en claro adónde llego y hacia dónde voy… A lo mejor no en lapsos largos, si me preguntás en este momento dónde voy a estar dentro de quince días, no lo sé. Pero, sé hacia dónde voy mañana.

-¿Qué te va dejando en lo personal, interiormente, esta construcción que tejes con paciencia de artesano y sabiduría de anciano de la tribu?

-Cuando tenía once años, sentí que la música iba a ser el idioma con el que poder comunicarme con los demás y en mi diálogo interno. Más allá de que mis ambiciones y mis deseos artísticos han ido creciendo y diversificando, el motivo por el que hago música, es el mismo. Todo lo que vivo día a día, es por ella, porque la hago. Esta construcción me va dejando la constante sensación, el constante dulce gusto, el buen sabor de estar construyendo mi vida. De aprender a vivir cada día. Cosa que valoro mucho porque es una vida muy dinámica la que tengo. Cada día lo transito de un modo diferente, hago cosas diversas, estoy con personas distintas. Llego a la noche agradeciéndolo, es un tesoro, algo muy grande para mí.

Eduardo Rouillet

Datos

Abel Pintos: “TODO LO QUE VIVO DÍA A DÍA, ES POR LA MÚSICA”
“Cuando tenía once años, sentí que la música iba a ser el idioma con el que poder comunicarme con los demás…”, recuerda Abel.

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